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Estado español :: 20/12/2012

La CEOE en el sumidero

Lucas León Simón
Y me alegro de que individuos como Gerardo Díaz Ferrán, – empresario “modelo” y de cámara de Esperanza Aguirre- estén en la cárcel. Por muchos años

¿Imaginan ustedes las portadas del ABC o La Razón si Cándido Méndez o Toxo hubieran sido detenidos por un presunto delito de alzamiento de bienes, blanqueo de dinero y evasión fiscal por valor de 400 y pico millones de euros?

¿Pueden pensar cómo serían las tertulias de Intereconomía o las portadas de El Mundo en el mismo supuesto?

¿Podrían pensar lo que se estaría publicando en estos momentos si en vez del vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández, imputado en el mini proceso de Bankia, una quiebra de 40.000 millones de euros, fuera imputado un sindicalista de cualquier Comisión Ejecutiva de CC.OO o UGT?

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales, está, ha vivido y estado en el absoluto descrédito. No es casualidad la detención de Díaz Ferrán y el procesamiento de su “número dos”. Responde a una forma de ser, entender y vivir la actividad empresarial en nuestro país.

El prototipo de empresario español es el de un fabricante de pandehigo, que monta su empresa con subvenciones y ayudas miles, que elude todo tipo de impuestos, que despide a Dios y su madre a poco que los higos tengan gusanos y que se compra un “mercedes”, una mansión en la playa y se echa de una a media docena de queridas en cuanto vende un millar de tabletas.

Si llegan a la presidencia de su organización empresarial dicen que “Hay que trabajar más y cobrar menos”, con lo cual se creen además, eso de su condición responsable de hombre de Estado y en las vísperas de huelga apelan a la “responsabilidad” de los sindicatos y se suman al corifeo contra los piquetes, proclamando –por un día- “el sagrado derecho al trabajo”.

En España no hay empresarios, son “empresaurios”, su ideal tiene dos direcciones: cómo defraudar más a Hacienda y cómo despedir más y más barato.

Hay una moral de andar por casa que dice que no está bien alegrarse del mal de nadie. Yo, en ocasiones, no la comparto. Y me alegro de que individuos como Gerardo Díaz Ferrán, – empresario “modelo” y de cámara de Esperanza Aguirre- estén en la cárcel. Por muchos años.

Y si la investigación avanza y “caen” otros como Rodrigo Rato y Arturo Fernández, la cosa casi sería de orgasmo.

 

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