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Euskal Herria :: 19/06/2005

«Nuestro primer objetivo es que todos los refugiados puedan vivir en su tierra»

PAT - Presoen Aldeko Taldeak
«Si sólo la izquierda abertzale pone la carne en el asador, no se podrá llegar a buen puerto», afirman los refugiados Xabier Ezkerra y Eloy Uriarte en relación a la posibilidad de abrir un proceso para la resolución del conflicto. Uriarte es el firmante del acuerdo impulsado por el Foro de Debate Nacional en nombre del colectivo de refugiados.
Muchos son ya quienes creen que para la resolución del conflicto, en última instancia, todos los ciudadanos vascos tendrán que decidir su futuro en las urnas. Sintomáticamente, la persistencia de ese conflicto hace que aún hoy haya quien nunca ha podido ejercer el derecho al voto en ninguna cita electoral ni referéndum. Es el caso de Eloy Uriarte y Xabier Ezkerra, que tuvieron que huir de sus casas hace 31 y 29 años, respectivamente. En una entrevista concedida a GARA, ambos valoran, en nombre de su colectivo, las circunstancias que rodean su propia realidad y la de Euskal Herria. íHan pasado diez años desde que los confinados, entre ellos ustedes dos, rompieron aquella situación y volvieron a Euskal Herria, a las provincias de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa. Al poco tiempo, un buen número de deportados también tomó un camino similar. ¿Qué valor tuvo aquel paso? El valor de dejar de permanecer expectantes en situación precaria. El valor de no seguir aceptando la asignación o la deportación como un mal menor frente a la expulsión o entrega a manos de la Policía española. Fue un acto de insumisión para reivindicar el poder vivir «libremente» en nuestra tierra y participar en su devenir de la forma más positiva y activa posible. íSin embargo, sigue habiendo muchos refugiados en diferentes puntos del mundo. ¿Cuál es la situación de este colectivo? Nuestra situación es diversa y variada. Sin pretender caer en comparaciones, nosotros también tenemos aún nuestros propios Guantánamos con la deportación en algunos países. A nadie se le escapa que la clandestinidad es otro de los espacios que nos toca ocupar por todo el mundo. Por razones obvias, nosotros no podemos disponer de un fichero con cada ciudadano y ciudadana vasca que ha tenido que abandonar su txoko por razones políticas. Pero, desde hace ya algunos años, se dice que uno de cada mil vascos, por querer existir con plenos derechos, se encuentra en la cárcel o en el exilio. Quien lo desee puede hacer la correspondiente extrapolación y podrá aproximarse a la verdadera dimensión del conflicto. íEn relación a quienes viven en Euskal Herria, no se puede decir que ustedes estén exiliados, pues residen en su propio país, pero sus circunstancias son las de unos represaliados. ¿Cómo es su vida? Sin magnificar diferencias o matices semánticos, sí podría decirse que resulta un tanto contradictorio decir que nos exiliamos en nuestro propio país o que estamos refugiados en Lapurdi, Nafarroa Beherea o Zuberoa. Simplemente, intentamos vivir de la forma más activa y digna posible en tres de nuestros siete herrialdes. Esta limitación nos la ha impuesto la represión. La sociedad vasca sabe muy bien que la tortura y todo lo que ella acarrea no es ninguna fábula. En cualquier caso, la voluntad de querer sobrellevar la represión de la forma más dinámica posible no deja de tener una realidad más amarga. Para la mayoría de nosotros, aquí, la precariedad administrativa, sanitaria o de empleo nos exige cotidianamente un esfuerzo suplementario a todos los niveles. Mantener el equilibrio en esa cuerda no siempre resulta fácil, teniendo en cuenta, además, que para muchos de nosotros ha llegado ya la edad de tener que hacer el signo de la victoria el día en que no te duele algo. Esas son las circunstancias en las que nos debemos mover, pero no con resignación, sino con el ánimo decidido de participar en la vida social y política de Euskal Herria. Raro es el acontecimiento que haga país en el que no participen compañeros nuestros. íLa última iniciativa propia de su colectivo que tuvo una especial trascendencia fue la vuelta de algunos de sus miembros a sus localidades de origen, con la utilización sólo del EHNA. ¿Qué significado tiene? La decisión de vivir en toda Euskal Herria con el único documento nacional del que disponemos es uno de los pasos más importantes que ha dado este colectivo. No esperar a que un buen día los estados sean racionales para poder avanzar en la recuperación de derechos es un acto de insumisión que dignifica a los compañeros que dan ese paso. Es un paso que el tiempo sabrá valorar en toda su dimensión. íNo cabe duda de que dar ese paso exige un alto nivel de compromiso, más aún cuando se trata de un grupo reducido. ¿Qué valoración realizan? La valoración habría que preguntársela, sobre todo, a quienes lo han dado. Con todo, sí quisiéramos dejar constancia de que creemos que la sociedad vasca y, en particular, la izquierda abertzale no se han volcado todo lo que debieran para que puedan vivir dignamente con el único documento del que disponen. Ellos no pretenden exigir a los demás lo que ellos están dispuestos a hacer, pero creemos que agradecerían un mayor esfuerzo de solidaridad a la hora de dar la legitimidad e importancia precisas a su decisión de vivir con el EHNA. No quisiéramos, sin embargo, que este apunte negativo distorsionase el valor del camino emprendido. Además, haríamos una lectura errónea si hablásemos de la dinámica del EHNA limitándola a la iniciativa de los refugiados. Actualmente, son miles las personas que utilizan ese documento, de diferentes formas y a diferentes niveles, todos ellos positivos y necesarios. Consideramos, en ese contexto, que quienes han dado el paso de utilizarlo como único documento de nacionalidad, que es el caso de nuestros compañeros, dan cuerpo al conjunto de la iniciativa, al ir más allá del mero simbolismo. íEstos pasos los han situado en una perspectiva de construcción de Euskal Herria. Ahora, la situación de los refugiados aparece unida a un hipotético proceso de paz. En la propuesta «Orain herria, orain bakea» aparecen citados para la mesa entre ETA y los gobiernos. ¿Cómo se combinan esos dos planos? No entendemos la concepción de que la resolución del conflicto vaya a venir de una repentina buena voluntad de los estados, pues la historia de Euskal Herria demuestra que eso no es real. En este país la construcción nacional se ha dado desde siempre. Las ikastolas, por ejemplo, se crearon en plena época franquista. Ha habido muchas iniciativas que se han puesto en marcha sin esperar a que en una mesa hubiese un determinado arreglo. En esa dinámica, el colectivo de refugiados ha participado permanentemente en los lugares en que le ha tocado estar. Ello no es contradictorio con que la voluntad de un pueblo pequeño, en un conflicto que dura muchos años, sea llegar a una resolución de forma dialogada y pactada, porque, además, no hay otro remedio. Pero, ¿tenemos que estar esperando a que los estados den el visto bueno para construir país? Nunca lo han hecho, y tampoco lo harán. Estamos construyendo Euskal Herria ahora, lo tendremos que hacer incluso durante el proceso de resolución y habrá que hacerlo también después. í¿Qué valoración realizan de la propuesta de Anoeta? El mérito que tiene es que concibe la resolución del conflicto dando el papel principal a la sociedad vasca y a sus agentes políticos y sociales. Son ellos los que acuerdan un marco de resolución y crean una interlocución hacia los dos estados. Desde nuestra visión como ciudadanos y ciudadanas de este país, vemos que la novedad de la propuesta, de peso, reside en que da a ETA y los estados el papel de lograr el fin de las hostilidades. El acuerdo para lograr la paz se deberá lograr en la otra mesa, que tendrá que negociar y hacer respetar el acuerdo por los estados. íUstedes la han apoyado expresamente, ¿no? En eso estamos todos en la izquierda abertzale, y todos debemos empujar esa propuesta. Cierto es que los únicos que están haciendo pronunciamientos serios son la izquierda abertzale y ETA. Tras la propuesta de Anoeta, se han dado otros pasos. Por la otra parte, sin embargo, no se ha hecho más que demagogia. íSu interpretación de la reacción del Gobierno español no parece que sea muy buena. El problema es que sólo podemos limitarnos a interpretar. Cuando Zapatero en persona dice que va a llegar hasta el final, nos gustaría saber de qué está hablando. Si quiere llegar al final de las consecuencias que este conflicto histórico origina o va a llegar al final de las razones que han generado el conflicto. í¿Y el francés? Parece que no se da por enterado. No se ha visto ningún gesto ni valoración de la propuesta. Se han querido desentender, como si fuese un tema español. Quizás piensa que hacer algún tipo de pronunciamiento sea tanto como reconocer que también es un problema propio. El Gobierno francés siempre ha sido parte del conflicto; lo que pasa es que, siendo mucho más cuco, ha intentado aparentar que se limita a ayudar al Estado español. Por poner un ejemplo, con la cuestión de la institución, en su día el prefecto dijo a los electos vascos que su negativa se debía a que estaba haciendo un favor a Aznar, que no podía ir contra él. Ese es el cinismo histórico del Estado francés. íLa política de París repercute sobre una parte importante de los represaliados. ¿Cómo ven su actuación? Con más dureza. Por ejemplo, la represión a nuestros presos es superior a la de hace algunos años. Ultimamente se están produciendo circunstancias que no se daban en épocas anteriores, pues son apaleados o violentados. Se está dando un continuo traslado de cárceles. Se nota que están haciendo una copia de lo que hacen los españoles. En el caso de los refugiados, sabemos que siempre hemos sido un elemento de equi- librio de la balanza comercial entre Francia y España. Y no podemos olvidar nuevas modalidades represivas como la euroorden. íSi se habla de que la mesa para abordar las consecuencias del conflicto debiera estar compuesta por ETA y los gobiernos, ¿se entiende que ustedes delegan su representación? Es evidente que siendo consecuencia del conflicto estaremos representados en una de las mesas. ETA tiene toda la legitimidad para representar a los refugiados del pasado y del presente, así como para luchar para evitar los del futuro. í¿No tienen nada que decir en la mesa entre agentes para la búsqueda de un acuerdo? Nosotros estamos participando ya en el Foro de Debate Nacional. Hemos firmado [fue el propio Eloy Uriarte quien lo hizo en nombre del colectivo] el Acuerdo Democrático de Bases para la resolución del conflicto, presentado en el pasado Aberri Eguna, y hemos realizado nuestra propia aportación. Sin extendernos, en la misma fijamos tres puntos. El primero de ellos reclama el reconocimiento de que somos consecuencia del conflicto y, como tal, nuestra implicación en su superación resulta indispensable. En el segundo se insiste en que, para posibilitar nuestra participación en dicho proceso, se tendría que garantizar que todos los refugiados puedan vivir en Euskal Herria. Y como tercero, para que se nos pueda reconocer nuestra ciudadanía vasca, se plantea que habría que posibilitar la obtención del EHNA y garantizar su utilización. íDespués de estos diez años, ¿tienen en mente dar algún nuevo paso? El siguiente paso es hacer todos los esfuerzos posibles para que todos los refugiados puedan vivir en su tierra. Aquí, hay un colectivo reducido. Tenemos deportados que están encerrados para evitar la represión en terceros países. Hay mucha gente en situaciones precarias. Y ese paso no es que lo tengamos en mente, sino que se trata de una tarea continua. Y el siguiente paso que tenemos en mente, y ahí tampoco esperaremos a que los estados den su permiso, es que no sean tres, sino siete, los herrialdes en los que nosotros decidamos vivir en la forma que consideremos más oportuna.

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