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Estado español :: 08/12/2008

Mientras el alcalde de Las Palmas se hermana con Rabat, el gobierno marroquí desata ola de represión

A.R. Suárez
Ninguna de las violaciones de los derechos humanos cometidas durante su visita a la capital de Marruecos provocó una sola palabra de condena del alcalde de Las Palmas

Con el boato propio de este tipo de eventos burocráticos, el pasado jueves, 4 de enero, los alcaldes de Las Palmas de G.C. y de Rabat firmaban un memorándum, declarando oficialmente hermanadas a la ciudad grancanaria y a la capital administrativa del Reino de Marruecos. Al acto asistieron también el presidente de la Comunidad de Rabat, Abdelkébir Berkia, y el secretario primero de la embajada española en Marruecos, Javier Puig.

Los fines del referéndum suscrito son - de acuerdo a lo expresado por los firmantes - "profundizar en el entendimiento mutuo y la amistad favoreciendo el desarrollo de la cooperación bilateral entre Marruecos y España… así como “promover el desarrollo social y la cooperación entre ambas ciudades e intercambiar respectivas experiencias en la forma de gestionar la administración local”.

Después de rubricar el acuerdo institucional, el alcalde de Las Palmas visitó la sede del Instituto Cervantes en la ciudad marroquí. Institución que posee una biblioteca considerada “una de las referencias de la difusión de cultura en español para Rabat y los medios universitarios de todo el país”. Toda la jornada trascurrió, por tanto, en un ambiente de armonía muy congruente con la “evolución democrática” en la que - según afirman sus múltiples propagandistas, entre los que destaca el propio Saavedra - se encuentra inmersa la monarquía marroquí. Esta es, al menos, la idea que podría extraer quien se limitase a leer la ‘crónica rosa’ del encuentro distribuida por las principales Agencias de Prensa.

La realidad, sin embargo, resulta mucho menos amable fuera de los lujosos salones en los que fue recibido el alcalde de Las Palmas. Mientras Jerónimo Saavedra era obsequiosamente agasajado por las autoridades marroquíes, miles de efectivos de las fuerzas de seguridad de este país se desplegaban por las principales ciudades ocupadas del Sáhara Occidental, tras el asesinato de dos estudiantes saharauis, para evitar un posible levantamiento popular.

Los dos estudiantes, Houssein Abdessadik kteyif y Jaya Baba Abdelaziz, fueron atropellados el pasado lunes día 1 por un conductor marroquí, mientras realizaban una sentada junto a la estación de autobuses de la ciudad de Agadir reclamando algo tan básico como “su derecho al transporte”. Quienes participaban en esta protesta pacífica se vieron sorprendidos por la llegada de uno de estos autobuses - registrado con la matrícula A-B-6687 - que arremetió contra la muchedumbre causando varios heridos graves, uno de los cuales se encuentra en coma, además de los dos muertos mencionados. Las fuerzas de seguridad marroquíes, por su parte, intervinieron brutalmente contra los manifestantes para contribuir a disolverlos y detuvieron arbitrariamente a tres de ellos.

Como respuesta a estas actuaciones, el Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) manifestó - en un comunicado distribuido por la Agencia Saharaui de Noticias - que “considera al Estado marroquí responsable de ese crimen odioso y de sus consecuencias”.

El miércoles 3 de diciembre, solamente un día antes de que Saavedra se comprometiese con su homólogo en Rabat a “intercambiar sus respectivas experiencias en la forma de gestionar la Administración”, los estudiantes de secundaria de El Aaiún organizaban numerosos actos pacíficos de protesta para condenar la muerte de sus dos compañeros. Una vez más, las fuerzas marroquíes respondieron reprimiendo a los jóvenes manifestantes. La policía marroquí se empleó con especial dureza en el instituto de Lamfala, golpeando a alumnos y a algunos profesores y deteniendo a la profesora saharaui de Inglés Mahyuba Asergui, que fue liberada horas más tarde "después de sufrir extrema violencia, insultos y malos tratos en los interrogatorios a los que fue sometida en comisaría". Las manifestaciones continuaron reproduciéndose en El Aaiún, y en cada una de ellas las fuerzas armadas marroquíes se emplearon a fondo contra los civiles, comenzando luego la persecución de activistas saharauis de Derechos Humanos, estudiantes y sospechosos de participar en los actos de protesta.

Según informaron fuentes saharauis, las unidades policiales entraron "a la fuerza y sin orden judicial" en la casa de la familia del ciudadano Mohamed Sabahi, que "registraron violentamente insultando y golpeando a todos sus moradores y dejando herida a una de sus hermanas", en la de Hasena Alahia y en otras muchas. Durante los registros se detuvo al ciudadano Jnemdia Aomar, relatan los testigos. Los últimos informes sobre el estado de sitio en el que se encuentra la población civil en estos territorios apuntaban que la represión continuó el jueves 5, cuando fue detenido el estudiante Mohamed Alí Ndour.Las mismas fuentes alertaron de que "las detenciones, la violencia y la tortura continúan", pero los activistas de Derechos Humanos en la zona se ven imposibilitados de informar al exterior por "el bloqueo policial y militar total" bajo el que permanecen los barrios de población saharaui. Impedir que alguno de estos activistas pueda comunicar al exterior lo que está sucediendo en los territorios ocupados es otra de las prioridades de las autoridades marroquíes, por lo que las casas de los más conocidos, como el Premio RAFTO de Derechos Humanos Sidi Mohamen, conocido como “el Mandela norteafricano”, fueron cercadas por tropas del régimen de Rabat.

Ninguna de estas gravísimas violaciones de los derechos humanos cometidas durante su visita a la capital de Marruecos provocó, sin embargo, una sola palabra de condena del alcalde de Las Palmas de G.C. Jerónimo Saavedra, defensor impenitente de la monarquía alauita, parece ser uno de esos “demócratas” capaces de disfrutar de las más refinadas recepciones diplomáticas sin que las torturas y asesinatos perpetrados por sus anfitriones estropeen su buen apetito. Con razón podría afirmarse, pues, que incluso antes de firmar el documento que lo acredita, el pasado jueves, éstos asesinos eran ya sus auténticos “hermanos de sangre”.

Canarias-semanal.com

 

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