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Estado español :: 05/08/2020

De Nicaragua a Murcia pasando por Bilbo, para morir recogiendo sandías a más de 44 grados

Imanol Intziarte
Sin sombra, sin agua. Es el primero de agosto, y en el campo murciano el sol pega sin misericordia. El mercurio rebasa los 44 grados

Sin sombra, sin agua. Es el primero de agosto, y en el campo murciano el sol pega sin misericordia. El mercurio rebasa los 44 grados. Una cuadrilla de temporeros, mal nutridos, mal descansados, mal hidratados; recoge sandías y las carga en un camión. Jornadas de 10 u 11 horas, de lunes a sábado. El nicaragüense Eleazar Blandón forma parte de ese grupo. No tiene papeles, tampoco contrato. Sobre las dos de la tarde comienza a sentirse mal, hasta el punto de desmayarse.

Finalmente le llevan en una furgoneta hasta un centro de salud de Lorca y lo dejan allí, vestido con la ropa de faena, sin compañía y en muy mal estado. Poco después entra en coma y los sanitarios ya no pueden hacer nada para salvar su vida. Golpe de calor y parada cardiorrespiratoria, reza el informe médico.

La de Blandón es, por desgracia, una historia habitual con un final trágico. Según un reportaje publicado por María Martín en ‘El País’, su primer destino a este lado del Atlántico fue Euskal Herria, concretamente Bilbo, al parecer huyendo del Gobierno tras haber tomado parte en movilizaciones de protesta contra el presidente Daniel Ortega. En Nicaragua tuvo que dejar a su mujer y a sus cuatro hijos, con el quinto en camino.

En la capital vizcaina pidió cita para formalizar su solicitud de asilo, pero no se la fijaron hasta meses después porque el sistema estaba saturado. La llegada de la pandemia anuló ese encuentro.

Eleazar Blandón se encontró sin documentación y sin posibilidad de regularizar su situación. Se trasladó a Almería, donde reside su hermana, y de ahí a la vecina Murcia, para trabajar de temporero en el campo.

Libertad sin fianza

El empresario que facilita cuadrillas de trabajadores a las explotaciones agrícolas ha sido detenido como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores por no tener a Blandón dado de alta en la Seguridad Social. Tras declarar ante el juez, está en libertad sin fianza, con la sola obligación de personarse en las dependencias judiciales cuantas veces sea llamado y de comunicar puntualmente sus cambios de domicilio.

«Venimos denunciando públicamente y ante la Inspección de Trabajo del ministerio del ramo los incumplimientos de las empresas, que no facilitan agua fresca para beber a su personal ni comedores donde puedan protegerse de las inclemencias climáticas y que incluso incumplen la jornada intensiva, con el agravante de estar advertidas de las altas temperaturas que se darían en estos días», remarcó el sindicato CCOO.

Más de 44 grados. Sin sombra, sin agua, sin documentación, sin derechos. «Nos quitan el trabajo», dicen de ellos. Su familia trata ahora de reunir el dinero necesario para repatriar el cadáver.

 

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