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Pensamiento :: 06/02/2011

El poder

Gonzalo Romero
¡¡El poder!! Dícese del dominio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa.

¡¡El poder!! Dícese del dominio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa. También, nos ubica el Diccionario, que es una fuerza, un vigor o una capacidad, incluso posesión actual o tenencia de una cosa. Y que el poder absoluto es despotismo y el tal, versión adquisitiva, las posibilidades económicas que se tienen para adquirir bienes o servicios.

Ayer, viernes, no hubiera hecho falta acudir a ningún diccionario, ni siquiera virtual, para poner un ejemplito a los niños y niñas en la clase de Lengua y Literatura. Hubiese bastado con acercarse al kiosco de prensa más cercano al colegio, y leer en la primera página de la prensa más comprada que “El jefe de Gürtel posee 25 fincas, 30 casas, 2 barcos y 22 coches”.

Quizás no fuese casualidad que, justo a su lado, Zapatero, con una sonrisa tierna y de complacencia asentía a las palabras de la señora Merkel, que dijo que España ha hecho sus deberes y está en el buen camino. A lo mejor ambas noticias tienen su contigüidad.

Tampoco sea casual la frase que los asesores de esta señora con poder, utilizase lo de “los deberes”.
Siguiendo con mis “alomejores” desairados de hoy, sospecho quizás que esta señora está tan contenta porque aquí, en vez de llenar de rabia plazas enteras quienes se estrechan hasta la desesperación porque no adivinan qué va a pasar con su salario mañana, pues en los bares todavía se escucha un: ¡¡con dos cojones!! como admirando a estos poderosos, que para un puñado de personas todavía son fetiches de seres humanos, humanoides de pacotilla que deberían ser, cuanto menos , repudiados, y no escribo desearles ningún mal ni daño, por aquello de no poner en aprietos a Radio Vallekas, que está en crisis.

Escuchando a la señora Merkel y leyendo titulares poderosos, uno entiende mejor qué es el poder y qué significa en una pseudodemocracia. Y también entiende el papel o el rol, que queda más fino literariamente, de la escuela, para que, en el transcurrir del cronos, estos amorales sean la envidia de la plebe.

Y, qué bien les viene a algunos esto de la crisis, un concepto-paraguas que vale igual para el roto de las gestiones ineficaces, como para el descosido desgarrador de quienes sufren siempre las consecuencias de esta desgraciada competitividad, otra palabra muy bien manejada desde el poder para que no decaigan los acelerones de sus posesiones, ya sean poderes enanos o ultrajes tan repugnantes, como los mafiosos jefes de las tramas que todavía, a tenor de las perspectivas electorales, son aplaudidas con la palmetada boba del payaso de este malévolo circo social.

Gonzalo Romero es miembro de la Asociación Cultural Candela

 

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