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Estado español :: 12/06/2023

Es el consumismo el opio de las sociedades occidentales?

Germán Gorraiz López

El actual sistema dominante o establishment de las
sociedades occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo
compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo
primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que
pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea,
uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación
de masas.

Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1.964), explica
que “la función básica de los medios es desarrollar seudo-necesidades de
bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a
los individuos al carro del consumo y la pasividad política”, sistemas
políticos que serán caldo de cultivo del virus patógeno conocido como
“autos-kratos” o autocracia. Por su parte, Edward
L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de los pioneros en el estudio
de la psicología de masas, escribió en su libro Propaganda (1.928), “La
manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurados y de
las opiniones de las masas es un elemento importantes en las sociedades
democráticas. Aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la
sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder
dirigente de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes están
amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran
medida por hombres de los que nunca hemos oído hablar”.

En consecuencia, la propaganda del establishment será dirigida no al
sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo
unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas
expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta.

El consumismo compulsivo es el nuevo opio del pueblo?Hermann
Hesse en su libro “El lobo estepario” (Der Steppenwolf, 1.927), plasma
el sentimiento de angustia, desesperanza y desconcierto que se apoderó
de la sociedad europea en el período entre-guerras y es un lúcido
análisis sobre la locura de una época en la que agoniza lo viejo sin que
haya nacido lo nuevo. En dicha obra critica mordazmente la sociedad
burguesa (“la decadencia de la civilización”), dictadura invisible que
anula los ideales del individuo primigenio y le transforma en un ser
acrítico, miedoso y conformista que sedado por el consumismo compulsivo
de bienes materiales pasa a engrosar ineludiblemente las filas de una
sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable.Así,
Hesse define al burgués como “una persona que trata siempre de
colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y
agradable, sin violentas tempestades ni tormentas. Consiguientemente, es
por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo
la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el
poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley y la
responsabilidad por el sistema de votación. Es evidente que este ser
débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable no puede
sostenerse solo y en función de sus cualidades no podría representar en
el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos
errantes…”.Dichas reflexiones siguen vigentes casi
un siglo más tarde, pues la previsible entrada en recesión de las
economías europeas implementará el estigma de la incertidumbre y la
incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de
Bienestar del mundo occidental, derivando posteriormente en un shock
traumático al constatarse el vertiginoso tránsito desde niveles de
bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo y posterior
desahucio, inmersión en umbrales de pobreza y dependencia en exclusiva
de los subsidios sociales. Sin embargo, gracias a
la interactividad que proporcionan las redes sociales de Internet (el
llamado Quinto Poder que enlaza y ayuda a la formación de las
identidades modernas), se estaría rompiendo el endémico aislamiento y
pasividad del individuo sumiso y acrítico de las sociedades consumistas
occidentales (Hombre unidimensional). Así, estaría ya surgiendo un nuevo
individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica, sustentado en
valores como la solidaridad y el respeto por el medio ambiente,
Individuo Multidimensional que instaurará un caos constructivo que
terminará por diluir el opiáceo inhibidor de la conciencia crítica
(consumismo compulsivo).

Germán Gorraiz López- Analista

 

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