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Estado español :: 31/05/2023

Frente Obrero: amigo de picoletos y enemigo de trabajadores

Roberto Bordón
El Frente Obrero continúa su andadura reaccionaria, esta vez se reúne con asociaciones de la Guardia Civil y trata de vender que son parte de la clase obrera.

El Frente Obrero continúa su andadura reaccionaria, esta vez se reúne con asociaciones de la Guardia Civil y trata de vender que son parte de la clase obrera. La organización de Roberto Vaquero se dice comunista y en la realidad mantiene una vez más posiciones en defensa del Estado burgués y de un orden reaccionario.

El Frente Obrero (FO) continúa su lucha por integrarse en el Régimen del 78 con su defensa de los cuerpos de seguridad del Estado y de su función represora. Un nuevo episodio en la lista de posturas antiobreras de esta secta que se ha hecho viral por la reunión de su líder Roberto Vaquero con la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Cádiz, donde Vaquero ha afirmado que se trata de trabajadores y de que habría escuchado sus demandas. Una postura falsa que viene a demostrar la ignorancia teórica del líder de FO pero que no es exclusiva de esta secta, sino que se reproduce en otros grupos estalinistas a nivel internacional.

Amigos de los maderos y enemigos de los trabajadores

La postura del Frente Obrero en sí no es novedosa, aunque la foto en redes sociales haya viralizado brevemente esta polémica. Su programa lleva tiempo defendiendo una postura totalmente alejada del marxismo respecto a las fuerzas de seguridad del Estado.

Para empezar, porque parten del punto de considerar a maderos y picoletos parte de la clase trabajadora por su condición de asalariados y probablemente por el origen social de la mayoría de sus miembros. Distintas cuentas ligadas al FO agitan la idea de la defensa de las condiciones laborales de los asalariados como motivo para defender cualquier asociación o sindicato de los cuerpos de seguridad del Estado, como si no hubiera distinción con cualquier otra profesión. Y, sin embargo, sí que la hay. Policías y Guardias Civiles cobran un salario, cierto, pero no por ello participan de la producción capitalista, sino que su función social dentro del régimen capitalista es precisamente defender el orden establecido. Dicho de una forma más simple, han pasado de ser los explotados a ser perros guardianes que defienden a los explotadores.

Engels definía el Estado burgués como “un grupo de hombres armados”, cuyos pilares fundamentales son las cárceles, la Policía, el Ejército y el resto de las instituciones represivas. La función social de estas instituciones es proteger los intereses de las clases explotadoras frente a las clases explotadas. No por casualidad el programa del movimiento obrero desde la Comunidad de París incluía la abolición de policía y ejercito como parte de la destrucción del aparato represivo del Estado burgués.

Posteriormente Trotsky haría un análisis similar sobre el rol de la policía dentro del Estado burgués:

“Todo estado es una organización coercitiva de la clase dominante. El régimen social permanece estable en tanto que la clase dominante es capaz, por medio del estado, de imponer su voluntad sobre las clases explotadas. La policía y el ejército son los instrumentos más importantes del estado. Los capitalistas renuncian (aunque si bien no totalmente, lo hacen en gran medida) a mantener sus propios ejércitos privados en favor del estado para evitar que la clase obrera cree sus propias fuerzas armadas.”

Sin embargo, el Frente Obrero desconoce o ignora las posturas del marxismo revolucionario porque ellos apuestan por un socialchovinismo donde represor y oprimido son parte del mismo grupo sin importar su función social dentro del régimen capitalista.

Es por este motivo que el marxismo revolucionario jamás ha defendido la sindicalización de los cuerpos de represión del Estado ni los ha considerado parte de la clase trabajadora, son más bien traidores de clase. Como demuestran en cada conflicto obrero, poniéndose del lado de la empresa en los piquetes y atacando a los trabajadores y a aquellos manifestantes que apoyen la lucha obrera. O cuando atacan de forma indiscriminada al proletariado migrante siguiendo un ideario racista, el mismo ideario que por cierto también reivindica el Frente Obrero que ya asume y difunde mensajes racistas como el del Gran Reemplazo con el que se criminaliza al proletariado de origen no europeo o de fe islámica.

Desde posiciones socialchovinistas como las del FO se defiende esta postura con la idea de “ganarse” a los policías al servicio del pueblo. Pero como demuestran datos de países como Estados Unidos darle este tipo de concesiones a la policía solo termina en un aumento de la represión y del asesinato de trabajadores. Los sindicatos de policía acaban actuando como grupos de presión para que sus miembros esquiven la más mínima consecuencia tras realizar brutales actos de represión y funcionan como lobbys corporativistas que defienden sus intereses.

Además, se podría plantear una pregunta esencial ¿Qué significa darles “mejores herramientas” para que hagan su trabajo? ¿Darles más y mejores armas para que sean más eficaces a la hora de reprimir a los trabajadores y a la juventud como hicieron en la huelga del metal de Cádiz? Esto ya lo hace el gobierno PSOE-UP.

Pero todo esto le da igual al FO que en su programa en ningún momento plantea la disolución de la policía y otros cuerpos de represión, sino su puesta al servicio del pueblo como el programa máximo, como si fuera una institución rescatable. Mientras tanto, plantean su “democratización”, un imposible al no ser una institución reformable, a partir de 4 puntos:

“Depuración de mandos policiales corruptos al servicio de los intereses de la partidocracia y a aquellos al servicio de la reacción más rancia”.
“Democratización de las estructuras del cuerpo. Incluyendo la posibilidad de sindicarse en la Guardia Civil”.
“Equiparación de sueldos entre los diferentes cuerpos policiales y la Guardia Civil.”
“Supresión de las policías autonómicas y su integración en la Policía Nacional”.

Es decir, ni una palabra de su rol objetivamente reaccionario dentro de un régimen capitalista y más bien una lista de peticiones. Medidas como la equiparación de sueldos que podrían comprar asociaciones reaccionarias como Jusapol y medidas que tratan de vender que podría haber “policías buenos”, policías que no obedecen al mantenimiento del orden burgués. Policías imaginarios suponemos. Suponemos que lo próximo será vendernos policías que no ejecuten desahucios o Guardias Civiles que no disparen a migrantes en Melilla.

No faltará quién nos quiera vender la moto de que ganarse miembros de la policía u otros cuerpos represivos puede ser algo necesario para la revolución o para defenderse del fascismo. Una idea que por un lado revela que quien la pronuncia no está por la revolución proletaria, y que por otro mantiene la misma actitud ilusa o cínica que tiene el reformismo. Veamos qué opinaba el marxismo revolucionario de esta última idea, sobre esto Trotsky afirmaba en el momento de auge del fascismo:

“La esperanza de los partidos reformistas de la Segunda y la Tercera Internacional, y también de los sindicatos, de que los organismos del estado democrático las iban a defender de las bandas fascistas demostró siempre y en todas partes ser una ilusión. Cuando se dan crisis serias, la policía invariablemente adopta respecto a las bandas contrarrevolucionarias una amistosa neutralidad, cuando no colabora con ellas directamente.”

Como vemos, en un momento de crisis del Estado, la policía no dudará en aliarse, si es que no compone de facto, con los grupos más reaccionarios para defender el orden burgués.
Ni siquiera es una postura original o “políticamente incorrecta” como quizás Vaquero vende a su público en Twitch para ganarse un par de donaciones y presentarse como alternativo, un programa parecido fue defendido no hace tanto la izquierda institucional francesa cuando apoyó las movilizaciones policiales también bajo la excusa de “defender las condiciones laborales” y de que podía haber policía al servicio del pueblo. En aquel momento significó dar cobertura a una oleada de políticas liberticidas que alimentaron el odio xenófobo e islamófobo en el contexto de las elecciones presidenciales francesas.

De discursos xenófobos sabe mucho el Frente Obrero, Vaquero soltó un discurso del palo hace un par de meses en el acto Letras en Sevilla presentado por Arturo Pérez Reverte, donde a la pregunta de Macarena Olona, otra amiga del Frente Obrero, Vaquero se quiso hacer el bravo delante de los señoritos sevillanos. El líder del Frente Obrero quiso venderse como un posible líder de una fuerza policial que echase a los migrantes ilegales de los barrios acusándoles de ser un riesgo a la “cultura nacional”. En una declaración que poco tiene que envidiar a la de grupos de extrema derecha más clásicos, el jefe de la secta estalinista expuso rápidamente la conexión entre su programa de nacionalismo españolista y xenofobia con su defensa de los cuerpos de seguridad del Estado. El Frente Obrero es amigo de la policía porque ambos buscan lo mismo, defender el orden burgués y culpabilizar al migrante de la explotación capitalista.

A un lado y otro de los Pirineos, el estalinismo más chovinista apuesta por ganarse la simpatía de maderos y picoletos porque continúa su integración en el régimen burgués como sus más ardientes defensores.

https://www.izquierdadiario.es/Frente-Obrero-amigo-de-picoletos-y-enemigo-de-trabajadores

 

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