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Pensamiento, Cuba :: 11/01/2010

La verdad no se ensaya. Revolución, ideología y política en Cuba

Julio César Guanche
La justificación de la Revolución se da tanto en la idea «los muertos mandan» como en el testimonio de nueva vida de un campesino: «Yo, que nunca había dormido en colchón»

Premio de Ensayo y Fotografía Casa de las Américas-CLACSO 2009 «Cuba, a cincuenta años de la Revolución: balance, desafíos y perspectivas»

Jorge Mañach mostró (1944) el preludio de la conducta revolucionaria en la actitud que llevó a la vanguardia de los años veinte a repudiar los hábitos de convivencia social y política en la fecha y a odiar, entre otras muchas cosas, a las mayúsculas en el lenguaje, porque en la política las mayúsculas eran la imagen simbólica de la tiranía. (Es útil retener la fuerza de esa parábola: la democracia como el lenguaje que se sirve y sirve a las minúsculas, allí donde todas las palabras causan efectos iguales y son pronunciadas por iguales.)

La cuestión de las mayúsculas define lo esencial: de quién es la Revolución, ¿del sujeto o de «la ideología»?, ¿del ciudadano o de la «naturaleza»? La mayúscula hace que la ideología funcione como la racionalización de la política, como metajustificación del comportamiento de «La Revolución». «En tanto instrumento de transformación consciente de la sociedad, la ideología de la Revolución Cubana desempeña un papel decisivo en la correcta solución de los problemas sociales, orienta sus acciones ante la realidad cambiante». He aquí un sueño que produce monstruos: la ideología haciendo las veces de programa infalible de gobierno.

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La Rosa Blindada

 

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