Un asesinato y una ilegalización


Imaginemos la escena: a un inmigrante magrebí, acompañado de un amigo y compatriota, le intentan presuntamente robar el móvil. Él se revuelve y le hace una presa en la garganta al presunto ladrón. Lo inmoviliza. Empieza a acudir gente que lo increpa: ¨¡Suéltalo! ¡Lo vas a matar! ¡Policía! Acude una ambulancia que no logra salvarle la vida.
El inmigrante magrebí es detenido, pasa una noche en el calabozo y el juez lo deja libre, pese a acusarlo de homicidio imprudente. Hasta aquí, lo que convenientemente expurgado para evitar contradicciones -un nacional nunca robaría un móvil-, dice la extrema derecha que pasa todos los días con los menas.
Realidad: Dos policías de paisano y fuera de servicio pasan el 17-6-25 por una calle de Torrejón de Ardoz. Un magrebí presuntamente intenta robar el móvil a uno de ellos. Éste le hace una llave para inmovilizarlo, haciendo presa en su garganta hasta el extremo de matarlo por asfixia, pese a las continuas advertencias y ruegos de la gente que se va apelotonando en la calle.
El policía es detenido y liberado al día siguiente por un juez, acusado de homicidio imprudente. Otro presunto delincuente asesinado por la policía, lo cual ocurre con cierta frecuencia, por no hablar de los suicidados en calabozos y prisiones.
Digresión: Presunciones sobre la presunción de inocencia. Esta es aplicada por los medios obedeciendo a la siguiente jerarquía. Casi nunca a delitos cometidos por inmigrantes magrebíes, africanos, sudamericanos y gitanos. En el siguiente escalafón de la presunción de inocencia encontramos a los residentes occidentales. A los nacionales, se les incluye en el epígrafe de presuntos según el nivel cultural y el poder adquisitivo del individuo en cuestión.
Y pese a que se nos machaca con el cuento de que todos somos iguales ante la ley, está estipulado que los miembros de cuerpos y fuerzas de seguridad del estado poseen la premisa de testimonio preferente y predominante en comparación tanto con extranjeros como con nacionales, por mor de una ley mordaza que impuso la derecha y continúa con la izquierda pese a sus promesas de derogación. Promesas? No seas iluso.
22-6-25: El grupo británico propalestino Palestine Action es ilegalizado por el gobierno británico y será considerado, en consecuencia, grupo terrorista al mismo nivel que Al-Qaeda. Hay que resaltar que Palestine Action es un grupo de denuncia y acción directa pacífica; su modus operandi es la concentración frente a sedes de empresas que colaboran con Israel, no se le conoce y el gobierno ni siquiera se ha tomado la molestia de atribuirle ninguna acción violenta.
Se es terrorista simplemente por antisionista. Tal poder tiene el régimen de Israel y los grupos de presión o 'lobbies' sionistas, que se han prohibido manifestaciones a favor de Palestina en varios países europeos -Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia-así como, por supuesto, en EEUU.
¿Qué tiene que ver el asesinato policial de un magrebí en Torrejón de Ardoz con la ilegalización de un grupo pro palestino en Gran Bretaña? Que los dos operan con la misma lógica racista, en el mismo plano de una realidad infame, en el que la vida de magrebís y árabes, tanto musulmanes como ateos, por el mero hecho de serlo, no vale nada, pueden serles arrebatadas en cualquier momento como en Gaza y es más, denunciarlo puede ser calificado de terrorismo.
El asesinato en Torrejón de Ardoz forma parte del genocidio palestino, de la guerra mundial racial, de la deshumanización estatal de buena parte de la humanidad: en definitiva, de la impunidad policial y militar estatista. Esto ya lo cantó hace muchos años el grupo punk Sin Dios en su canción reivindicadora de la Intifada: "Luchando aquí, también luchas allí". La canción aludía a la necesidad de establecer un vínculo entre la lucha cotidiana y la lucha espectacularizada con sesgos racistas en Palestina y en cualquier parte del mundo donde se establezca el apartheid y el genocidio.
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