Y aún nos queda... reinventar la vida
Invisibles por los circuitos del trabajo asalariado, cada vez más y más precarizados, invisibles en el espacio ciego, mal llamado "privado", de la producción doméstica, a la medianoche de la igualdad formal, se nos interroga:. "¿Y vosotras qué quereis? ¿Acaso no somos tod@s iguales?" El patriarcado da a las doce toque de queda: "Ya es hora de que volvais a casa".
Y repetimos incansables las razones:
Nuestra ausencia..., ausencia de representación de los deseos femeninos, de la multitud de las mujeres, bajo la imagen única y cegadora del eterno femenino; la violencia que en su nombre se obra sobre nuestros cuerpos, siempre "otros", negados, exorcizados; la creciente precariedad que envuelve los aspectos todos de nuestras vidas (afectivos, materiales: acceso vedado a los bienes básicos -a la renta, a la vivienda, a los servicios, a la atención, al cuidado...); la feminización de la pobreza en las figuras de la madre soltera y de la anciana ("nadas" en el espacio público, ningún tema); la reducción del trabajo vivo de las mujeres a fuerza de trabajo fijada, flexible, mal paga, sin derechos, gratuita, invisible...
Y, por eso, un día (¿un solo día?) para tantas y tantas razones...
Pero sólo un día público para el espectador regular; ya que el feminismo, si expropiado, si enmudecido, aún alimenta el tanque de esta máquina de guerra y captura... Pues legitima el control sobre el migrante, transfigurado en un absoluto "otro", mientras justifica en los pecados contra las mujeres las cruzadas del Capital contra el Islam y ahonda el abismo entre el trabajo nativo y migrante (los derechos de las mujeres resumidos en una campaña contra el velo)...
Hoy salimos -y saldremos- a la calle, para decir que no, que no queremos una vida invible ni un mundo inhabitable. Nosotras, que somos de aquí y de allá, españolas y extranjeras, madres, putas, bolleras, solteras o casadas, nosotras, que no nos conformamos con un solo día para tantas mujeres y tantas razones, no "volvemos a casa"... Porque a medianoche, cuando la lógica de mercado disuelve brutalmente el tejido social, arroja a la soledad, atomiza, anula, extermina, bombardea, a nosotras aún nos queda amanecer, poner recto lo que fue torcido y recrear la vida, lo común, el cuerpo, los servicios, el tiempo...
Porque, cuando la vida es precariedad, los derechos no se mendigan, ¡se inventan!