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Estado español :: 05/07/2019

Fin de ciclo

Izquierda Castellana
Los signos de desgaste y “fatiga de materiales” del Régimen del 78 son tan evidentes que alarman ya a los voceros de ese Régimen

Los signos de desgaste y “fatiga de materiales” del Régimen del 78 son tan evidentes que alarman ya a los voceros de ese Régimen con un mínimo de conexión con la realidad. Las “reflexiones” de los últimos tiempos de Iñaki Gabilondo del Grupo PRISA o de Fernando Ónega de La Vanguardia, entre otras, son un toque de atención en este sentido.

En circunstancias ordinarias las llamadas a “la cordura” de esos gurús -y otros con menor recorrido histórico- serían atendidas, pero las circunstancias no son “ordinarias”. El deterioro y descrédito del Régimen es intenso. El fraccionamiento, dispersión y contradicciones entre sus ‘centros de mando’ es tan profundo que el recorrido de cualquier impulso para avanzar en una determinada línea que surja de algunos de esos ‘centros de mando’ es neutralizada u opacada por otros. Todo el ciclo electoral que acabamos de finalizar, tal como planteábamos en nuestra editorial del 29 de abril de 2019 (¿Servirán de algo las Elecciones Generales del 28 de abril?) parece, tal como reflejábamos en ese escrito, que no les está resolviendo el problema cabalmente. Es más, la figura de Pedro Sánchez, que es lo único que había salido medianamente reforzado de esa travesía electoral, se está “quemando” de forma rápida.

La política es ciertamente una cuestión de voluntad. Sin una fuerte voluntad individual y colectiva no es posible impulsar proyecto común alguno. Pero la política en cualquiera de sus variantes, la reaccionaria o la progresista, está condicionada en última instancia por la realidad material. No hay proyecto posible al margen de la realidad, de la correlación de fuerzas; esto vale para l@s revolucionari@s tanto como para los reaccionarios, entre ellos los defensores del Régimen del 78.

Pedro Sánchez parece estar inmerso en una ola de voluntarismo en relación con su investidura ya, o nuevas elecciones a la vuelta del verano. Sus asesores y él mismo estarán convencidos de que los que pueden facilitar esa investidura no le van a mantener el pulso y en caso de que así fuera, él saldrá reforzado en unas hipotéticas nuevas elecciones al final del verano o principios del otoño. Es posible, pero ello supondría en un plano mas general un incremento más que significativo del descrédito del Régimen del 78, cosa que al movimiento republicano no nos preocupa. No, cuanto más deterioro de este Régimen monárquico-postranquista, más facilidad para destituirlo. En esas hipotéticas elecciones también puede ocurrir perfectamente que la derecha trinitaria obtenga opciones reales de formar gobierno en el conjunto del Estado. No es deseable pero tampoco nos debe generar alarma, pues si tenemos prevista esa situación se pueden articular las tácticas y los recursos adecuados para confrontar con éxito en ella. Un Régimen profundamente deslegitimado, gestionado por un gobierno ultra-reaccionario, es aún una diana más asequible al movimiento popular, aunque las condiciones de lucha puedan ser algo más duras.

Queremos decir una vez más que para derrotar al Régimen del 78, con uno u otro gobierno, son imprescindibles la aportación, la confluencia de todos los movimientos populares, soberanistas y republicanos del conjunto de naciones del Estado, por supuesto cada uno con sus propias estrategias. Ninguno por separado conseguirá acumular las fuerzas suficientes para derrotarlo, ni tan siquiera Cataluña o Castilla, que objetivamente son las que mayor potencialidad tienen para tal objetivo, tal como la historia nos enseña. Esta reflexión ha guiado nuestra teoría y nuestra práctica y así seguirá siendo; porque de verdad queremos vencer y para ello es imprescindible la coordinación en la lucha contra el enemigo común.

No sólo el Estado español está en una situación crítica y en la que maduran procesos transformadores cualitativamente significativos. Europa está en una auténtica crisis, también a nivel mundial. La ‘estupi-inteligencia’ mediática en el Estado español no fue capaz de interpretar en absoluto lo que el Brexit suponía y supondrá. Igualmente les ocurrió con la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales americanas pasadas y que con muchas posibilidades revalidará en las próximas. En su ‘santa-simplicidad’ confunden sus deseos con la realidad. Durante bastantes años eso no les pasaba factura, pero ese tiempo ya se ha acabado. Se acabó el tiempo del “juego de tronos”. Estamos de lleno en el tiempo de la dramática realidad para mal y para bien, también para la brigada mediática y otros servidores bien pagados del Régimen monárquico del 78.

 

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