En las tapias del convento

Parece que se lió alboroto el jueves pasado cuando en las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron una ley para que ningún diputado que sea elegido senador pueda cobrar más de un sueldo, como hace en la actualidad la número dos del PP y candidata a presidenta de la comunidad, Dolores de Cospedal (254.000 euros al año en total por la suma de varios cargos). Y es que, todos a una, los diputados del PP se ausentaron del pleno en el momento de la votación de la propuesta, llevada a las cortes por el PSOE. El Grupo Popular no votó la iniciativa pero la criticó con dureza, incluso aseguró que se trataba de "un acto ilegal a todas luces", en palabras del secretario de Acción Parlamentaria del PP de Castilla-La Mancha, Leandro Esteban. Para el diputado popular la proposición de ley obedece a una "cacería política" contra Cospedal. Esteban también lamentó que no se hubieran debatido en las cortes las enmiendas presentadas por su grupo para que Barreda renunciase a sus privilegios de "jubilación de oro". Para protestar por la medida, estos individuos e individuas se dedicaron a aporrear las puertas de las Cortes estas por donde caminó tiempo ha un hidalgo que también aporreaba puertas molineras, sólo que este, aunque loco, era hombre de bien y honesto.

La “lección” didáctica realizada por la vía de ”la letra con sangre entra”, es que ellos pueden legislar en nombre de sus amigos empresarios amorales y hacernos trabajar hasta el agotamiento en condiciones de esclavitud hasta la edad en que el cuerpo gaste más que genera para enviarnos después a un asilo previamente privatizado, si antes no se tiene la inteligencia competitiva de pagar un eficaz plan de pensión. Pueden permitir la tortura de nuestros chavales violentados en sus empresariales Centros subvencionados y hacernos creer que el trabajo es un bien que sólo conceden ellos, expropiándonos desde niños en sus escuelas, de una verdad incuestionable cual es que sin los trabajadores, ellos estarían en los arrabales del olvido mendigando un trozo de pan. Quienes cuestionan este deseo apasionado de jodernos la vida juntando pedazos cooperados de solidaridad y convirtiendo las islas de la depresión en archipiélagos de esperanza, son sus enemigos. Para ello, compran los telediarios por donde escupen la basura de sus argumentos. Ayer mismo volvíamos a tragarnos eso de que arrestaron a patadas a un grupo de chavales, supuestos miembros de Segi, porque es banda que prepara los futuros terroristas. Una mujer, cuando a la chica la metieron a empellones en el coche policial, desde fuera la besaba con la mano empujando sus besos hacia el cristal, mientras la niña gritaba: ¡¡ánimo, mamá!!

Nos tenemos que creer que estos jóvenes, que son capaces de tumbarse en las vías de la alta velocidad poniendo su cuerpo a tierra, para denunciar lo que se lleva por delante la competitiva alta velocidad española, son los violentos. Pero lo cierto es que la violencia está dentro de sus conventos, porque un convento oscuro es lo que son estas sedes hediondas donde se decide “democráticamente” quiénes son los que mandan y quiénes los que obedecen, quiénes matan y quienes mueren, quiénes se enriquecen a costa de nuestra sangre y la de nuestros hijos. Dentro de las tapias estas es donde se matan a golpes nuestros sueños.

* Gonzalo Romero es miembro de la Asociación Cultural Candela