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Andalucía :: 02/04/2015

"Tenemos que transformar el potencial libertario en militancia anarquista"

Periódico CNT
Entrevista con Pasión Pineda, secretaria general de la regional andaluza. Realiza un repaso de la actividad y estado actual de los sindicatos que componen esta regional

Funcionaria de carrera desde hace cinco años, Pasión Pineda comenzó a trabajar pronto, muy pronto. A los 10 años ya recogía aceituna durante los dos meses que dura la campaña. Luego, a los 18, constituyó junto a otros compañeros una cooperativa de hostelería. Años después su inquietud le llevó a crear un taller de serigrafía con la autogestión como instrumento de gestión. Después de unos años en Canarias trabajando en hostelería regresó a su añorada Córdoba, donde simultaneó trabajo y estudios para conseguir la diplomatura en Relaciones Laborales. Su conciencia obrera surge en paralelo a la imagen del señorito andaluz y el cortijo. “Te contaré una anécdota. Siempre he odiado el Land Rover y un día me pregunté el por qué de aquel sentimiento tan hondo y arraigado. Identificaba de modo muy directo el vehículo con el señorito y el duro trabajo en el campo”. Desde junio de 2013, Pineda asume la secretaría general de la regional andaluza.

Pregunta.- ¿Qué significó asumir esta responsabilidad?

Respuesta.- Estoy afiliada desde 1994 y desde entonces siempre he militado en el sindicato de Córdoba. Asumir la secretaría supuso un acto de responsabilidad que implica un compromiso similar al que adquieren otros compañeros. Nunca hasta entonces había tenido responsabilidades a nivel regional o confederal, así que, después de evaluar lo qué significaba dar el paso, concluí que había llegado el momento.

P.- Andalucía fue en su tiempo un claro referente de la lucha anarquista, pero ¿cuál es la situación actual?

R.- La situación es compleja y paradójica porque, si bien es cierto que CNT no tiene la capacidad de movilización de otros tiempos, las ideas que conforman el espíritu libertario están muy presentes en la vida social y política andaluza. Son muchos los movimientos sociales (ecologistas, antimilitaristas, etc.) que han bebido y beben de las ideas ácratas en su forma de organizarse. Asamblearismo, horizontalidad, acción directa, autogestión…todo ello tiene un innegable poso libertario que está ahí.

P.- ¿Por ejemplo?

R.- Desde el 15-M se observa un repunte de las actitudes libertarias. Ahí están los proyectos que han emergido al margen de las instituciones: la corrala Utopía de Sevilla, las corralas de Sanlucar de Barrameda, el centro social Rey Heredia de Córdoba.
Tienen en común el carácter libertario con la autogestión, la asamblea, la solidaridad y el apoyo mutuo como señas propias de identidad. Igual ocurre con movimientos sociales del tipo Stop Desahucios o la PAH, donde la acción directa se convierte en un instrumento para impedir los desalojos. Incluso los escraches son fenómenos que forman parte de las distintas formas de lucha que alumbra el anarquismo. Desde esta óptica somos optimistas. Pero tenemos un gran reto por delate: debemos ser capaces de saber encontrar las claves para poder transformar todo este potencial libertario en militancia anarquista y anarcosindicalista. Casi nada.

P.- ¿Cómo se observa desde el sindicato el amplio abanico ideológico que ofrecen partidos y organizaciones desde la izquierda sociológica?

R.- Tenemos claro que la emancipación social debe ser fruto del trabajo y de la lucha del pueblo organizado. Capaz de conquistar su libertad, tanto en las calles como en los centros de trabajo. De nadie, absolutamente de nadie, que no seamos nosotros y nosotras, vamos a esperar ninguna ayuda. En esta situación de crisis sistémica del capitalismo a la patronal y a la banca les interesa que el pueblo trabajador siga confiando en la máquina electoral. El sistema burgués reclama para sus intereses el mantenimiento de las viejas estructuras maquilladas para aparentar que son nuevas, frescas y dinámicas. Pero es todo igual.

P.- Viejos y nuevos tiempos para la política…

R.- Esta dinámica que se pretende es muy peligrosa. Puede llevar a la desmovilización y poner de nuevo esperanzas en las instituciones como remedio de males. Para evitar este escenario desde CNT luchamos para que no sea así. La gente debe saber que solo la fuerza de un pueblo organizado garantiza arrancar victorias a nuestro enemigo de clase. Victorias que sirvan para darnos cuenta del potencial que tenemos; que permitan elevar el nivel de conciencia con el objetivo de hacer posible la transformación social. Este esfuerzo lo tiene que realizar el pueblo trabajador, al margen de instituciones, sus gobiernos y a pesar de muchos partidos y organizaciones de la izquierda sociológica.

P.- En este escenario, ¿es difícil el crecimiento de la afiliación?

R.- La afiliación a un sindicato como la CNT siempre ha sido compleja. Es una afiliación comprometida, militante -te diría que hasta revolucionaria- y esa actitud a veces tiene un precio muy caro porque corre riesgo de perder el trabajo. Nuestra acción sindical, basada en la acción directa y el apoyo mutuo, requiere de un nivel de conciencia y compromiso que no resulta fácil. Estamos en un momento en el que desde las maquinarias burocráticas “sindicales” se hace creer que los problemas laborales se solucionan desde los comités de empresa. Y a este espejismo contribuyen los profesionales del falso sindicalismo institucional.

P.- ¿Qué tipo afiliación hay?

N.- El 67% es de sexo masculino y se concentra en las capitales de provincia, pero tenemos presencia en un buen número de pueblos, donde perdura la tradición anarconsindicalista. Más de la mitad de los afiliados superan los 40 años, aunque últimamente se observa que llega gente joven con ganas de pelear, trabajar y aportar su granito de arena en esta tarea que tenemos por delante.

P.- Causa perplejidad que, después de tantas legislaturas controladas por el PSOE, Andalucía tenga carencias muy por encima de otras comunidades autónomas. ¿Por qué?

R.- No hay que olvidar que el franquismo se cebó especialmente en Andalucía. Y lo hizo tanto a nivel represivo como económico. Se condenó a esta tierra a vivir del campo y, a partir de la década de los sesenta, del turismo. Con la llegada del PSOE el núcleo de estas políticas se ha mantenido, ahora vinculado al papel asignado por la CEE para reforzar el turismo y la exportación de productos agrarios.
Casi 30 años después de la entrada de España en la Unión Europea Andalucía no dispone de una industria de transformación y envasado de la mayoría de los productos que da esta tierra. Con los datos del censo de 2011 descubrimos que 4 de cada 100 residentes tienen nacionalidad europea. Este diseño es igual al que ya existía hace 40 años.

P.- Y entretanto, el tópico nos habla del señorito. ¿Todo sigue igual?

R.- ¿Viste la película Los santos inocentes? Todo sigue igual. La duquesa de Alba tenía su domicilio fiscal en Madrid para pagar menos impuestos; las políticas de subvenciones agrícolas refuerzan al señorito porque las ayudas de la PAC benefician al latifundista, aunque tenga improductivas sus tierras. Las luchas de los jornaleros se quieren evitar a base de medidas que no llegan al fondo del asunto; las medidas sociales son meros parches.

 

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