lahaine.org
Pensamiento :: 21/05/2009

Una crisis duradera

Charles-André Udry
Una profunda desaceleración golpea a las economías capitalistas más grandes, se multiplican así los elementos de interconexión entre todos los motores de una crisis histórica

Mientras que la segunda fase de la crisis económica mundial está comenzando, una grave recesión mundial alcanza a toda la economía capitalista en sus diferentes compartimentos. La crisis que comenzó como una crisis financiera, lejos está de terminarse. Nada induce a creer que el paciente salió del estado de coma, aunque los medios de comunicación atribuyan la indigestión de "productos tóxicos" a los banqueros demasiados "avaros".

Vencimiento 2012

Dos imágenes estadounidenses ilustran, a su manera, el curso actual de esta crisis: decenas de millares de carteles cuelgan de las casas individuales llevando la inscripción For closure (embargo o venta por embargo) y For Sale (a la venta); colas de asalariados/a desempleados/as de la industria y los servicios que se alargan en las oficinas de desempleo.

En total, 3,8 millones de casas de familia (en febrero de 2009) están marcadas por estos carteles. Hay una existencia dos veces superiores si se agregan todas “las unidades habitables”, yendo del estudio al apartamento de lujo. El 40-45% de las ventas lo son a raíz de embargos o debido a dificultades de hacer frente al pago de los préstamos hipotecarios. La caída de los precios de los bienes inmuebles sigue, ciertamente con diferencias según las regiones. Durante los años 1920, los precios de los bienes inmuebles-habitación habían bajado un 19%; el retroceso, a finales de 2008, es del 30% con relación al pico de 2006. Y esto no se termina: la cifra prevista seriamente puede llegar al 40% [1]. En efecto, a raíz del repliegue de los precios y a la baja de los tipos de interés, numerosas son las familias que “devuelven” las llaves. Así pues, no deben pagar más las hipotecas. Pero eso impulsa hacia abajo los precios de las existencias inmobiliarias a vender. Esta burbuja está pues, lejos desinflarse.

Los préstamos hipotecarios subprime - préstamos efectuados sin ninguna condición [2] - en absoluto verán bajar lentamente su carga explosiva: su importe, se le estimaba hace un año, en 1.300 mil millones de dólares. Por el contrario se perfilan con amenazas bien concretas hasta 2012, las renegociaciones de los préstamos Alt-A: préstamos concedidos a personas solventes, pero “con un perfil riesgoso”. Léase: quiénes pueden perder su empleo, tener un problema de salud, etc. Su importe total se estima en 1.000 mil millones. Estas renegociaciones de préstamos van a alcanzar los volúmenes más imponentes durante los años 2010-2012. En el mismo concepto que los préstamos “option adjustable rate” (los préstamos cuya tasa puede revisarse…). Estos últimos ocuparán también las filas de honor entre 2010 y 2012: su importe se considera entre 500-600 millones de dólares. Ahora bien, según datos del Departamento del Tesoro, se constató, en las renegociaciones del último trimestre de 2008, una insolvencia de los deudores hasta un máximo de 55%. A finales de 2008, 12% de los préstamos hipotecarios daban lugar a impagos o a embargos.

En una palabra: incluso teniendo en cuenta las reducciones de precio de los bienes inmuebles, son aún cientos de mil millones de dólares que van “a volverse humo” y que aumentarán la toxicidad de activos adquiridos por distintos tipos de inversores a escala mundial. Y eso al menos hasta en 2012. Ya que los bienes inmuebles constituyen lo subyacente más importante de distintos productos tóxicos, prioritariamente el MBS (mortgage-backed securities: títulos obligatorios adosados a préstamos hipotecarios). Una parte - cuando las cajas Fannie Mae Freddie y Mac garantizan los préstamos - volverá a caer sobre el presupuesto federal, por lo tanto sobre los asalariados-contribuyentes. En efecto, las dos agencias - que se aventuraron lejos de sus terrenos de caza reglamentarios - debieron ser nacionalizadas en septiembre de 2008 [3]. Otra parte pesará sobre los balances de los bancos, fondos de pensión, etc. Lo que quiere decir, generalmente, sobre los asalariados- contribuyentes, ya que “la ayuda” del Estado a los bancos se convirtieron en moneda corriente y los pensionistas pagan las pérdidas de los fondos de pensión, al contado, hoy y mañana.

Para completar, en parte, este cuadro, es necesario extenderlo a la tasación violenta de los bienes inmuebles comerciales. Así mismo proporcionó una base para la emisión de un volumen considerable de mortgage-backed securities [hipotecas]. Un ejemplo: uno de los edificios de prestigio de Boston - el John Hancock Tower – ha sido vendido a las pujas por 600 millones de dólares; se había comprado 1,3 mil millones en 2006. No es difícil imaginar las sacudidas que la depresión de este segmento de los bienes inmuebles va a implicar en la cadena de préstamos titularizados (véase definición de titulización en el Glosario). La regresión de este sector inmobiliario comercial va a acentuarse, bajo el efecto de una recesión larga y de un volver a comenzar muy lento. A eso se añaden los choques futuros en el segmento del Crédito Default Swapes (CDS, véase definición en el Glosario). Según un estudio del banco Morgan Stanley, los volúmenes de estos instrumentos llegarán a su madurez en 2012 y 2013, a una altura respectivamente de 3.200 y 3.300 mil millones de dólares. En 2010 y 2011, estos volúmenes permanecen respectivamente hasta un máximo de 1300 y 1600 mil millones. Nadie, incluso en la FED, esta apto para prever las sacudidas que se derivarán (Financial Times, 11-3-09). La degradación de los activos bancarios y del balance de una serie de grandes empresas, incluso fuera del sector clave del automóvil, va pues a continuar. La retención del crédito dista mucho de terminarse. Los mecanismos de contagio, más allá de una volatilidad a corto plazo, manifestarán todos sus efectos mórbidos.

El desempleo se instala

Esta breve reseña de una crisis inmobiliaria que será duradera, no tiene sentido si no se añaden, a continuación, la explosión del desempleo y sus consecuencias [4]. The Economist (14-3-09) habla de una “crisis mundial” de los empleos. No se puede ser más exacto. Permanezcamos en los Estados Unidos. La recesión fue declarada en los Estados Unidos, oficialmente, en diciembre 2007. La destrucción de empleos conoció un ritmo rápido, con un énfasis a partir de septiembre de 2008. El informe de la OCDE - Perspectivas económicas, marzo de 2009 - confirma otros estudios. Se afirma allí: “El empleo bajó más que en el pasado”. Afirmación hecha sobre la base de una comparación entre las seis últimas recesiones [5]. Y, en el capítulo consagrado a la economía de los Estados Unidos, la OCDE prevé una tasa de desempleo del 10,5% para a finales de 2009; lo que corre el riesgo de resultar muy “optimista”.

En efecto, si se tiene en cuenta el trabajo a tiempo parcial involuntario (que llegó a 9 millones en marzo 2009), las tasas de desempleo y de “subempleo” alcanzaban un 14,8% en febrero de 2009 y 15,6% en marzo 2009. Solo en el sector manufacturero se liquidaron 1,5 millón de empleos entre diciembre 2007 y marzo de 2009, de los cuales un millón durante los seis últimos meses. En la construcción, de enero 2007 (el pico) a marzo 2009: 1,3 millón de empleos se destruyeron. Un dato más alarmante debe llamar la atención sobre lo que está pasando más ampliamente en los Estados Unidos y en el conjunto de países de la OCDE. En el marco de esta depresión naciente, la relación se ensancha entre las ofertas de empleo y el número de desempleados. En los Estados Unidos, en diciembre 2007, era de 1,7 desempleados para una oferta de empleo. En febrero 2009, pasó a 4,1. Es decir, había 9,5 millones de desempleados más que el número de ofertas de empleo [6]. Lo que agranda las filas de trabajadores y trabajadoras que se hundirán en el desempleo de “larga duración” (27 semanas y más): 3,2 millones en marzo 2009, lo que representa un aumento de 1,9 millón desde diciembre 2007. El efecto sobre el aumento de los “desalentados” es casi mecánico. Son los y las que no buscan más un empleo ya que no creen poder obtener uno. No se contabilizan entre los desempleados. La investigación específica los evalúa en 685.000 en marzo 2009, sea 284.000 más que un año antes [7]. El consumo de los hogares no está cerca de volver a remontar en marzo de 2009, ni más adelante.

La conjunción entre, por una parte, la incapacidad de hacer frente a los servicios de la deuda hipotecaria y, por otra parte, al choque del desempleo, se traduce en el aumento de las quiebras personales (ante la justicia). Aumentaron un 118% - de 2006 a 2008 - en los 16 Estados donde la caída de los precios de las casas personales (HPI) fue más pronunciada. A este factor, es necesario añadir para entender la subida rápida de esta forma de destitución social: la pérdida del empleo, los “problemas de salud” (ruinoso) y el no pago de las tarjetas de crédito. Para el Economic Policy Institute (Washington), está allí el índice que la “red de seguridad social” para un período de dificultad debía ligarse a su casa, al menos a su valor supuesto [8]. He aquí la traducción concreta de la reducción máxima del salario social en los Estados Unidos.

Además en 32 Estados, los trabajadores a tiempo parcial involuntarios no alcanzan ninguna asignación. Estas últimas son inferiores a las que tenían en los años setenta [9] y el número de desempleados que no reciben indemnizaciones, sobrepasan el 50%. Aparte de algunos ajustes - considerados como “magros” por la revista del City - la política de la administración Obama funciona, de hecho, en favor de la “flexibilización” del mercado laboral.

Dos pruebas

Sobre este terreno, dos pruebas se anuncian. La primera: los aparatos sindicales - que se comprometieron financieramente en la campaña Obama - esperan que pase una ley que permita a los sindicatos, una vez reunidas las firmas del 51% de los/as asalariados/as de una empresa, firmar un acuerdo contractual en el plazo de 120 días, en caso contrario se producirá un arbitraje “gubernamental”. Eso suprimiría los “votos a boletines secretos” que consiguieron un debilitamiento importante de los sindicatos (aunque no es la única razón). La patronal desarrolló desde años una verdadera “industria antisindical” y de intimidación. Distintas fuentes indican con todo, la búsqueda de un “compromiso” [10], es decir, el mantenimiento de obstáculos legales a la presencia sindical reconocida en el lugar de trabajo.

La segunda prueba tendrá lugar con respecto a la industria automóvil. Numerosos son los índices que dejan prever medidas que abrirían la vía a un depósito de balance de GM. Se colocaría a esta empresa - entera o parcialmente - bajo la “protección del capítulo 11”. Es decir, una técnica que permite reestructurar una empresa - bajo la supervisión de un juez - imponiendo a los/as asalariados/as “sacrificios”, tanto sobre los empleos, los salarios, el tiempo de trabajo, las jubilaciones, el seguro enfermedad. Es un dispositivo que se empleó en la siderurgia, en las compañías de aviación y, anteriormente, para algunos subcontratistas del automóvil. Tal medida - estudiada por un “grupo de trabajo” especial - podría hasta articularse con la cooptación material de las direcciones del aparato del sindicato (UAW) en el proceso de “reestructuración”.

Si tal plan pasa, habrá allí la demostración para la administración Obama - y su ambiente vinculado al gran capital financiero – que la respuesta a una crisis de superproducción estructural en un sector industrial clave, pasa por la imposición de condiciones de trabajo y salarios más duras, por despidos masivos y por la destrucción final de bastiones trabajadores, que tienen una larga historia, remontándose a los años 1930, incluso si el hilo rojo que condujo al presente está muy es desteñido. Simultáneamente, se hará una destrucción de capital ficticio (obligaciones, acciones devaluadas de GM, créditos descompuestos), capital real (fábricas, máquinas, etc.) y capital variable (asalariados puestos al desempleo); lo que es propio de una crisis capitalista.

Algunos en el movimiento obrero proponen una alternativa creíble a este método. Responde a las necesidades sociales y medioambientales, se apoyan en que las instancias públicas y los trabajadores tomen a su cargo, directamente, la reestructuración [11]. Comprometer tal movimiento iría, frontalmente, contra las opciones de los que dominan en los Estados Unidos y plantearía, de hecho, la cuestión de la propiedad privada. In situ del empleo, el gran capital - con vacilaciones y ajustes - determina sus decisiones a partir de un “medio ambiente productivo” mundializado. Una parte mayoritaria de los/as asalariados/as debe someterse a relaciones de trabajo que obedecen - según normas militares modernas - a las exigencias de una profunda reorganización de las cadenas productivas transnacionalizadas, a un nuevo salto en la concentración y la centralización de los capitales (fusiones, rescates, subcontratación, etc,), así como a una reconversión espacial de los “factores” productivos (relocalización-deslocalización).

Esta “guerra industrial y competitiva” entre grandes capitales se gana con generales que “despiden” y “reclutan” sobre los ámbitos de batallas mundiales, en particular en este contexto de una crisis duradera y de un desempleo persistente que, según se promete, aumentará más aún en 2010-2011.

La publicación por la OCDE de su informe sobre la distribución entre “empleo formal” - 1,2 mil millones en el mundo - y “el empleo informal” - 1,8 mil millones - supera el símbolo de la yuxtaposición. De hecho, la imbricación más apretada entre estas dos formas de trabajo - complementarias bajo distintos aspectos, incluso en los países industriales - es uno de los componentes de la tentativa de configurar de nuevo las características de la socialización del trabajo a escala mundial. Siempre que se entienda aquí la referencia “al informal” en todas sus gamas, yendo de las “incertidumbres” construidas en las relaciones de trabajo, pasando por su personalización-individualización, hasta las distintas modalidades del trabajo inmigrante (en Europa, en Estados Unidos, en China).

Crisis de sobreproducción y sobreacumulación

La fase presente de la crisis del capitalismo mundializado, resulta de la fuerza de las tendencias a la sobreproducción. Existen, de manera más o menos acentuadas, desde hace tiempo. Rama tras rama, esta crisis de sobreproducción estalla al día con fuerza. Revela las interconexiones entre sectores así como los nuevos acuerdos geográficos de la extensa red productiva internacionalizada construida en estos últimos 25 años. En los Estados Unidos, las capacidades de producción en el conjunto de la industria manufacturera se utilizan a un nivel inferior al 68%, la tasa más abajo desde el establecimiento de la serie estadística en 1948. Otro ejemplo: la utilización de las capacidades europeas de producción de acero alcanza hasta el 50% (enero 2009), según el World Steel Asociación (WSA); lo que deprime la tasa de beneficio.

El retroceso mismo del comercio mundial - con un hundimiento sorprendente al último trimestre de 2008 en casi todos los sectores y todas las regiones - no puede imputarse únicamente a la contracción de los créditos a la exportación por bancos tetanizados. Este retroceso del comercio internacional expone el peso adquirido en el mismo por las cadenas de suministro mundiales. Estrecharon las relaciones entre la actividad productiva y los intercambios a escala internacional.

Las dificultades de reactivar el “crecimiento” mundial, de hecho desde el final de los años 1990, remiten a una crisis de sobreacumulación, es decir, a la dificultad de operar un proceso de acumulación de plusvalía que responda a las exigencias de rentabilidad anticipadas para las nuevas inversiones productivas. Eso condujo masas de capitales hacia operaciones especulativas que, invisibles para algunos aún ayer, estallan en forma de quiebras bancarias y de una amplia insolvencia. De ahí las necesarias intervenciones de los Estados con el fin de reflotar bancos, seguros, empresas y garantizar de este modo las condiciones de reproducción del sistema.

En este contexto, el peso de las finanzas - con los múltiples instrumentos que se desarrollaron durante los 25 últimos años - devuelve al doble movimiento de universalización del capital (transnacionalización de la producción) y a la necesidad conjunta de disponer de distintos medios para organizar este nuevo espacio productivo y los intercambios internacionales; eso en el momento en que la volatilidad monetaria estaba sin relación con el pasado, a raíz del desenganche del dólar respecto del patrón oro, a partir de 1971 [12]. Cubrirse (to hedge) de cara “a los riesgos” y disponer de los instrumentos financieros para asegurarse de los derechos de tirada sobre la plusvalía futura desempeñaron un papel significativo en el desarrollo “de la industria financiera”.

La ofensiva anti-trabajadora global así como la apertura de nuevos campos de inversiones (privatizaciones, etc.) consiguieron una desigualdad creciente de la distribución de la riqueza producida entre capital y trabajo [13]. Eso resulta, bajo otro ángulo, si se examina la distribución secundaria de esta riqueza, de lo que se apropia el 0,1% de los hogares más ricos. Una ilustración de la concentración, sin parangón, de la riqueza [14]. Ahora bien, este 0,1% de las “verdades ricas” es un gran consumidor de los productos financieros puestos a punto por los fondos de inversión (hedge funds).

La otra cara de la medalla es, lógicamente, la dificultad de los/as asalariados/as para acceder al crédito para sus distintas necesidades de consumo (casas, bienes duraderos, escuela, salud, etc.). Para entender la dimensión, es útil tener en cuenta dos datos.

1° La contribución de los gastos de consumo de los hogares al crecimiento del PIB en los Estados Unidos pasó de: un 66,0% entre 1985-90; al 70,3% para el período 1990-95; al 74,1% para los años 1995-2000, para alcanzar un 77,3% entre 2000-2007. Una representación del hecho que los Estados Unidos desempeñaban, a crédito, el papel de “consumidor mundial recientemente”. Facilitando así, según un truco de la extensión desigual y combinada del capitalismo, el ascenso de China como “nuevo taller del mundo” y futura potencia de primer orden.

2° Eso pudo hacerse gracias a un cociente deuda-ingreso de los hogares que aumentó en 7 años tanto como durante los 25 años anteriores. Durante este período, el “crecimiento a crédito” ha desempeñado un papel clave. Si el volumen de endeudamiento es especialmente fuerte para el 40% de los hogares con ingresos más altos, el aumento del porcentaje de endeudamiento con relación al ingreso es el más elevado, entre 2000 y 2007, para el 20% de los hogares con menos ingresos de la escala: +90% [15]. “Hasta recientemente los hogares podían utilizar el crédito para nivelar los problemas de consumo en las alturas y partes bajas del mercado laboral. No es ya el caso”, concluye el Mc Kinsey Global Institute. Es decir, deuda y desempleo van a combinarse para imponer una “disciplina de hierro” a los/as asalariados/as.

No sería necesario, no obstante, olvidar que los grandes usuarios del crédito - con el debilitamiento de la toda “arquitectura financiera” que se derivó - fueron prioritariamente los bancos y otros especialistas del capital de inversión, que hicieron estallar el endeudamiento cuya amplitud se revela cada día más enorme, con efectos depresivos acumulativos.

Reorganizar poder y producción

Toda crisis de tal dimensión - más allá de la coyuntura - desemboca en una reorganización de las modalidades de intervención y dominación de las clases dominantes y de su Estado. Ellas no disponen de planes elaborados en detalles. Momentáneamente, arreglan, avanzan probando, por errores y rectificaciones. Pero, lo hacen a lo largo de una vía: salvar prioritariamente a los bancos e intentar acompañar las reestructuraciones industriales para amortiguar algunos costos sociopolíticos, con un diferente tipo de compromiso según la situación social y política de cada país.

La tensión entre el espacio transnacionalizado de la valorización del capital y las instituciones oficiales nacionales - cuya importancia permanece - exige también de restaurar instrumentos de “gobernanza” internacional. Una operación delicada ya que las contradicciones interimperialistas nivelan y las urgencias “nacionales” afectan a la puerta.

Además, para tomar una metáfora de David Harvey, el sistema productivo mundial y el de sus principales zonas se mueven como placas tectónicas. China y el conjunto que más o menos se le liga, representan un elemento clave de tales movimientos profundos [16].

Finalmente, es necesario tener en vista como se hizo históricamente la “salida” de las crisis para el Capital: reforzando un poder estatal; combinando represión de las luchas sociales “incontroladas” y cooptación aún más acentuada de los aparatos sindicales o asociados; multiplicando leyes antidemocráticas, ya aplicadas a los inmigrantes “clandestinos”; consolidando las fuerzas armadas y llevando intervenciones militares que, la mayor parte del tiempo, remiten a planes de “mantenimiento del orden interior”. No es posible disociar, por ejemplo, las guerras llevadas en Irak, Afganistán y Pakistán de la militarización de la frontera México-Estados Unidos.

Por ello, deberán articularse “frentes amplios” para la defensa de los derechos democráticos e iniciativas aptas para dar credibilidad a las respuestas socialistas y democráticas, ante un sistema que muestra su agotamiento y, conjuntamente, su violencia social y simbólica contra la amplia mayoría de la población.

* Economista marxista. Militante del Movimiento Por el Socialismo (MPS). Redactor de la revista La Breche, y director de los Cahiers libres, Editions Page deux.


Notas

[1] Fuente: Credit Suisse
[2] Ver a este respecto el notable documental House of Cards de David Faber para la cadena económica CNBC-WSJ.
3] Ver a Michel Aglietta y Sandra Rigot, Crise et rénovation de la finance, Odile Jacob, 2009, pp 111-116.
[4] Ver el sitio www.alencontre.org, artículo del 16 de marzo de 2009, sobre la evolución del desempleo en los Estados Unidos.
[5] ver informe de la OCDE, capítulo 2, los Estados Unidos, p. 69.
[6] Economic Policy Institute, 7.04.2009, estudio de Heidi Shierhloz.
[7] Bureau of Labor Statistics, The Employment Situation: marzo 2009.
[8] Economic Policy Institute, “Housing collapse drive up consumer bankruptcies”, estudio de Nooshin Mahalia, 8.04.2009.
[9] The Economist, 14.03.2009, p. 66.
[10] Business Week, 23.03.2009, p. 24.
[11] A este respecto, ver las contribuciones alternativas de Sam Gindin, economista y antiguo ayudante del Presidente del Sindicato de los trabajadores del automóvil canadiense, profesor en York University (“The Auto Crisis: Placing Ur Own Alternativo él the Tabla” publicado por Socialist Project); así como las de Marco Brenner, Misha Gauss, Jane Slaughter (“Restructure the Big 3, but not with Bancruptcy” publicado en Labor Notes). Proponen, de hecho, una toma directa de las fábricas y sus subcontratistas y su reorganización productiva, bajo control de los trabajadores, en el marco de proyectos que respondan a las necesidades de los/as asalariados/as y de la población, y a las exigencias medioambientales (transportes públicos, renovación de infraestructuras, producción de equipamientos para energías renovables).
[12] Ver a David McNally, “From Financial Crisis to World Slump. Acumulación, Financialisation and the Global Slowdown”, texto que aparecerá en revista Historical Materialism (Gran Bretaña).
[13] Ve los artículos de Michel Husson en La Breche N° 3 y 4.
[14] Ver el suplemento de The Economist, a “Pargos tiene dime? A especial aplazamiento él the rich”, 4.04.2009.
[15] McKinsey Global Institute, Will US consumer debt reduction cripple the recovery? Marzo 2009.
[16] Ve lo artículos sobre China, disponibles en el sitio www.alencontre.org a partir del 5 de mayo 2009.

Glosario

Titulización. La titulización es un mecanismo que debe permitir a un banco o una institución financiera, transferir a inversores activos financieros como préstamos hipotecarios o créditos. Estos activos se transforman en títulos negociables en los mercados financieros mediante una sociedad ad hoc creada a tal efecto. Esta sociedad compra estos activos y financia esta adquisición emitiendo títulos negociables que son suscritos por inversores. La titulización permitió a los establecimientos financieros transferir a terceros (de otros bancos también!) el riesgo que tomaron distribuyendo créditos. La titulización pendiente, en 2008, representa más 10.000 mil millones de dólares en los Estados Unidos y alrededor 2.500 mil millones en Europa.

CDS (Crédito Default Swap). El CDS es un contrato financiero, asimilable a un contrato de seguro, encaminado a proteger contra la quiebra de un prestatario. El comprador de un CDS paga una prima anual como contrapartida a la cual el vendedor se compromete a compensar la pérdida de valor de un activo o en su defecto de un prestatario. Pero, contrariamente a un asegurador clásico, el vendedor de CDS no está obligado a movilizar ex ante los fondos necesarios para cubrir la depreciación posible. Los aseguradores de crédito - calificados de monolines - desempeñaban el papel de resaltadotes de la calidad de los tramos superiores (seniors) de los créditos titulizados. Lo que debía aumentar la confianza de los inversores que compraban estos títulos: no solamente eran tenidos en cuenta AAA por las agencias de notación, sino supuestamente ser tan seguros que los seguros. No obstante, ante la multiplicación de los defectos y al ataque masivo de los tramos superiores (seniors) de los créditos titulizados - bajo los golpes de la caída duradera de los precios de los bienes inmuebles - se puso a los aseguradores bajo presión de honrar sus garantías. Su solvencia se puso por lo tanto en duda. A partir de enero 2008, la crisis alcanza este sector, lo que obligó al Departamento del Tesoro norteamericano (Paulson) a intervenir.
Ahora bien, los seguros monolines desempeñaban también un papel clave en el seguro de los CDS sobre los créditos a las empresas. “Su dificultad en el crédito titulizado también afectó a su capacidad de garantizar el crédito para los CDS que garantizaban. Ahora bien, los CDS son instrumentos de la transferencia del riesgo de crédito de las empresas. Esta es la razón por la que el precio de los CDS es la referencia en la determinación del costo del crédito. Un fuerte aumento de las primas pagadas para cubrir el riesgo de crédito, gracias a la protección de los CDS, se refleja sobre el costo del crédito y tiene pues un efecto negativo sobre el conjunto de la economía haciendo más costoso la financiación del sector privado.” (Michel Aglietta y Sandra Rigot, Crise et rénovation de la finance, Odile Jacob, 2009, p.67) El contagio afectó al más grande asegurador del mundo: la compañía AIG (American International Group Inc.). Este último, para aumentar sus beneficios, había comprado en masa productos financieros (CDO, CDS) utilizando como máximo la palanca de deudas (contribución de capital lo más abajo posible y elevada deuda). En septiembre 2008, para evitar una quiebra de AIG con efectos devastadores, el Departamento del Tesoro debió nacionalizarlo.

Revista La Breche Nº 5 Enero-Febrero- Marzo 2009 www.alencontre.org/ www.labreche.ch Traducción de Ernesto Herrera para Correspondencia de Prensa – Agenda Radical

"http://www.lahaine.org/">La Haine

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal