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Estado español :: 08/12/2019

Entrevista a Manuel Pérez Martínez ‘Camarada Arenas’ (y 2)

El Otro País
Tengo muchas esperanzas en la nueva generación de jóvenes comunistas

Primera parte de la entrevista

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Manuel Pérez Martínez es el secretario general del Partido Comunista de España (reconstituido), un partido fundado en 1975 en su mayoría por ex militantes del PCE de Santiago Carrillo y de la OMLE (Organización Marxista Leninista). Fue una de las organizaciones que más se opuso a la transición política iniciada en 1977 por considerar que no rompía con el franquismo. De sus filas salieron también los fundadores de los Grapo (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) por lo que los tribunales suelen condenar a los miembros del PCE(r) por terrorismo aunque no hayan cometido atentados, como le ha ocurrido al propio Arenas. Detenido en París en el año 2000 fue entregado a las autoridades españolas y la Audiencia Nacional le condenó a siete años de cárcel por el secuestro del empresario Publio Cordón, y posteriormente a 17 años más por un atentado contra una empresa de trabajo temporal en Madrid en 1998, actos en los que no participó. El preso político contesta a un cuestionario desde la cárcel de Albocàsser (Castellón), donde cumple su condena íntegramente sin ningún beneficio penitenciario a pesar de estar enfermo.

-Pregunta.- ¿Es reversible la crisis de la UE?

M.P.M.- No, no creo que lo sea, pues al final ha resultado ser, con la ampliación, un campo de batalla en el que se están dirimiendo todas las contradicciones que enfrentan actualmente a los Estados capitalistas occidentales. La confluencia de esas contradicciones en el espacio económico y político europeo hace que sea imposible la unión que soñaban los estrategas para crear una gran potencia imperialista. El desarrollo desigual, la crisis económica y social, y la lucha por los intereses enfrentados, en particular de las grandes potencias (a los que se tienen que someter los demás países en su calidad de parientes pobres), han hecho saltar todas las alarmas. Por el momento el Reino Unido se ha descolgado del proyecto imperialista común cuando los demás han rechazado sus desmedidas pretensiones. Y otros socios, con su regímenes más o menos nacionalistas y populistas, se han colocado también en la rampa de salida en su intento de sacudirse la tutela y las relaciones de dependencia que los “grandes” (Alemania y Francia) les han impuesto desde Bruselas.

Por su parte, los EEUU no podían dejar de aprovechar esta ocasión para echar más leña al fuego y debilitar a sus rivales industriales, financieros, comerciales y geoestratégicos. El resultado más inmediato de esta refriega de todos contra todos está afectando de lleno a la estructura militar de la Alianza Atlántica (OTAN), que ame-naza con romperse en dos.

La UE y el bloque militar agresivo atlantista están heridos de muerte. Esta es una realidad que no se puede ocultar y que hoy nadie discute. Lo que ahora interesa más y ha de centrar nuestra atención, es saber qué repercusiones está teniendo esa ruptura en el resto del mundo, particularmente en el campo de lo que se perfila ya muy claramente como el bloque ascendente euroasiático que encabezan Rusia y China. Este bloque ha sido, a todas luces, el principal beneficiario del debilitamiento de los EEUU y de las disputas y luchas de intereses que los enfrentan a otros Estados imperialistas ¿Qué se está fraguando bajo el tablero del “gran juego” de las alianzas geoestratégicas?

En lo que se refiere al Estado español, es indudable que la crisis europea y del capitalismo mundial también le afecte de lleno. Repercute muy directamente en la crisis política y territorial interna española. Repercute igualmente en las relaciones con los EEUU, no sólo en el campo económico y comercial, sino también, muy especialmente, en el terreno militar, por el alineamiento del Estado español con el bloque capitaneado por Alemania, lo que inevitablemente incidirá (lo está haciendo ya) en el llamado “problema territorial”. Así que, no obstante los redoblados esfuerzos que está realizando para librarse de éste, su verdadero “destino en lo universal”, el Estado español (su territorio) está condenado por las leyes de la competencia y de la lucha de intereses capitalistas, a ser parte del botín de guerra que intentarán repartirse los grandes tiburones imperialistas. Razón de más para que cuanto antes pongamos término a la macabra danza europeísta. Dada la situación, pienso que no resultará difícil convencer a los trabajadores de que, aunque se diga lo contrario, ¡fuera de la UE hay vida! La vida que nos niega esa Unión Europea imperialista que nos conduce al abismo.

P.- ¿Qué papel juega la crisis capitalista en el resurgir del fascismo?

M.P.M.- La crisis social y política que genera la crisis económica, comercial y financiera pone en el orden del día la necesidad de la revolución socialista. Esta situación de crisis revolucionaria lleva, como ya hemos visto antes, a los sectores más reaccionarios, chovinistas, patrioteros y militaristas del capitalismo financiero a recurrir a la violencia extrema para implantar una dictadura que le permita conservar sus privilegios y sofocar en sangre las aspiraciones de liberación de las masas trabajadoras, buscar una salida a la crisis capitalista por la vía de las conquistas y la guerra imperialista. La crisis social y política se destaca, pues, desde el punto de vista del marxismo, como la causa principal inmediata del surgimiento e imposición del fascismo. Esta crisis crea condiciones revolucionarias, pero también crea el caldo de cultivo para que germinen las ideas más irracionales y retrogradas, antisocialistas, racistas, patrioteras, etc. y se vayan extendiendo entre los sectores políticamente más atrasados de la población, en particular entre la pequeña burguesía que se ve más afectada por la crisis económica, entre los funcionarios, militares, policías, etc. Pero también un sector de los obreros sin trabajo, que han sido arrojados al arroyo de la exclusión social, son muy receptivos a la propaganda negra del fascismo que busca dirigir su frustración y su rabia, no contra el sistema capitalista y sus representantes políticos (que son los verdaderos causantes de todos sus males y desgracias), sino contra los más depauperados y desvalidos de entre sus víctimas. Buscan también, de manera particular, dirigirlos contra los rojos, separatistas y los comunistas, que son el principal peligro para ellos. En realidad, el verdadero objetivo que persiguen los fascistas no es otros que sembrar el terror entre los trabajadores y desarticular su movimiento organizado para impedir que se incorporen a la lucha contra el sistema capitalista.

No debemos perder de vista en ningún momento el papel que juegan en todo este proceso los socialdemócratas y sus socios reformistas (tipo IU y Podemos) con sus prédicas conciliadoras, su legalismo y su cretinismo parlamentario. Con lo que confunden y dividen a las masas, desvían su atención de los verdaderos problemas y las desmovilizan con vagas promesas, mientras los fascistas se apoderan de los resortes del poder, lanzan a la calle a sus escuadrones y afilan sus cuchillos de carniceros. Es de esta manera como esos canallas y estafadores políticos legitiman el fascismo y le allanan el camino.

P.- ¿Este rebrote del fascismo presenta en el Estado español rasgos propios respecto a otros países europeos?

M.P.M.- Yo no hablaría de “rebrote” del fascismo en España, porque estaría reconociendo que vivimos en un Estado democrático y esto no sucede ni por asomo. Ante todo hemos de tener en cuenta que la dictadura terrorista abierta del capitalismo financiero se ha mantenido aquí durante cuarenta años. Un hecho político de esta naturaleza no se ha conocido en ningún otro país del mundo que haya padecido la lacra sangrienta del fascismo. Añádase a eso otro hecho político también bastante singular como lo es sin duda, la permanencia durante otros cuarenta años del mismo régimen bajo una fachada parlamentaria. Estos dos hechos están entrelazados, son las dos caras de una misma moneda y tienen una base económica y social común. No hace falta recordar que en España, a diferencia de lo sucedido en Grecia y Portugal (por poner los ejemplos que tengo más a mano), la famosa transición a la democracia se hizo, como hemos visto, sin ruptura; es decir, manteniendo intactas las estructuras económicas y políticas del régimen fascista y sin que se llevara a cabo ninguna depuración. Y hoy es el día en el que ni siquiera se le pueden quitar las medallas “al mérito policial” a un torturador como Billy el niño… ¿Cómo no va a tener el fascismo español “rasgos propios” bien diferenciados? Precisamente son esos rasgos los que nos permiten afirmar con absoluta seguridad que, a diferencia de lo que está sucediendo en otros países europeos, en España no se ha producido, no se está produciendo y no se producirá un tal “rebrote”.

El fascismo español brotó en los años 30 del siglo pasado y se ha mantenido bien brotado hasta nuestros días nutriéndose del Estado, por lo que no puede brotar o “rebrotar” de nuevo. Su “espíritu” nacional-católico de cruzada, ultra-reaccionario e imperialista, sus prácticas políticas policíacas, terroristas y mafiosas; incluso los mismos guiños y modos chulescos (no tenemos más que ver las comparecencias públicas de su jefe de filas, Aznar y las de sus cachorros), continúan y están muy presentes en la vida de nuestro país y lo infectan todo. Están presentes en la burocracia del Estado y en los ayuntamientos; en la judicatura y el Ejército; en los centros de enseñanza; en las comisarías y en las cárceles. Están presentes en las redacciones de los periódicos y de los telediarios… Por este motivo en España no ha resurgido el movimiento fascista como lo ha hecho en los últimos años en países como Francia e Italia. En nuestro país los fascistas siempre han estado en lo que hoy es el PP o muy cerca de él. Es verdad que recientemente han aparecido los ultra-ciudadanos y los “voxistas” con su matraca patriotera y populachera del más rancio españolismo fascista. Pero esto ha sucedido porque los peperos y el mismo Estado que los ha mantenido ya no se sostienen en pie y han entrado en barrena. La formación de esos grupos no ha supuesto un crecimiento de la fuerza y la influencia del fascismo en España. Más bien sucede lo contrario: se han dividido en tres partes que luchan entre sí por una clientela cada día más mermada.

Algo parecido está sucediendo con el supuesto rebrote de la “izquierda” representado por Podemos y sus confluencias. Su decantado radicalismo vocinglero vino a ocupar el vacío dejado por la bancarrota política de los GALosos y los carrillistas (que anunciamos desde el momento que se integraron en el régimen para salvarlo de la ruina, y que finalmente los ha arrastrado en su caída). Pero la fiesta les ha durado poco a estos nuevos arribistas. Su seguidismo respecto a las políticas de los socialfascistas (¡los campeones de la cal viva!) les ha insuflado nuevas energías, a la vez que ha provocado la desbandada en sus propias filas. Se ha impuesto la “volatilidad” de los votos que mantienen los respectivos tinglados políticos de unos y otros socios parlamentarios, repitiendo así el esquema de la izquierda servil y tramposa que hizo su carrera política durante la llamada “Transición”. Lejos queda el discurso con el que prometían, entre otras maravillas antes nunca vistas dentro del régimen, el final del bipartidismo y el comienzo de un tiempo nuevo y de una nueva política. Sin embargo, lo que realmente ha sucedido es que han vuelto a los viejos tiempos del pasteleo y a la vieja politiquería. ¿A quiénes van a engañar ahora con sus poses y verbalismo?

Resulta que la “nueva izquierda” es muy vieja. Lo único realmente nuevo en España y con unas posibilidades de desarrollo aseguradas, es el partido de la abstención, del boicot, la resistencia y la desobediencia civil. Este es un movimiento que no para de crecer y que con el agravamiento de la crisis no van a poder contener de ninguna manera: ni con promesas de “cambio” ni con la intensificación de la represión. Por lo demás, es cierto que la plaga del fascismo se ha extendido e invade de nuevo Europa. Pero yo estoy convencido de que esta vez “¡No pasarán!” como lo hicieron en los años 30 y 40 del siglo pasado. En el mundo actual no se dan las condiciones para que ese rebrote alcance la fuerza que se requiere para organizar y llevar a cabo un holocausto y devastación semejante a la última gran guerra. Además, esta vez serían destruidas las grandes ciudades y todas las industrias de los EEUU y producirían millones de muertos, por lo que no creo que el pueblo norteamericano esté dispuesto a pagar ese precio por tratar de mantener una “supremacía” que hoy ya se está demostrando imposible.

Así que, por paradójico que parezca, ha sido esta nueva situación histórica lo que ha facilitado a los fachas españoles permanecer tantos años en el poder y erigirse nada menos que en los “vigías” y en “reserva de occidente”. Pero esta posición, que viene a corroborar de manera delirante lo que he señalado, ya no se puede mantener por más tiempo, aunque acudan en su ayuda, como hicieron en otra época, los nazi-fascistas de los demás países. Y es que la historia no da marcha atrás ni se puede repetir, al menos en la misma forma trágica que conocemos.

P.- De los 40 años de Constitución monárquica usted ha permanecido 25 años en prisión y aún continúa en ella ¿Qué balance hace de su lucha y la de su partido?

M.P.M.Mi lucha y mi vida personal siempre han estado inseparablemente unidas a la historia de lucha del PCE(r), de manera que aunque me encuentre aislado, lejos de mis camaradas, y sepultado tras los muros y barrotes de la cárcel, yo los siento cerca. La verdad, no concibo mi vida sin la militancia partidista o separada del colectivo que formamos el Partido… El colectivismo es una parte esencial de la ideología de la clase obrera y el modo de vida comunista; y aunque resulte un tanto pedantesco decirlo, yo no sabría vivir de otra manera.

Lamentablemente, durante los últimos 40 años no me ha sido posible mantener una estrecha relación con mi familia; esta carencia me ha lastimado mucho en el aspecto personal. Pero a cambio me ha permitido dedicar casi todas mis energías y desvelos a la causa obrera y popular.

En lo que se refiere a la actividad general del Partido, se comprenderá que no pueda hablar de ella, entre otros motivos porque no me encuentro en situación de valorar con objetividad sus resultados concretos. Eso sí, puedo decir con absoluta seguridad y con orgullo, que hemos logrado vencer todas las campañas de “cerco y aniquilamiento” lanzadas contra nosotros por el Estado; las hemos resistido con valor y valentía, sin arriar en ningún momento nuestra bandera y sin renunciar a ni uno solo de nuestros principios revolucionarios marxistas-leninistas. Es seguro que para mucha gente, todo eso carece de importancia, pero para nosotros supone una gran victoria, de enorme trascendencia, de nuestro Partido y de la clase obrera de España. Claro que no podemos sentirnos enteramente satisfechos. Pienso que en la última etapa nos ha faltado “garra”, y que con un poco más de voluntad seguramente habríamos podido avanzar más… La voluntad es el combustible que siempre nos ha movido. Y ese combustible nos lo proporciona nuestra conciencia de clase, así como nuestra ideología, la línea política del Partido y la moral comunista. Sin esos elementos jamás lograríamos dar ni un solo paso adelante en el difícil y duro camino revolucionario. También nos enfrentamos, como todos los organismos vivos, al gran problema del envejecimiento. Claro que en lo que a mí respecta doy por sentado que, como los “dioses del Olimpo”, nunca voy a envejecer… no puedo decir lo mismo de mis camaradas de la “vieja guardia” del Partido que, como son de carne y hueso, se van haciendo mayores. Desde luego, voluntad para seguir adelante no les falta, pero alguno de ellos ya “renquea”. Esto, como digo, es natural que suceda, por lo cual no debemos afligirnos. El ejemplo de abnegación y entrega desinteresada a la causa que han dado estos camaradas (mujeres y hombres) du-rante muchos, muchos años, y que aún siguen dando, permanecerá para siempre en la memoria colectiva de nuestro pueblo, al igual que la de aquellos otros militantes comunistas que nos precedieron en esta prolongada y digna senda.

En fin, tengo muchas esperanzas en la nueva generación de jóvenes comunistas. Lo digo sin ninguna arrogancia. Podemos dar por seguro que los jóvenes camaradas que nos sucederán sabrán hacer su trabajo político, ideológico y de organización entre los obreros y otros muchos trabajadores, mejor que supimos hacerlo nosotros, los hoy ya viejos.

Por lo demás, considero que el hecho de que el PCE(r) se haya convertido en el referente de la parte moralmente más sana, más combativa y más inteligente de la juventud trabajadora española es, sin duda, el logro político más importante y de mayor calado de nuestro Partido y de la clase obrera de nuestro país…

¡¡ Hay futuro, revolución!!

 

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