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Pensamiento :: 05/08/2008

Sobre individualismo y otras cosas

Gabriel Pombo Da Silva
Las revoluciones, como las revueltas, insurgen cuando la separación y tensión entre gobernantes y gobernad@s se hacen insoportables, cuando los intereses de clase chocan frontalmente?

18 de julio 2008

Sobre Individualismo y otras cosas…

¡Qué rapido caen el «anatema» y las diversas «condenas» de individualista y/o insurreccionalista cuando un@ o vari@s anárquic@s son detenid@s y encarcelad@s por sus actividades expropriadoras o dinamiteras!

Y no creais que quienes más nos atacan e insultan/critican son nuestr@s enemig@s naturales y todo el elenco de lacay@s a sueldo que componen y sostienen este sistema…

No, las condenas más enérgicas y las argumentaciones más peregrinas debemos leerlas y oirlas de es@s cuantitivistas que esperan y esperan (no se sabe muy bien qué o a quienes…) y duran y duran como las pilas alcalinas sosteniendo el rancio y sempiterno discurso que dice: «La expropriación deberá ser colectiva»; «La violencia revolucionaria cuando estemos list@s para asaltar el cielo», y/o «La revolución será social o no será», etc.

Las revoluciones, como las revueltas, insurgen cuando la separación y tensión entre gobernantes y gobernad@s se hacen insoportables, cuando los intereses de clase chocan frontalmente… La diferencia entre revolución y revuelta es sólo una cuestión cuantitativa y cualitativa, pero los medios y los fines son los mismos: libertad, dignidad, autogestión de los recursos, etc.

Teniendo en consideración que todos los recursos, medios, espacios, cosas, etc., son propriedad de un@s poc@s (l@s mism@s de siempre, y que ésto les viene de herencia y conquista, de rapiña y crimen) mientras la gran mayoría se ve obligada (por la fuerza de la razón o la razón de la fuerza) a mendigar o venderse por unas migajas, mientras l@s proprietari@s engordan y se ceban como «chanchos» a costa de tod@s l@s demás de forma parasitaria; y juristas, leguleyos, polític@s favorecen con sus Leyes y Derechos este estado de cosas; y para que esto permanezca así, por los siglos de los siglos, cuentan con el apoyo armado de policías, militares y carceleros, me pregunto yo qué debemos hacer l@s anarquistas revolucionari@s y demás proletari@s del mundo entero…

¿Cogestionar la miseria? ¿Empujar a l@s demás a que luchen y crean en los ideales y valores pero sin comprometernos personalmente a luchar? ¿Conquistas económicas? ¿Tal vez «Derechos» que se alteran y revocan constantemente como si fuesen Decretos?

Si ser considerado «individualista», «expropriador» o «insurreccionalista» es algo que pone nervios@s a gobernantes y pacificador@s, me siento honrado cuando me «insultan» con estos adjectivos, y además me declaro culpable de todos los cargos…

Un individuo es en suma, un ser indivisible; una unidad de la comunidad humana que puede querer, rechazar o soñar una sociedad (conjunto de socios) distinta a la que vive… Ninguno de estos individuos está obligado (ni por la fuerza, el derecho , la nacionalidad,o cualquier otro artificio) a ser socio de una «sociedad»/«sistema» que desprecia y considera ilegítima.

Cada sociedad es producto de un sistema (o al menos antes de que la economía y las tecnologías creasen estas masas atomizadas y uniformes en nombre del «progreso» y la Razón …) lo mismo que cada individuo es producto del cúmulo de circunstancias existenciales que lo constituyen y van formando en todos los ordenes…

Así que ser llamado individuo/individualista no es un insulto sino la realidad que nos afecta y define a cada de nosotr@s…

Luego está la cuestión de si el individuo es un proletario, burgués, incluido, excluido, etc., y siguiendo con esto de los adjectivos/calificativos/conceptos y definiciones políticas y teóricas podemos pasarnos toda la vida «filosofando» al respecto sobre estas cosas.

Es erróneo creer que puede existir una sociedad sin individuos como suponer que toda institución, gremio, estado, grupo, partido, sindicato, etc. (independientemente de la cantidad de adeptos que tenga) es gestionado, dirigido, controlado, etc., por «entidades abstractas» que no sean también individuos y personajes muy concretos y específicos (con nombres y apellidos de «lo social»…
Quienes representan los estamentos políticos, económicos, mediáticos e instituciones varias se han arrogado el derecho y la fuerza de imponernos al resto aquello que son sus intereses y necesidades, lo que no aceptamos ni consideramos legítimo desde nuestro amor a la libertad.

Erróneo es también creer/considerar sinónimos egoísmo con individualísmo como lo es suponer que artifícios como «paisano» o definiciones ideológicas nos hacen ver las cosas desde un punto de vista igual o similar por ser de una misma región o compartir una misma idea política… O tachar de «individualista» a quien por su cuenta y riesgo decide actuar sin esperar a las mayorías… ¿Cuánto tanto por ciento se necesita del social para no ser considerado un individualista? ¿Y cuánto por ciento del movimiento para no ser tachado de «impaciente»? ¿De quiénes debemos esperar el visto bueno para reapropiarnos de nuestra vida y los medios/espacios que necesitamos para disfrutar y ser libres, para golpear y lanzar el grito de guerra?

No es desprecio a las mayorías (como algún que otro imbécil escribe) lo que nos mueve a actuar (ayer, hoy y siempre) a ciertas individualidades y/o grupos anarquistas sino nuestras férreas convinciones revolucionarias… Nos mueve nuestro amor desmesurado por las libertades, todas, y la vida digna… Nuestro empeño por salir de la rutina, la mediocridad, la hipocresía y experimentar otras formas de organizarnos, relacionarnos, luchar y vivir; y romper viejos esquemas de pensamiento/actuación de «los clásicos» y las nostalgias obreristas del pasado (sin por ello negar las experiencias de la lucha de clases y los movimientos/revoluciones del proletariado mundial) porque muchas son las cosas que han cambiado en los ultimos cien años…

Los amantes de la teoría nos echan a la cara que nosotr@s no tenemos una teoría solida, y tampoco hemos resuelto la cuestión del «sujeto revolucionario» y una «utopía» de construcción para «el después»… Que es un activismo sin perspectivas a corto, medio y largo plazo…

Nuestros «deseos» no parecen ser suficientemente válidos, nuestras teorías tampoco lo suficientemente solidas… Asi que, quizás, estaría bien que nos fuesemos a una esquina a lamer nuestras heridas y llorar a nuestros caidos en las cárceles… Y de las pasadas y recientes experiencias a seguir filosofando por internet…

No basta pues una declaración de intenciones y declararle la guerra al sistema capitalista… sea éste el estado capitalista o el capitalismo de estado… tampoco la agitación armada o la propaganda por los hechos (como se llamaba entonces)…

Entonces, ¿qué hacemos ?

¿Expropriar, o mejor dicho, apropiarse de los recursos que nos hacen falta para vivir, para organizarnos, para luchar, etc., no es hoy acaso una necesidad y urgencia?

¿Atacar, golpear, destruir, todo cuanto nos violenta, amenaza y destruye no es algo más que escribir hermosos textos teóricos ?

¿Que nos apropiemos de una viviendo, o unos terrenos, o la plusvalía que se acumula en un banco cuando nos faltan los espacios donde desarrollar nuestro proyecto (o para vivir) o cuando nos atenaza la miseria económica con la que adquirir cosas básicas nos convierte sólo en expropriadores? ¿Ejecutar a canallas que torturan y explotan nos convierte en «terroristas» y/o «delincuentes»?

Llamemos las cosas por su nombre y empecemos de una vez a decir las cosas claras… Cada un@ de nosotr@s sabe quiénes son los terroristas y en qué consiste el terror, y el resto es propaganda y basura…

Lo ideal serían muchas cosas, pero lo real es aquello que está ante nuestros ojos… Hay muchos tipos de violencia (y de ejercerla), así que es absurdo hacer un decálogo sobre ella.

Nostr@s sabemos que toda acción genera una reacción y que cada parte asume y justifica su propia violencia… Así pues, ¿de qué estamos hablando?

La violencia revolucionaria del proletariado, aún cuando es ofensiva, jamás es indiscriminada, pues persigue fines y objectivos muy concretos que son una amenaza real para la humanidad entera. El resultado y objectivo de cada acción «violenta» es lo que puede determinar si es legítima o no… Y no las condenas a priori sobre la violencia revolucionaria.

En cuanto a la revolución social, es algo que como cualquier anarquista podemos soñar pero viendo la realidad (social-política-económica) que nos circunda no podemos ni queremos esperarla…
Esperar significa desesperar, y desesperar significa dejar de creer en nuestras posibilidades, en nuestros ideales… Sólo podemos mantener vivas nuestras esperanzas en la medida que vivimos y experimentamos, actuando o interactuando en la guerra social en curso que nosotr@s no hemos elegido sino que nos ha sido impuesta…

…Y desde aquí mando un fuerte abrazo revolucionario e internacionalista a nuestr@s herman@s insureccionalistas que, el 4 de Junio, en su segundo encuentro informal se reunieron en alguna parte de Chile…

¡Por la anarquía!
Centro de exterminio Aachen, Alemania

noticia extraída de www.klinamen.org

 

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