El verano de FLEXtricia

Todo empezó un no me acuerdo exactamente cuándo, ni cúantos eran. Yo estaba abierta de par en par para cualquier curioso o curiosa que se precie como tal; el caso es que me llamó mucho la atención sus desorganizadas maneras de caminar y quizás de actuar: un tanto dubitativas y a veces ciertamente con esa seguridad del que cree que hace algo justo y tremendamente arriesgado. Era un grupo heterogéneo, unos iban con pintas y otros de sport, como quien va de paseo con sus hijos un domingo por la mañana...
(FLEXtricia dixit)

El 11 de Julio de 2008 un intrépido y heterogéneo grupo de mozas y mozos tuvo el atrevimiento en plena crisis inmobiliaria de hacer de aquel lema “Casa ocupada, casa encantada” una realidad social y política. En el transcurso de un crítico verano lleno de despidos masivos, hipotecas hasta el cuello, tejemanejes flexiseguritarios, 65 horas semanales, directivas de la vergüenza y un largo etcétera de despropósitos generales, no podemos dejar de recordar que unas personas han sido capaces de construir un espacio para la reFLEXión y la ciudadanía. En una precariedad absoluta de medios y herramientas, improvisando continuamente. Con fracasos y estrepitosos exitazos, con picos de un electrocardiograma que fluctúa al ritmo cardiaco del individuo, del colectivo y del hostil entorno en el que se desarrolla. Con un continuo movimiento que desprende la energía necesaria para seguir fomentando relaciones más allá del hola y adiós, del buenos días y hasta luego. Como una enredadera entretejiendo redes de participación colectiva y haciendo de la FLEXibilidad nuestra más absoluta premisa y de la tolerancia una actitud inquebrantable. Intentando no desaprovechar ninguna de las individualidades que conforman este espacio. Advirtiendo de los peligros y reclamando responsabilidad en todas las actividades organizadas.

La lista de estas actividades no es nada desdeñable hasta el momento y promete ser interminable en el futuro: conciertos, recitales poéticos, proyecciones de cine, modestos talleres de llingua asturiana, cursos de guitarra, skatepark en construcción, zona de gratuidad (donde cualquiera puede coger libremente lo que necesite: ropa, material escolar…), charlas, romerías, propuestas relacionadas con el fomento de la cultura libre (copyleft, página web en preparación, biblioteca, publicación periódica), etc. Siempre con el inconveniente de conjugar nuestra vida laboral y social con esta otra en esta pequeña comunidad que apuesta por una ciudadanía activa capaz de superar el estigma voto / democracia. Y para cada actividad puede ser necesaria una nueva sala, y la suma de voluntades se esfuerza en acondicionarla para tal o cual evento. No importa el espacio ni el tiempo ni la escena, sólo hacer de lo que parece un imposible algo real y palpable.

La asamblea se encarga de tomar las decisiones importantes. En ocasiones por el propio dinamismo del Centro, por la actividad incesante, se hace imposible esperar a la reunión semanal y se toman determinaciones en función de las circunstancias. Pero siempre con horizontalidad, sin jerarquías, con confianza, resolvemos los problemas que van surgiendo.

Y es que La reFLEXión no se detiene y en su movimiento genera la fuerza y energía capaz de provocar todo tipo de simpatías y empatías tan necesarias para nuestra vida en común como los alimentos que digerimos. A contrarreloj, pues ante esta dinámica inercia es fácil olvidarse de que queda pendiente la fecha y hora de nuestro desalojo, eso que puede suponer nuestra sentencia de muerte o quizá también la constatación de que todos estos meses han servido para fortalecernos, para convencer, para discrepar y, sobre todo, para pensar de la manera más sana y sensata posible cuál es el papel que desempeñaremos en un futuro posiblemente no tan lejano.

No esperamos clemencia por parte de las autoridades ni tampoco necesitamos de la comprensión del propietario, del dueño de una ex-ruina. Nada más –y nada menos- que contamos con nuestra fuerza y con el respaldo del vecindario y de todo el pueblo de Gijón. Y seguimos invitando y animando a la participación de todas y todos, sin límite alguno de edad, género, raza o razón social. Asimismo creemos que otras iniciativas similares son posibles, y sólo la suma y la multiplicación podrá reproducir algo tan necesario en estos tiempos como la autonomía personal y colectiva.

Ya somos VIENTO y como tal nos extenderemos en este mar de espacios vacíos.
(FLEXtricia dixit)

http://www.flextricia.net/

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