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Andalucía :: 22/09/2003

Breve reflexión sobre Tomares.

Rubén Ibán

Tomares resistió.

Tras 134 días de huelga indefinida, el pasado 28 de Julio, terminó el conflicto de los barrenderos de Tomares con la firma de un acuerdo. En éste se consiguió un nuevo contrato de seis meses para los trabajadores temporales, la readmisión de los despedidos, una tímida subida de los salarios y pluses y la vinculación de los trabajadores al servicio de recogida de basura de Tomares, por lo que no podrán ser trasladados a otro destino. Respecto a lo que no se ha conseguido, ni se hará fijos a los trabajadores con contratos temporales, ni se ha obtenido la cláusula de garantía laboral para los trabajadores fijos.
Atrás quedan meses de angustia, juzgados, palos, carreras, acciones directas y huelgas de hambre. Con la fuerza con que se contaba- una plantilla reducida de trabajadores, un sindicato muy pequeño y la colaboración intermitente de activistas, especialmente de Sevilla, aunque también de todo el Estado- y enfrentándose a la administración y a una multinacional al mismo tiempo, se ha hecho lo que se ha podido.
Una victoria a medias que, aunque ha conseguido ganar una buena parte de las demandas, deja en el aire otros puntos fundamentales. Por esto queda abierta la posibilidad de que el conflicto pueda reanudarse en algunos meses, como una herida abierta, cuando la empresa intente despedir a algunos de los trabajadores.

La labor de la CNT ha sido determinante, sobre todo en el sentido de que los miembros del sindicato de Sevilla que ajenos al conflicto, han volcado su tiempo, su trabajo y sus conocimientos en ayudar a los trabajadores en huelga. También, como sindicato, en el sentido de que quizás su radicalidad y firmeza a la hora de negociar han permitido tener a todos los trabajadores en el mismo barco, ya fueran temporales o fijos, cercanos a la jubilación o jóvenes. O acuerdo para todos o para ninguno. Eludiendo los pactos risorios y el derrotismo de otros sindicatos, se ha encontrado la fuerza para ganar el conflicto en la unidad de los trabajadores y su voluntad firme de llegar hasta el final.
Por otra parte, el carácter un tanto hermetico de la CNT también puede haber sido un inconveniente, pues no ha ayudado a buscar el apoyo o la solidaridad de otros sectores, grupos o sindicatos también combativos. Desde fuera del sindicato da la impresión de que se ha tendido a buscar apoyo sólo en la propia organización. Tampoco los colectivos ajenos a la CNT, a excepción de algún grupo y activistas a nivel individual, han colaborado demasiado, a parte de alguna declaración de apoyo publicada en internet. Esta incomunicación es inadmisible, sobre todo en la ciudad de Sevilla, que es donde más apoyo se podría haber encontrado.
Los conflictos con grupos reducidos de trabajadores son cada vez más comunes, debido a la cada vez mayor fragmentación del sistema productivo y la desaparición de las grandes fábricas. En estos conflictos es fundamental la solidaridad y el apoyo de grupos sociales no vinculados directamente con el conflicto, así como al hacer visible y a la publicitación del mismo.
Ahora les toca el turno al centenar de cigarreras de Altadis. Sin apoyo mutuo nos seguirán machacando puesto a puesto.

 

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