La Torre y la crisis de Puerto Triana

El pasado 23 de julio tuvo lugar una visita del ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos) para estudiar in situ la evolución del proyecto y emitir un nuevo informe sobre el proyecto de Caja Sol y el Ayuntamiento de Sevilla, que complemente el que ya realizó hace unos meses. El ICOMOS, organismo vinculado a la UNESCO, fue invitado a tomar cartas en el asunto por el movimiento de oposición al proyecto que aglutina a ecologistas, defensores del patrimonio y crític@s del urbanismo espectacular y especulador y coincide con éstos en las críticas al proyecto de rascacielos para Sevilla.

Esperamos que con el ICOMOS también la crisis económica haya llegado en ayuda de los opositores a la Torre de Puerto Triana, para obligar a los promotores a parar el proyecto, que no podemos sino imaginar como un monumento que la caja andaluza y el Ayuntamiento querían hacerse a sí mismos, para celebrar su grandes éxitos económicos.

Sin embargo, como muchos afirmaban, la realidad ha demostrado que este éxito era una ficción, la famosa burbuja que finalmente estalló; una ficción de progreso – que aunque en el proceso ha dejado a muchos nuevos ricos, como El Pocero, Portillo o Fernando Martín, - cuya deuda (Martinsa) de más de 4.000 millones de euros está financiada en su mayor parte por las cajas españolas -, también dejó a miles de personas hipotecadas a 25, 30 ó 50 años pagando casas a un precio muy por encima de su valor real, decenas de miles de casas vacías tan sólo en la provincia de Sevilla, y el territorio, patrimonio de todos del que se benefició desproporcionadamente una minoría, irreversiblemente esquilmado. Dicen que eso del desarrollo sostenible era satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.

Las crisis forman parte del capitalismo (los de mediana edad ya hemos vivimos anteriormente la de los 70, la del 81, la de los 93, la de las punto com; no es posible dejar de pensar que están íntimamente relacionadas con los períodos de expansión que las preceden. No debería resolverse la crisis, - según proponen los sectores empresariales y aquí habría que leer con atención el último libro de Naomi Klein, "La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre" -, apretando el cinturón de los trabajadores, esto es recortando derechos sociales y laborales y ayudando a los supuestos motores de la economía, es decir a los que se enriquecieron en el período de boom precedente, en nuestro caso los promotores, los especuladores y la banca. Por el contrario, sería más bien a estos últimos a quienes habría que pedirles que ahora arrimaran el hombro a cuenta de lo acumulado durante los últimos años.

Estaría bien, para empezar, que Cajasol y nuestras autoridades económicas reflexionaran sobre qué es el verdadero progreso económico y social. Sin duda así desestimarían definitivamente su proyecto de torre de babel y se concentrarían en los fines sociales a los que por fundación se deben, para dejar la economía especulativa y aplicarse a la construcción de una economía y una sociedad más sostenibles.

Torres más altas han caído. Y ésta aún está en los cimientos.

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