lahaine.org
Pensamiento :: 23/12/2003

Muchos juguetes, poco juego

Alizia Stürtze
El juego es la forma de expresión infantil más decisiva.

Uno de los temas recurrentes de estas hipócritas fechas navideñas suele ser el de los juguetes: la manipulación que sobre su elección ejerce la publicidad audiovisual, el voraz consumismo, el sexismo de las campañas promocionales de la industria juguetera que reproducen la diferenciación de género, lo contrario a la «cultura de la paz y la tolerancia» que es «armar» a los niños y permitirles que «jueguen a la guerra»... Desgraciadamente, igual que la celebración del «Día del Niño», se trata de un lavado de cara anual que no va al fondo del problema: el grave deterioro y la preocupante marginación que cada vez más aceleradamente viene padeciendo el juego, esa actividad imprescindible para el crecimiento físico, intelectual, social y afectivo del niño, y que, según Freinet, cumple parecida función a la que en el adulto cumple el trabajo liberador y creativo.

El juguete de la tienda no es elemento indispensable del juego. Sí lo es ese poder de la imaginación infantil, ese aliento lúdico previo, que es el que convierte cualquier objeto inanimado en juguete vivo que le depara al niño sorpresas, emoción y alegría. La cuestión central no es pues la elección por parte del adulto del objeto pedagógicamente correcto. La cuestión central es la reducción del tiempo de juego; su cada vez menor valoración social ía la par que aumenta la de las actividades extraescolaresí; la falta de creatividad y de riqueza cultural provocada por la omnipresente televisión y la presión publicitaria; la disminución de los espacios de juego; la pérdida de las tradiciones populares que se transmitían generacionalmente y que se han sustituido por juegos «modernos» (la play station y demás) uniformizadores, competitivos y desprovistos de esas dos características fundamentales de la actividad lúdica que son la capacidad de intervención creativa y la de acomodación al entorno y a los otros, con espíritu crítico y transformador, y según reglas obligatorias pero libremente aceptadas.

El juego no es una pérdida de tiempo ni una simple válvula de escape que dejamos practicar a los niños cuando ya han hecho todas sus tareas o, el domingo a la tarde, «para que no molesten». Es la forma de expresión infantil más decisiva. Según la Declaración Universal de los Derechos del Niño, es deber de la sociedad y de las autoridades públicas poner los medios para que las crías de humano «disfruten plenamente de juegos y recreaciones». Más que hacerles propietarios de complicados juguetes en los que no creemos ni ellos ni nosotros, nuestra responsabilidad personal y colectiva es poner las condiciones mínimas de espacio, tiempo, libertad, estimulación y compañía para que nuestros hijos se hagan adultos autónomos, críticos, solidarios y responsables con su entorno a través de esa explosión de vida creativa que es el juego.

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal