lahaine.org
Estado español :: 13/11/2020

¿Marcelino Camacho referente de lucha para la izquierda revolucionaria?

Maité Campillo
Camacho se inclina a la izquierda, la doblega, la entrega...

El día veintiséis de abril de 1937 era lunes, es día de mercado, los vecinos de los caseríos se reúnen en la plaza para vender sus mercancías y comprar lo que necesitan para la semana. La villa tiene siete mil habitantes, a diez kilómetros del mar y treinta de la capital bizkaina, el artista que plasmó el horror fue Pablo Picasso.

Camacho se inclina a la izquierda, la doblega, la entrega...

No fue así para Manuel Vázquez Montalbán que en 1990 al prologar las memorias de Marcelino Camacho escribe de él “Asistiremos a la autoconstrucción de un dirigente obrero, que luchó como peón de la Historia en la Guerra Civil, y que, a partir de la derrota personal y de clase, se movió como un héroe griego positivo, en la lucha contra el destino programado por los vencedores, personal y coralmente. Toda su vida será un trabajador que considera que el mundo no está bien hecho. Es decir, que no está hecho a la medida de los débiles”. [Lenin ya en 1902 en ¿Qué hacer?, no es tan ambiguo como Montalbán, es más profundo, firme y concreto al plasmar el perfil que debe caracterizar a un dirigente revolucionario: “El capitalismo es un sistema imposible de reformar. La tarea histórica del proletariado moderno es destruirlo, no reformarlo”]. Y es que más allá de la miopía de las “reformas” se encuentra la utopía, la sociedad de un estado de derecho y no desecho de la sociedad. Más allá, siempre más allá del sistema de opresión que le confiere nada más y nada menos 'peón de la historia' -¿del capitalismo?- por lo que intentaré bucear entre el mito y el símbolo en que hasta la clase opresora le abriga en su seno. Marcelino Camacho Abad nace en La Rasa, Soria, el 21 de enero de 1918 y muere en Madrid el 29 de octubre de 2010. De él se dice fue un antifranquista nato, un destacado sindicalista y político, fundador y primer secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) entre 1976 y 1987 y diputado comunista por Madrid entre 1977 y 1981.

Sobre las cuatro y media de la tarde las campanas doblaron a ritmo de txalaparta como intuyendo la proximidad genocida. Entre las montañas que rodean el valle aparece un 'monstruo' desbocado. Los caseríos temblaron, el pueblo se agita, después aparecieron más aviones sembrando el pánico. Las primeras bombas se manifiestan destruyendo viviendas y la población corre hacia los refugios muerta de pánico, calles y campos, niños y ancianos, hombres y mujeres presenciando la muerte, llegaba del cielo.

¿Olvidar a cambio de qué? Cuando el Proceso de Burgos del 3 de diciembre de 1970 “Marcelino Camacho estaba en la cárcel de Carabanchel”, dio la causalidad que también se encontrara en dicha prisión el dirigente del PCE (ml) Ángel Campillo 'Edu'. En la cárcel los presos políticos se organizaban por comunas. Los presos del PCE y de CCOO tenían la suya, el resto de presos de otras organizaciones en otras. La comuna de Camacho era “rica”, ya que disponían de todo tipo de manjares, la del resto de presos era más pobre pero lo que les llegaba de amigos y familiares lo repartían entre todos. Bien, los presos de ETA, se habían declarado en huelga de hambre, en solidaridad con los procesados de Burgos. Ángel Campillo se solidariza, lo que motiva una fuerte discusión con los “líderes” de Comisiones Obreras, se genera un abierto enfrentamiento, éste les reprocha su aptitud insolidaria con los presos vascos y proceso de Burgos, haciendo además ostentación, de disponer de “nobles” alimentos como un apetitoso jamón y exquisitas gambas entre otras delicatessen traídas por la propia compañera de Camacho. El reproche tuvo sus consecuencias, carceleros del sindicato y militantes destacados de CCOO se enfrentan con él. La huelga se mantiene, la amenaza se propaga y le dan una enorme paliza entre varios que entran a su celda enviándole nuevamente al hospital, impidiendo se sume a la huelga de hambre ¿Es este el perfil de un líder obrero? Ante el aniversario de su muerte y la avalancha de recuerdos, de honorificar y glorificarlo, tengo que recordar para la verdad histórica, que su conducta fue en todo momento no la de un revolucionario sino la de un renegado de su clase que nunca fue comunista como tampoco lo fue su compañero y amigo (uña y carne) Santiago Carrillo.

El nazi ametralla, incendia, acribilla vivos y muertos, los cazas vuelan bajo, muy bajo rematando la pequeña villa, todo queda destruido. Los ametrallados, aldeanos y aldeanas se retuercen moribundas e indefensas ante la nueva oleada de aviones genocidas que descargan contra la población sembrando montañas de escombro y carne humana entre llamas envolviendo edificios y caseríos.

Tras la firma de los Pactos de la Moncloa Marcelino Camacho hizo de cortafuegos de las luchas sindicales. Mucho antes, cuando CCOO ya había dejado de luchar contra el fascismo de la mano de Carrillo, desde el propio PCE, las Comisiones que se habían destacado por grandes huelgas sindicales y políticas desde los años 60, aquellas huelgas de la siderurgia y minería de Bizkaia, de Asturias, de la construcción en Madrid y otras zonas del Estado que pusieron en jaque a las fuerzas fascistas, políticas y empresariales. Miles de trabajadores desafiaron al régimen hartos de la miseria y explotación en que se vivía por aquellos años en esa su “España” oscura y represiva. Sobre los años 50 el PCE potenció la OSO (Oposición Sindical Obrera), era un sindicato clandestino, pero a Carrillo y sus escuderos les debía parecer unas siglas demasiado radicales para sus entendederas con el régimen y propusieron crear comisiones de trabajadores dentro del sindicato vertical fascista. De ahí nacieron las primeras Comisiones Obreras en Asturies, Catalunya, Madrid, Gipuzkoa y Bizkaia; aunque según los historiadores fue en Laciana (León) dentro de la Minero Siderúrgica de Ponferrada, donde se crea la primera Comisión Obrera. La OSO fue recuperada años más tarde por el PCE(ml) como su sindicato -que llega a adherirse al frente de lucha común cuando irrumpe en escena el FRAP- tuvo cierta fuerza e influencia militante en los años 70, y que, igual que el PCE, lo abolió por algo “más digerible” en la transición en sustitución se crea la AOA (Asociación Obrera Asambleísta). “El líder Camacho”, no hizo otra cosa cuando fue propuesto para ser el Secretario General de las Comisiones Obreras, que ir de la mano de Carrillo (principal motor junto al equipo de asesores exteriores 'de la reconciliación nacional' que van induciendo a la transición para tener controlado todo el movimiento sindical). Ya antes de la muerte del dictador Franco se le llamaba el vendeobreros, época en que había un movimiento sindical-político muy fuerte con múltiples huelgas en casi todo el Estado, que superaba a los propios sindicatos. Muchas de esas movilizaciones no las podía controlar ni frenar el PCE a través de CCOO (En ellas se llega a gritar en manifestaciones y huelgas “fuerzas represivas para que si tenemos al PCE”). Topan con sectores de la clase obrera muy politizados que no se doblegan ante la patronal. Se estaba por dar un último empujón al régimen fascista debilitado, dando coletazos represivos contra la clase trabajadora y otros sectores combativos de la sociedad. Había una efervescencia pre-revolucionaria con una conciencia de clase altísima, por lo que Camacho, y su corriente oficialista, hacían continuos llamamientos a la calma, a la desmovilización, a la inactividad en la lucha castrando a sus militantes de base. Un repliegue táctico de cara a ganar tiempo hasta la muerte de Franco donde ellos esperan grandes prebendas del nuevo régimen, y un cambio de táctica, más digerible y legalista de las principales organizaciones de izquierda. No fueron tan grandes como esperaban las prebendas pero si suficientes para integrarse de lleno en el sistema monárco-fascista, cuyo papel quedó más que demostrado tras los famosos “Pactos de la Moncloa”, de contención y ajustes al conjunto del proletariado.

Humo engullendo el ganado, árboles y cosechas, llamas de asfixia asomando por las casas. Nuevas bombas estallan. Los techos se desploman, la gente corre despavorida de un lado para otro en alarido dramático de terror, el valle entero es una antorcha por donde se filtra sangre y desesperación. Ensalza el vuelo la paloma de Picasso desquebrajando fronteras como pregón informativo contra el horror y holocausto sobre las victimas. El zumbido de los aviones amenaza una vez más acorralando el valle. La lampara es empuñada sobre el cuadro de escena señala encendida al mundo su visión 'POR AQUÍ EL FASCISMO SÍ PASO'.

¿Para que sirven los sindicatos, o a quienes sirven los sindicatos de la “izquierda” hoy? ¿Es el sindicalismo/sindicato una tapadera más del sistema para frenar el fogueo revolucionario? Es evidente que los sindicatos tuvieron una labor importante en el siglo XIX y XX (Hasta la globalización de la democracia capitalista, que destruye las principales industrias, distribuyendo la producción en países dónde la explotación raya el esclavismo). El proletariado (como clase) era numeroso y sobre todo, mucho más combativo; el cual en los países del falso primer mundo se ha diversificado tanto, tantísimo, que ni él mismo se reconoce como tal, prácticamente no existe ya ni como conciencia de clase y menos como organización sindical. El capitalismo ha sido muy inteligente (claro que ha tenido incondicionales serviles que se desviven en fidelidad al sistema) en disgregar para disolver los grandes grupos organizados en las industrias. Compró líderes y quebrantó conciencias. El poder económico mueve fronteras humanas, hasta convertirte en un Mengele de la clase, a la que has pertenecido. Apenas hay fuerza obrera mínimamente representativa para enfrentarse a los empresarios, contra la agresiva marginación económica e inseguridad laboral, que ciñe nuestra existencia en decremento de la dependencia europea, sistema degradante implantado social-militar-económico y político rastrero del imperio. Ni líderes existen, hoy eso es algo ajeno a la clase obrera y voluntad popular. Lo que llaman “líderes” (son lluvia de maná capitalista en 'boom' mediático) van de la mano de lo más corrupto de la historia como la Casa Real y FMI. Ni solidaridad de otros gremios como ocurrió siempre, y eso es historia, hasta que la avaricia personalista

socio-económica se hizo con “nuestra conciencia” (ideológica) en distitución de masas, partidos y sindicatos, donde el punto de mira lo puso paz y democracia (sus pantomimas) políticamente correcto agujerear nuestros bolsillos a favor de la corrupción especulativa y crímenes de estado.

Cada veinte minutos llegaba la nueva ofensiva, los bombardeos interminables que habían comenzado pasada las cuatro treinta de la tarde, acaban poco antes de la ocho de la noche. La última luz tras la puesta de sol muestra los supervivientes entre ruinas de muerte y burlescas llamas ofensivas. Grita el pánico su lamento resaltando el artista sobre el lienzo los dientes de la ira en su rechinar. Yacen mil setecientos cincuenta y cuatro cadáveres junto a ochocientos ochenta y nueve heridos fue el balance. La II Guerra Mundial está echada a suerte, Gernika se convierte en una especie de banco de pruebas de lo que se avecina (A lo que se une entre otros bombardeos 'La desbandà', de 3.000 a 5.000 asesinados, acribillados sobre la carretera de Málaga-Almería entre el 6 y 8 d` febrero de 1937).

Toda institución del carácter que sea dentro del sistema que vivimos de corrupción y explotación es un apéndice del capitalismo que permite y favorece aunque a veces la “riña”, para seguir convenciendo a inocentes de su pasto “amarillo” consolidando la sumisión de burócratas e intermediarios entre el sistema a demoler, y la clase obrera, cada vez más diezmada en todos los sentidos fundamentalmente de dignidad y respeto. Sí, tras la legalización de CCOO y el PCE, en abril de 1977, el sindicato crece vertiginosamente en afiliación como por arte de magia; de 1976 a 1978, CCOO, pasa de 30.000 a 1.823.907 de afiliados. Tras la firma de los Pactos de la Moncloa esta cifra comienza progresivamente a descender pasando a 702.367 en 1981 y a 332.019 en 1986, al igual que el nivel general de sindicación de los trabajadores que desde entonces no pasará del 20% cada vez más amorfo alejado ya de las reivindicaciones políticas. Desde entonces CCOO y UGT han llevado al movimiento sindical y a la situación en los centros de trabajo a las cotas más bajas y denigrantes de su historia. Una casta aristocrática-obrera sólida se impuso dentro de ambos sindicatos objetivamente unidos por un mismo objetivo, subjetivamente, con su propia misión a ritmo particular de claudicación y bomberos de las grandes fábricas allá donde la conciencia proletaria era más vital. Formando ambas corrientes sindicales, parte de la esencia misma del sistema capitalista, una especie de funcionarios de Estado muy bien pagados con miles de liberados que viven muy ricamente como lacayos de la patronal (Marcelino Camacho fue el artífice de este tipo de sindicalismo amarillo y parte integrante del régimen del 78). Como dijo José Martí: 'Será inmortal quien merezca serlo'.

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal