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Estado español :: 26/01/2019

La desatención sanitaria es la muerte lenta de los presos políticos

Movimiento Antirrepresivo de Madrid
Hoy hemos conocido la triste noticia del fallecimiento en Baiona del represaliado político vasco Oier Gómez.

Hoy hemos conocido la triste noticia del fallecimiento en Baiona del represaliado político vasco Oier Gómez. Motivo por el cual aprovechamos para enviar un fuerte abrazo a sus familiares y amigos.

Oier Gómez Mielgo fue detenido en 2011 en Francia. Un año después fue diagnosticado de cáncer y tratado con quimioterapia durante un año sin éxito. A pesar de ello, no es hasta abril de 2017 cuando la justicia francesa, y tras una enorme movilización popular en Vitoria, se niega a entregar a Oier al Estado español y suspende la condena dejándolo en libertad para que sea tratado adecuadamente. En el momento de su excarcelación los médicos le daban seis meses de vida, pero con un tratamiento médico especializado consiguieron alargarla casi dos años. Con ello, podemos afirmar que de haber sido excarcelado y tratado con anterioridad las posibilidades de supervivencia hubieran sido mayores. Sin embargo, ya era demasiado tarde. Hay enfermedades que, si sobrepasan cierto límite sin recibir tratamiento adecuado, se vuelven irreversibles. Así lo apuntaron hace tan solo unos días los propios médicos “Ya no hay marcha atrás. Su estado de salud no tiene retroceso posible”. En total, más de cuatro años ha permanecido Oier en prisión con una enfermedad grave. Hoy, 26 de enero, lamentamos su muerte.

Esta situación no es nueva para nosotros. La lista de presos políticos que han contraído enfermedades en prisión y muerto como consecuencia de ellas, es muy extensa. El líder obrero José Díaz, Joan Comorera o el prolífico poeta y escritor Miguel Hernández son tan solo algunos ejemplos. Recientemente, militantes comunistas como Isabel Aparicio y patriotas vascos como Kepa del Hoyo o el mismo Oier Gómez, estarían en esa misma situación. Todos ellos padecían enfermedades graves contraídas o agravadas por las duras condiciones en prisión (torturas y trato vejatorio, largas condenas, aislamiento, dispersión, alimentación deficiente, etc.) que junto a la consabida desatención médico-sanitaria se convierte en un plan de exterminio lento de aquellos presos políticos que no aceptan el chantaje del arrepentimiento.

En esto consiste dicha política exterminadora. Quienes reniegan de sus ideas son acercados a sus entornos familiares, tratados médicamente con prontitud e incluso excarcelados para que reciban tratamiento. Quienes se mantienen firmes y no claudican son dispersados, confinados en módulos de aislamiento, y sus dolencias son postergadas en una eterna lista de espera. Esta situación está generando una cantidad considerable de presas y presos de avanzada edad, con largas condenas a sus espaldas y con enfermedades graves que ponen en grave riesgo su vida.

O emplazamos a la solidaridad, a la lucha y a la movilización, o tendremos que lamentar más muertes de nuestros presos y presas, presos políticos de nuestra clase, como hoy lamentamos la muerte de Oier.

¡¡ACABEMOS CON LA CRIMINAL DESATENCIÓN SANITARIA!!

¡¡LIBERTAD INMEDIATA PRESOS POLÍTICOS ENFERMOS!!

¡¡AMNISTÍA YA!!

 

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