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Estado español :: 28/09/2019

La inhumación del "caudillo" ¿Por qué no hay nada que celebrar?

Aday Quesada
No pocos Foros de la Memoria histórica no han dudado en afirmar que la decisión de trasladar al dictador es sólo un engaño más

 Según coinciden en considerar los diferentes "Foros de la Memoria histórica", la aceptación legal por parte del Tribunal Supremo español del traslado de los restos de Franco desde el denominado "Valle de los Caídos" a una tumba familiar privada, no resuelve en absoluto ni el problema que plantea la existencia del mismo "Valle", ni tampoco la preservada impunidad legal que han gozado y siguen gozando quienes hicieron posible su régimen político a través del uso de la violencia.

En realidad, el pretendido final que hoy se nos anuncia con el traslado de los restos del dictador, no es tal. Se trata de un cierre en falso de un problema que pervive y seguirá proyectándose sobre el futuro. Un nuevo asunto pendiente que este país agregará a su ya super repleta mochila.

  ¿MIEDO A QUIÉN?

 El presidente Sánchez - destacan los Foros - ha calificado el fallo judicial como un triunfo  de la democracia española. Si trasladar los restos de un dictador es un triunfo democrático, ¿cómo debemos calificar que el mismo Tribunal Supremo que aceptó legalmente su traslado, considerase también legal su nombramiento como Jefe de Estado por la Junta golpista de 1936? ¿Cómo poder discernir esta retorcida decisión antinómica?

 Pero, por si no tuvieran suficiente peso estas disonantes sentencias del Supremo, no deja de resultar tampoco paradójico que habiendo calificado verbalmente a Franco como un dictador, el gobierno de Sánchez, sin embargo, pese a estar aparentemente de acuerdo con que merece ese calificativo criminal, es incapaz sin embargo de hacerlo plasmar como correspondería en el Boletín Oficial del Estado. ¿MiedoY si, en efecto, esa omision estuviera condicionada por el miedo… ¿De quién o de quienes tendríamos que estar temerosos?

 No pocos Foros de la Memoria histórica no han dudado en afirmar que la decisión de trasladar al dictador es sólo un engaño más, similar a otros muchos que han hecho posible mantenerlo durante casi medio siglo en el macrosepulcro que él mismo construyó y eligió para ser enterrado. Y creemos que les asiste la razón.

 Se podría considerar que, efectivamente, el traslado de los restos del militar golpista ha sido una victoria frente a la extrema derecha española, que no deseaba que su ídolo fuera movido ni un solo ápice de ese siniestro lugar. Es posible. Pero en términos genuinamente democráticos, lo logrado con este fallo judicial es patentemente insuficiente, políticamente decepcionante y legalmente contradictorio. ¿Por qué razón?

 No resulta en absoluto baladí que el traslado de los despojos del dictador haya sido asumido por el Tribunal Supremo como si se tratara de un sacrificio más que posmortem se demanda del "caudillo" por España, pues la sentencia del Supremo se produce a tan sólo semanas después de que ese mismo Tribunal lo avalara con otra sentencia en la que le reconocía como un Jefe de Estado legal de España y un militar sin tacha. ¿Cómo poder interpretar tan abracadabrante taumaturgia leguleya de los magistrados de nuestro alto tribunal? ¡Ah, misterios resultantes del insólito ensamblaje entre la legislación autoritaria heredada de una dictadura fascista y la de un régimen pretendidamente democrático!

 Los magistrados del Tribunal Supremo que resolvieron reconocer a Franco como Jefe de Estado legal del Estado español, no hicieron otra cosa en realidad, que concederle al dictador semanas después, su último destino militar. Pero mientras tanto continúa ondeando su bandera en la cresta de todas las instituciones del Estado, y permaneciendo garantizada la impunidad de sus crímenes a través de las leyes del Régimen monárquico establecido a su muerte, y cuya arquitectura institucional él mismo se permitió diseñar. 

 ¿QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE EL ENREDADO Y CONTRADICTORIO BARULLO DE LA INHUMACIÓN?

 Dentro de todo este barullo de enredos, paradojas evidentes y contradicciones flagrantes, la vicesecretaria general del PSOEAdriana Lastra, se atrevió a decir el otro día que "el gobierno de España no admite ni concede honores a dictadores". Bien. Como declaración de cara a la galería esa presunta certeza puede pretender ser hasta valiente. Pero la verdad es que no ha pasado de ser un puro contrasentido, cuando ese mismo Gobierno se plegó y dio su dócil reconocimiento a que la nieta del dictador fuera convertida en la heredera legal del "Ducado de Franco".

O sea, una pieza más al saco de las antinomias: un gobierno que llama dictador al inhumado, pero que le aterra hacerlo constar así en los papeles oficiales; un Tribunal Supremo que convierte en Jefe de Estado legal a un dictador golpista , y una vicesecretaria general que dice "no concede honores a los dictadores", pero premia a su nieta con un ducado.

 Pero en la inhumacion del dictador hay otras connotaciones que resultan interesantes destacar. No se equivocan los "Foros de la memoria histórica" cuando afirman que la "Operación inhumación" ha sido manifiestamente insuficiente porque el llamado "Valle de los Caídos" no fue un monumento erigido a Franco, sino dedicado a la legitimación de su Golpe de Estado y a la Guerra posterior que desencadenó. El macro Monumento es, en efecto, la viva expresión en piedra de todo el horror que generó la contienda que él y sus huestes provocaron. Pero es también la expresión plástica escogida para dejar patente la iconografía nacional-católica, que no es otra cosa que la variante española del totalitarismo fascista. La Cruz del Valle no es, pues, en ese sentido una mera cruz cristiana, sino la del nacional-catolicismo que se impuso a partir de 1939. Por ello, mantenerla dominando todo el horizonte que la circunda, resulta una humillación colectiva que no será resuelta con un simple traslado de restos. Esa es la razón - enfatizan desde los "Foros de la Memoria" - por la que hay que desmontar la Cruz, desacralizar la basílica y disolver la congregación de monjes que la custodian…

 Conviene recordar por otra parte, que la existencia de los enterramientos colectivos en la cripta constituyen un auténtico horror cuando se conocen en detalle las circunstancias que los rodearon. Fueron inhumados por decreto, sin pedir permiso a nadie. Se rodeó al dictador de los cráneos de sus enemigos, en un monumento construido para legitimar la matanza de todos de los que lo iban a acompañar. Las criptas llenas del Valle son la mejor prueba del desprecio del Estado español actual a cuantos entregaron sus vidas en la defensa de la libertad de todos. No es la dignidad de las víctimas la que está cuestionada, sino la del mismo Estado supuestamente democrático, encuéntrense donde se encuentren los restos del dictador.

 El hecho evidente es que el traslado de restos de Franco podra servir para realizar fuegos de artificios electorales, pero no resuelve nada de lo sustancial en la lucha contra la impunidad legal de la que siguen gozando sus victimarios, vivos o muertos. Supone, eso sí, una negativa a los deseos expresados por la familia del dictador. Pero muy poco más. El Valle, como un monumento a la dictadura que es, continuará intangible. Intocado e intocable, como no ocurrió con ninguno de los fastuosos monumentos políticos construidos en aquellos países en los el fascismo, como en España, controló el poder del Estado.

 BREVE EPÍLOGO PARA QUIENES DESEEN ENTENDER ALGUNA COSA DE LO QUE SUCEDE

 Como ha sucedido con todos - enfatizamos, todos- los gobiernos encabezados por el PSOE, lo único que sus dirigentes han sido capaces de hacer es cambiar los muebles de lugar para que todo siga permaneciendo igual. La aplicación de este simple principio lampedusiano no ha logrado otra cosa que sorprender la candidez de los más ingenuos - que no son pocos - y cabrear la inteligencia de los más lúcidos.

 

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