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Euskal Herria :: 14/06/2013

[liburuaren aurkezpena] Euskal Hiria

La Kelo Gaztetxea

Ikasturte amaierara, eta aldi berean jaietara, hurbiltzen ari bagara ere, azkeneko kafetei ekingo diegu, eta biharkoan, hilak 14, 19:00etatik aurrera Andeka Larrea izango dugu gurekin Euskal Hiria liburuaren aurkezpena egiteko.

ndamos acercándonos a final de curso, y con ello a las fiestas, seguimos con las últimas cafetas, y mañana, 14 de junio a partir de las 19:00 tendremos con nosotr@s a Andeka Larrea presentándonos su libro Euskal Hiria.

Desde que Bernardo Atxaga propusiera hace unos años su particular visión sobre el territorio y el conflicto político en Euskal Herria , muchos han sido los que de forma mas o menos fiel han hecho uso del nombre que él diera a esta mirada: Euskal hiria.

Particularmente tenaz en el intento de apropiarse de la etiqueta ha sido el Gobierno Vasco, quien bautizó con el nombre de “Euskal Hiria” (la Ciudad Vasca Global) al proyecto urbano que, a través de las Directrices de Ordenación del Territorio y otros instrumentos de actuación, lleva desarrollando desde hace años.

Aunque, de entrada, puede parecer que nos adentramos en un terreno de especialistas que es ajeno a las cuestiones sociales, económicas y políticas del momento presente, es necesario destacar la importancia del proyecto de desarrollo territorial y urbanístico que se esconde tras la jerga especializada. Porque de lo que en el fondo se trata es de pensar en nuestro presente urbano como la condición espacial para imaginar un futuro en el que la vida en las ciudades de Euskal Herria será la vida de la mayor parte de sus habitantes. Quienes ya diseñan, proyectan y ejecutan su modelo territorial lo hacen sobre bases económicas y, por tanto, políticas, bien definidas: beneficio, mercantilización del espacio, alta velocidad, autopistas y desigualdad social. Al envoltorio de esta apuesta urbanística neoliberal se le ha añadido una buena dosis de propaganda institucional y un lema tan ambiguo como abstracto: Euskal Hiria o Ciudad Vasca Global.

El proyecto de desarrollo territorial y urbanístico trata de pensar en nuestro presente urbano para imaginar como será la vida del futuro en Euskal Herria

Como en toda buena estrategia de marketing el lema es importante pero es imprescindible, por otro lado, un buen relato histórico alrededor del cual elaborar una serie de propuestas “innovadoras” que de forma poco original se presentan como absolutamente necesarias en nombre del progreso y del desarrollo. La narración de la historia urbana de las tres capitales de la CAPV recurre a la falsificación más descarada: su esquema explicativo se limita a citar, sin explicar, el supuesto declive de la ciudad industrial, la crisis de identidad social que se le asocia y, finalmente, la aparición de una oportunidad salvadora. Este relato profundamente anti-científico encubre la mirada del diseñador que observa desde el espacio el territorio que desea modelar, al margen de sus circunstancias materiales, al margen de la historia de los cuerpos que lo habitan y, en suma, al margen de las voluntades de sus ciudadanos. El territorio se transforma en puro espacio métrico sobre el que diseñar trayectorias, velocidades, inversiones y futuros beneficios.

La apuesta por dar forma a una región urbana vasca fundada en esta concepción mercantilista del espacio, por un lado, y en la construcción de infraestructuras para aumentar la conexión entre las ciudades en Euskadi (TAV, autovías, etc.) constituye la expresión más definida de las actuaciones futuras y estrategias de planificación urbana en la CAPV. Este proyecto, liderado por el Gobierno Vasco, cuenta con la participación de empresas privadas, universidades, ayuntamientos y otros agentes sociales cuyo objetivo declarado es el de hacer de la futura región urbana vasca un polo atractor de inversión por medio de lo que denominan “ecosistema innovación”. La consideración del cuerpo urbano como un organismo biológico (léase el estudio titulado, precisamente, “ecosistema innovacion”) que debe luchar por su supervivencia en la competencia por los recursos económicos en un mundo global, muestra sin ningún pudor la defensa del modelo que precisamente ahora ha entrado en bancarrota: explotación intensiva del territorio e intervención sobre la vida urbana para satisfacer las necesidades de las empresas y, de este modo, consolidar el aumento de la desigualdad social y la voracidad del cemento sobre el patrimonio natural colectivo.

Aunque las intervenciones sobre el territorio son la evidencia de que existe un diseño y un proyecto urbanístico definido de cuyas consecuencias saben en muchos lugares, Euskal Hiria es una apuesta a largo plazo. Como toda apuesta, con sus riesgos. Unos riesgos que pretender ser minimizados por medio de una serie de estrategias de actuación entre las que destaca la aumento de la movilidad motorizada y el Tren de Alta Velocidad. Porque sin un aumento general de la movilidad interurbana el sueño de la Ciudad Vasca Global no sería viable, dado que sin movilizar de forma permanente e intensa los cuerpos ciudadanos no se da la posibilidad de hacer que el frenetismo del consumo convierta a las ciudades y a los espacios urbanos en un nicho de negocio de alto rendimiento. Una vez que el capitalismo entra en su fase de definitivo colapso la extracción de plusvalía se extiende por doquier y se dirige, todavía más, a los cuerpos, de cuya puesta en movimiento a velocidades cada vez mayores depende su supervivencia agónica durante algunas décadas más.

El cuerpo urbano como organismo biológico debe luchar por su supervivencia en la competencia por los recursos económicos

Sin embargo, las dudas sobre la viabilidad de este proyecto urbanístico hacen más fantasmagórica aun su existencia más allá de las campañas de marketing institucional. Si bien no es este el lugar de hacer el análisis detallado de las causas imputables a este relativo fracaso, si mencionaremos dos de ellas: en primer lugar que “las ciudades vascas en lugar de complementarse tienden a duplicarse” y, en segundo, que “el fuerte apego de los ciudadanos hacia sus respectivas ciudades, así como a su familia y amigos, sumada al elevado nivel de autonomía de cada territorio histórico y la infraestructura de transporte existente, constituyen factores inhibidores del proceso”. Es decir, que en la actualidad en la CAPV existen tres zonas urbanas bien diferencias, con su área de influencia y con relativamente pocas conexiones entre ellas. Es decir, exactamente lo contrario de lo deseable para la puesta en marcha de la Ciudad Vasca Global.

Podemos concluir, por tanto, que el sueño utópico de Euskal Hiria esta lejos de realizarse en un plazo breve de tiempo. Ello no debe hacernos perder de vista que las actuaciones urbanísticas que se desarrollan de forma intensiva en el territorio de la CAPV afectan a los modos, usos y costumbres de sus habitantes, además de indicar una tendencia como la que hemos descrito. La utopia urbana que el Gobierno Vasco propone bajo la etiqueta Euskal Hiria poco o nada tiene que ver con aquella que imaginara Atxaga hace unos años. Al menos en una primera y rápida aproximación. Porque si bien la propuesta de Atxaga se circunscribe al ámbito de lo literario-poético, también es verdad que su firme defensa de los valores cosmopolitas y de la ciudad (en abstracto) frente al esencialismo identitario de corte ruralista (usamos el sentido peyorativo que se le asigna desde quienes enfrenta nacionalismo e Ilustración) converge con nitidez con la apología de la ciudad global que subyace a la del Gobierno Vasco. Nos encontramos con un debate conocido que, en sus rasgos generales, plantea la dicotomía entre los valores de la Ilustración y los del Romanticismo. En nuestro caso, como bálsamo sanador de una fractura política que, según se dice, encuentra en la afirmación de una identidad nacional su rasgo diferencial específico frente al cosmopolitismo urbanita (supuestamente no nacionalista) que viene.

Es este un asunto merecedor de un análisis más detallada que dejaremos para otra ocasión. En cualquier caso, para concluir, es de destacar que la condición de posibilidad de un proyecto urbano como el de la Ciudad Vasca Global sólo sería posible a condición de desarraigar profunda y definitivamente a la ciudadanía del suelo que conforma los lugares en que habita y vive un espacio que, por necesidad, siempre es concreto. La abstracción imaginaria de la Euskal Hiria choca frontalmente con la condición espacial de los cuerpos en un intento por forzar su movilidad permanente y su puesta en marcha como vector de beneficio.

(laburpena bilbobranka.info webgunetik)

 

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