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Estado español :: 25/07/2006

El imperialismo y el 18 de julio de 1936

Antonio J. Torres - La Haine
El imperialismo le ganó la guerra a la clase obrera y a los pueblos del Estado español. Más tarde, poco después de terminar la Guerra Civil, estas potencias imperialistas acabarían luchando entre sí, dando lugar a la II Guerra Mundial, ya que como señalaba Lenin, el imperialismo llevaba a la guerra. Como hoy en el 2006, 70 años después, estamos comprobando

Si, según Lenin, el imperialismo reunía la peculiaridad especial de ser capitalismo monopolista, éste, a su vez se manifestaba, entre otros rasgos determinantes, por un reparto económico y político-territorial del planeta entre las grandes asociaciones empresariales y las potencias imperialistas, además de por la tendencia a la concentración de la producción, y la situación dominante de los bancos, que, fusionándose con el capital industrial daban lugar al capital financiero.

La fase imperialista implica una visión mucho más global de los capitales para fundamentalmente su exportación, y con ella, su dominio absoluto.

A principios del siglo XX, el desarrollo del capitalismo en el Estado español no dio lugar a que la burguesía rompiera definitivamente con el sistema feudal. Más de la mitad de la población vivía en el campo, siendo solo el 2% de los propietarios los que poseían el 47% de la tierra, concretamente en Andalucía se calcula que a principios del siglo XX aproximadamente 10.000 individuos poseían o controlaban la mitad de la superficie total de Andalucía, sobre una población de más de 3 millones de habitantes.

La producción era escasa, en 1929, el valor de la producción de cereales, vino, aceite y naranjas representó cerca del 20% de la producción estatal, mientras que la producción siderúrgica no llegaba al 2%. Solamente Catalunya, Euskal Herria y Asturias conocieron un auténtico desarrollo industrial con sus características propias y diferenciadas.

A pesar del subdesarollo industrial, el Estado español conoció un extraordinario desarrollo del capital bancario que se extendía a todas las ramas de la producción. La repatriación de capitales procedentes de las colonias y la neutralidad española durante la I Guerra Mundial habían llevado a la creación de grandes bancos como el Hispano Americano, el Español de Crédito, Urquijo, Bilbao, el Vizcaya, etc.

Con la Restauración borbónica y, sobre todo, a inicios del siglo XX se fue cristalizando una "santa alianza" de fusión de capitales entre la aristocracia terrateniente y la gran burguesía dando lugar a la creación de una oligarquía financiera con un poder omnímodo, y muy peculiar en el contexto europeo. El Estado español se convirtió en un Estado imperialista, así los comunistas del PCE de los años 20 y 30, a diferencia del PCE actual o mejor dicho desde el 50 en adelante, no dudaron en caracterizar al Estado español como tal. En este proceso, naciones del Estado español como Andalucía configurarían su estado de dependencia y marginación que dura hasta la actualidad.

Aunque la proclamación de la República el 14 de abril de 1931 se pueda considerar como una victoria de la clase obrera y de los pueblos del Estado español frente a la oligarquía, lo cierto es que la izquierda pequeñoburguesa republicana y el PSOE se mostraron incapaces de acometer las tareas fundamentales que el periodo precisaba, asustados por la reacción que la oligarquía pudiera tener. Mientras la CNT, sobre todo el sector "faista", frente a los "anarcosindicalistas" con mucho más sentido táctico y estratégico revolucionario, se lanzaba a huelgas y luchas mal organizadas y con peor resultado, y el PCE era débil y con ciertos rasgos sectarios. Solamente con la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936 empezó a fraguarse determinados cambios que fueron paralizados por el alzamiento militar y la consiguiente guerra, que respondía únicamente a los intereses de una oligarquía temerosa del más mínimo cambio democrático aunque fuera en un sentido burgués.
En la escena internacional, la República, sobre todo la izquierda pequeñobursesa republicana y sus sucesores radical-derechistas, no solamente no hizo nada por acabar con el colonialismo español en África sino que intentó, dentro de lo que pudo, asentar sus posesiones coloniales. Solo los comunistas, los anarquistas, y determinados movimientos nacionalistas, como el andaluz de Blas Infante, así como también determinados socialistas, se mostraron abiertamente por la descolonización.

Esta oligarquía imperialista española contó en su lucha contra la clase obrera y los pueblos del Estado español con el inestimable apoyo de estados imperialistas europeos. Nada más empezar la guerra, los periódicos británicos The Observer y The Times apoyaron descaradamente a Mola y a Franco, no por nada, capitalistas británicos dominaban prácticamente la economía vizcaína. Por otro lado, las inversiones francesas en el Estado español suponían el 34,6% del total de las inversiones extranjeras, estas inversiones determinaron crucialmente la actitud del Gobierno francés ante el conflicto con toda su hipocresía. En la convergencia de los bancos Urquijo y de Vizcaya como también en Babcock y Wilcox, coincidieron capitales alemanes, franceses, ingleses y españoles ligados al alzamiento. Por su parte los EEUU, en principio contrario a apoyar a una de las partes, se decantó claramente como no podía ser de otra manera, la empresa petrolera Texaco suministró prácticamente todo el combustible a los alzados, y su Presidente, Thorkield Rieber, se entrevistó con Mola para sugerirle como acabar mejor con el enemigo "rojo y antiespañol". Según un estudio Robert H. Whealey, Franco gastó 645 millones de dólares en suministros fuera de España, el 88% correspondió a Alemania e Italia, el 12% restante correspondieron a gastos realizados en el área dólar y libra esterlina, es decir, EEUU y Gran Bretaña.

Por tanto, los alzados no solo recibieron el apoyo de la Italia fascista y la Alemania nazi, sino que contaron con el determinante apoyo de las potencias imperialistas en general respondieran o no a un régimen de tipo fascista. La República solo contó con el apoyo real y efectivo del México de Lázaro Cárdenas y de la Unión Soviética. En muchas ocasiones se ha tratado de "oscurecer" la ayuda soviética a la República, pero los suministros soviéticos no fueron fáciles de transportar, venían de una larga ruta marítima, además submarinos italianos se encargaron de hundir cargueros con suministros soviéticos, pero a pesar de ello, sin la ayuda soviética, especialmente en aviación (según determinados cálculos unos 750 aviones, más unos 200 hechos en Catalunya bajo asesoría soviética), no podría haberse llevado a cabo la ofensiva del Ebro. Por otro lado, la vía terrestre quedó cerrada por Francia para la República, excepto en 1938. Franco no tuvo nunca ese problema: desde el Portugal fascista de Salazar entró todo tipo de suministros.

El imperialismo le ganó la guerra a la clase obrera y a los pueblos del Estado español. Más tarde, poco después de terminar la Guerra Civil, estas potencias imperialistas acabarían luchando entre sí, dando lugar a la II Guerra Mundial, ya que como señalaba Lenin, el imperialismo llevaba a la guerra. Como hoy en el 2006, 70 años después, estamos comprobando.

Antonio J. Torres, "Antón"

 

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