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Euskal Herria :: 21/05/2005

El laboratorio de la dispersión

PAT - Presoen Aldeko Taldeak
Diríase que vivimos tiempos muy complejos; contradictorios y, a su vez, clarificadores. Un presente en el que apenas se habla de la medida política de dispersión diseñada hace casi veinte años y que sigue vigente hoy con mayor rigor.
Una medida política de laboratorio comandada por los de aquí y los de allí, en busca de una fórmula mágica para obtener el silencio impuesto, la paz de las catacumbas y una libertad amordazada; utilizando para ello la materia prima del sufrimiento ajeno. Los incesantes inventos no han dado los frutos deseados, la ruta Suárez-Zapatero así lo demuestra. Pero aquellas primeras intenciones siguen en su empeño: más detenciones y cárcel; más presos y más familiares. Una cruda realidad experimental entre la tortura y el sufrimiento mediante la formula de la dispersión. Es la violencia de Estado. Innumerables presas y presos en celdas de aislamiento, con una actividad diaria reducida al simple paseo limitado; soportando a su vez un aislamiento político obcecado en la incomunicación y separación entre el represaliado y su pueblo; un aislamiento físico que conlleva la sanción por el mero hecho de hablar por teléfono en euskara con sus hijos; una soledad impuesta sin derecho a actividad, sin acceso al estudio; un colectivo que padece la vulneración de su derecho a la salud, gente con enferme- dades incurables y sufriendo ese doble brutal y fatal golpe sobre sus espaldas; un colectivo con más de cien presas y presos que han cumplido las 3/4 partes de la condena impuesta y que se les niega la aplicación de una ley que es tal en base al carácter del demandante (no todos se llaman Galindo, VeraÅ ). Y tal situación de supervivencia viene a ser golpeada también por la justicia española en busca de la desesperanza del condenado mediando leyes que conllevan la perpetuidad. Es la violencia de Estado. Junto a ellas y a ellos están los familiares que han de soportar estoicamente el trato que se les dispensa nada más cruzar las frías puertas de hierro que tienen secuestrados a sus seres queridos; gente que se deja la piel en las carreteras cada fin de semana para un entrañable encuentro: un amasijo de nerviosismo, entrada en calor, alegres comentarios acompañados ícuando se autorizaí de contacto humano, así como de un adiós que finalmente se sumerge en recuerdos. Un cuchitril donde se desprende la esencia del cariño y de la solidaridad, bajo el techo de la dignidad. Es la ejemplarizante respuesta a la violencia de Estado. Con todo ello, siguen las fórmulas de laboratorio: nuevos jueces, mayores condenas, dobles condenas, sentencias «ejemplarizantes», ilegalizaciones, ¡todos a la cárcel!, cadena perpetuaÅ  Una violencia de Estado emperrada en ponerle puertas al campo; segando brutalmente una hierba que brota y vuelve a brotar con fuerza. Hoy se habla de nuevos talantes, de tiempos esperanzadores, de política de cocina, de dialogo y negociación. En tiempos de pre-campaña en la CAV, Etxerat mostró claramente quién era quién en la política, dónde se situaba realmente la voluntad de poner fin a la grave situación que padecen los represaliados políticos y sus familiares. Hoy, una vez conocido el número de escaños obtenidos, nos encontramos con una aparente voluntad para poner fin al conflicto político, en una nueva era(?). Al mismo tiempo, también escuchamos a algunos otros políticos y a ciertas asocia- ciones a contracorriente y encolerizadas, contrarias al diálogo y en defensa de las medidas represivas. Todo ello bajo el lema de la memoria, la dignidad y la justicia. Se demanda la rendición acompañada del «que se pudran en la cárcel»; se apela a la ética unida al odio y a la venganza; se hace bandera enfervorecida de la vía policial y judicial como la única salida hacia la libertad y dignidad humanaÅ  (sic). Es la llamada al enfrentamiento, es la fórmula del mantenimiento de lo actual, del enquistamiento político, del sufrimiento. Los familiares y allegados de los represaliados políticos vascos no somos las únicas víctimas de este conflicto político que padece Euskal Herria, pero sí nos diferenciamos claramente: mientras algunas asociaciones y partidos apuestan por nuestro sufrimiento, nosotras y nosotros apostamos por el final del sufrimiento de todos. Etxerat no se mira al ombligo a la hora de hablar de las víctimas ni plantea exclusividad alguna, aboga por nuevas fórmulas, las contrarias a las represivas, entendiendo que Euskal Herria padece un problema impuesto al que no se le ha dado hasta la fecha ninguna solución política, democrática y justa. La apuesta es por el entendimiento, por dar paso a la palabra y al dialogo; recorrido a realizar por el Acuerdo Democrático de Base impulsado por el Foro de Debate Nacional que hemos suscrito junto a más de 40 firmantes entre partidos, sindicatos y agentes sociales. Trabajaremos en esa línea pues entendemos que el dialogo y el acuerdo son los ejes para alcanzar nuestro sueño: terminar con la ausencia, traerles vivos a casa definitivamente a todos nuestros seres queridos. Los nuevos talantes han de demostrarse con hechos. Medir la voluntad en aras a resolver el conflicto vendrá del derribo o no de ese maldito laboratorio. Es también labor de toda la ciudadanía vasca trabajar conjuntamente para que esa voluntad sea real por parte de los dos estados. Que se construya pues ese necesario y nuevo edificio para dictar y organizar la repatriación de nuestros familiares y allegados: que su carácter político tenga lugar en el debate y en los acuerdos: que los presos enfermos salgan inmediatamente en libertad; que Gatza no haga ningún día más de los 25 años que lleva encarcelado. Si estos pasos no se empiezan a dar, no existirá nuevo talante. Nos encontraremos con una fachada diferente, pero que su interior sigue siendo aquel laboratorio que apuesta por fórmulas del pasado aún vigentes y que profundizan en su carácter torturador; una violencia de Estado que busca el sufrimiento y la aniquilación. Aún y todo, seguiremos apostando por el diálogo y el acuerdo; agarrados al quinqué que nos ilumina el camino, con el pañuelo blanco y con esa característica interior de espíritu firme siempre esperanzador. Denon artean lortuko dugu. Etxean nahi ditugu, orain!

Presoen Aldeko Taldeak (PAT) www.pat-eh.org

 

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