Nueva ocupación en la ciudad enmarcada en la semana de lucha social en Sevilla

El sábado 26 de abril, miembros de colectivos sociales, vecinxs y artesanxs okuparon la antigua fábrica de sombreros, situada en pleno centro de la ciudad de Sevilla. De este modo, enmarcando la actividad dentro de la “Semana de Lucha Social”, reclaman el uso del edificio como espacio socio-cultural y de acogida de talleres tradicionales de artesanos.

La semana de lucha social, convocada por organizaciones políticas y sociales desde el 25 de abril hasta la manifestación del 1 de mayo, comienza de esta forma, con una okupación reivindicando la recuperación de los espacios tradicionales de convivencia y trabajo, que se van perdiendo ante el ataque especulativo y urbanizador.

La antigua fábrica de sombreros, situada en la calle Heliotropo (en la zona de San Luís, en el caso histórico de Sevilla), es un inmueble cuyo origen se remonta a 1883, cuando Fernández Roche comenzó a ponerla en funcionamiento. Sin embargo, lleva más de una década en abandono, aunque en el actual PGOU esté proyectado como equipamiento socio-cultural y espacio para talleres de artesanos. Entre la aprobación inicial y final del documento, la administración ha recortado casi la totalidad del espacio dedicado a actividades artesanales, mostrando escaso interés en el mantenimiento de esta actividad tradicional y en la protección de la cultura sevillana, en general.

Mientras tanto, el Ayuntamiento sigue prometiendo espacios de uso público que terminan en manos privadas para satisfacer a las inmobiliarias y especuladores. Igual ocurre con este espacio, en el que el Ayuntamiento sigue sin intervenir, retrasando la expropiación, sin favorecer a esos talleres artesanos que se ven obligados a marcharse del centro debido a la presión urbanística y no tienen ningún lugar donde quedarse. Es este precisamente el caso de los corrales de artesanos característicos de la ciudad, como el corral de la calle Castellar, los talleres del Pasaje Mallol u otros lugares típicos que están siendo desalojados.

Lo mismo pasa con los jóvenes, que se ven retirados a botellódromos y discotecas en las afueras de la ciudad, alejados de los centros culturales tradicionales y participativos de ocio y de socialización. El Ayuntamiento, en todo este contexto no hace más que seguir apoyando los desalojos y derribos de edificios históricos, mientras derrocha el dinero en obras de cara al turista y al exterior, como las “setas” de la Encarnación.

Para aplacar y denunciar esta coyuntura se ha llevado a cabo la ocupación, que ha sido respondida con la actuación policial, que ya ha identificado y denunciado a las personas implicadas. Por su parte, la Subdelegación del Gobierno, que recibió de los “okupas” un fax anunciando sus intenciones, también ha denunciado y expresado públicamente su rechazo a este tipo de acciones, además, ha dado parte de lo ocurrido al propietario, que debe ser quien lo denuncie para comenzar el desalojo.