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Estado español :: 31/03/2020

El día después.

Insurgente
El buenismo social es, en demasiadas ocasiones, hijo de la ignorancia, el miedo y la inacción, una milonga al servicio de los que no quieren tocar las estructuras de poder

Todo indica que tras la tempestad que atravesamos vendrá la calma (clínica) y los apóstoles del futuro comienzan a intensificar sus mensajes. En ellos se habla de cambios profundos y necesarios en el mundo, de un horizonte prometedor porque todos (sic) habremos tomado nota de lo mal que pueden ir las cosas si estamos desunidos.

Dicen de un mismo barco donde vamos todos (ricos y pobres) y que es necesario dirigir a buen rumbo (¿?). Esta mirada que no contempla la lucha de clases, da ventajas infinitas a los que tienen la propiedad de los medios de producción, que ven así intocables su propiedades, beneficios y responsabilidades sobre el desastre. El mundo será maravilloso, dicen, pero cada uno en su sitio, sin cuestionar la realidad, algo así como todos unidos con los brazos extendidos cantando el «California dreamin» o similar.

Si alguien osa preguntar cómo se salió, por ejemplo, de la crisis del 2007/2008, (esto es, con el traspaso de miles de millones de dólares, euros y yenes de las arcas públicas a empresas financieras culpables del desfalco, con un control intensivo y fascistoide de los ciudadanos, con la inyección de más miedo en las sociedades) estaríamos ante un caso de pesimista social que no quiere ir en ese barco camino de la felicidad. La realidad de esta crisis sanitaria deja claro que solo desde la salud pública pueden abordarse problemas de esta envergadura, que quien privatizó, quien hizo y hace negocios con ella, no puede ir en ese barco y que tendrá que ser arrojado por la borda al modo de la familia zarista.

El buenismo social es, en demasiadas ocasiones, hijo de la ignorancia, el miedo y la inacción, una milonga al servicio de los que no quieren tocar las estructuras de poder porque en ellos les va el status quo. El día después será lo que trabajadoras y trabajadores decidan, pero qué clase tiene el poder es lo trascendental. Si les gusta el símil marino, quién lleva el timón.

https://insurgente.org/el-dia-despues-2/

 

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