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Estado español :: 27/09/2006

Sobre la supuesta negociación GRAPO - Estado

Socorro Rojo Internacional
A nuestros email llegan continuas peticiones sobre información ante la posible negociación de la organización revolucionaria armada GRAPO y el Estado español.

A nuestros email llegan continuas peticiones sobre información ante la posible negociación de la organización revolucionaria armada GRAPO y el Estado español.
Por lo que como SRI podemos saber tras hablarlo con los presos del colectivo de presos políticos antifascistas y comunistas compuesto por presos y presas del SRI, PCE(r) y GRAPO, pues ya era una especie de cantinela que se venía barajando incluso en la prensa alternativa:
Dejar claro que de los GRAPO al gobierno NO hay ninguna propuesta tras la ruptura de las negociaciones por parte del PP en 1996 con los presos de Sevilla seleccionados por el colectivo y el Partido. Del gobierno a los GRAPO ya es otro cantar, aunque de momento sólo lo han hecho mediante su prensa con un globo sonda titulado "Los GRAPO quieren negociar, según la revista del PCE(r)". Nada más, pero tampoco nada menos, pues el artículo en cuestión pone y baraja reivindicaciones muy potentes para una POSIBLE negociación. Así que si el gobierno quiere, ahí estan los presos como representación de ambas organizaciones. Pero tras la experiencia del 96, tendrán que ofrecer reales oportunidades de paz por libertad, si no nos tememos como SRI que todo quedará como en aquella ocasión, cero patatero como dice el bigotito aznar en sus parrafadas internacionales. Os enviamos tres artículos sobre "negociación" y otro elaborado por los presos que tienen que ver con el asunto. Así cada uno valorará con todos los datos en la mano:


Frente al cambio tramposo, relanzar la lucha de resistencia en todos los terrenos

Resistencia núm. 66

Estos canallas del Gobierno y sus jefazos no acaban de aprender de las derrotas que han cosechado durante decenios, siguen aferrándose a la vana esperanza de intentar que renunciemos a nuestros derechos y reivindicaciones y traguemos el sucedáneo de cambio que nos están pretendiendo imponer, ese cambio tramposo, y que, por fin, acatemos su legalidad, y después todos juntos, debidamente reconciliados, pongamos freno a la crisis política que padecen. No quieren admitir que le tienen que meter mano dura a su legalidad terrorista, explotadora e imperialista, pegarle no un barnizado encubridor que es lo que en esencia están haciendo -y por donde pretenden continuar-, sino una considerable limpieza a fondo que desmantele, como les venimos exigiendo, una parte de esa legalidad. Evidentemente, como estamos comprobando, la "hoja de ruta" de esa "segunda transición" no contiene las aspiraciones fundamentales de los trabajadores, de nuestro Partido y del conjunto del Movimiento de Resistencia Antifascista y, de seguir así, va a agravar aún más el conjunto de conflictos (políticos, sociales, territoriales, etc.) existentes, por lo que ya tienen perdida de antemano otra nueva batalla.
Mientras tanto a nuestro Partido -lo venimos denunciando sistemáticamente-, le están aplicando con todo el rigor las leyes de la guerra sucia constitucional de toda la vida, al mismo tiempo que el Estado fascista francés nos aplica las suyas: juicios farsa, aumento de la represión contra los presos políticos, torturas, acoso provocador a nuestros militantes y simpatizantes que se encuentran en la legalidad y persecución de nuestro aparato político clandestino. Por eso a tal tratamiento represivo intensivo, tal "política de diálogo" tan tramposa como la paz que dicen querer alcanzar con ella. O sea que sus planes de "paz" pasan por aplicarnos primero una continuada ofensiva represiva para ver si así quedamos tan machacados y confusos de ideas que puedan convertir después la "mesa de diálogo" en un monólogo que concluya con la firma del acta de nuestra capitulación. Pues bien, su "política de diálogo" ya la hemos experimentado en la práctica, comprobando que, evidentemente, ese tipo de "diálogo" era una imposición para que tragáramos con su intragable "democracia", por lo que, como bien se tiene que comprender, después de rechazar de plano susprovocadoras "soluciones" tuvieron que salir con el rabo entre las piernas; por eso nuestro Secretario General, al final de la última batalla que sostuvo contra toda una jauría de mastines del Gobierno español y algunos de su socio francés, denunció: "¡¡Con sus actos demuestran que no están por la paz y el diálogo, sino por la continuación de la guerra!!"
Así es que pierden totalmente el tiempo si persisten en aplicarnos ese archiconocido manual de sus "procesos de paz" articulado a través de la combinación de la represión, la guerra sicológica y la dilatación planificada de dichos procesos para confundir, dividir, ganar tiempo, etc., que no supone otra cosa más que una nueva declaración de guerra. Pues bien, por si los zapateristas y la oligarquía que les manda se habían hecho algún tipo de ilusiones, ya lo saben: por mucha represión y chantajes que pongan en marcha no vamos a ceder ni un milímetro de las posiciones conquistadas en décadas de lucha, ni a desarmarnos de ninguno de nuestros principios ni a renegar de ninguno de nuestros objetivos revolucionarios; por tanto, volvemos a manifestar, como ya lo hicimos en su día, que: "No vamos a reconocer jamás la legitimidad del sistema de explotación capitalista ni su dictadura por muy democrática y constitucional que nos la quieran presentar. Esto quiere decir también que no vamos a negociar jamás nuestro derecho a resistir a este régimen ni a la lucha consecuente hasta acabar con él" (M.P.M.,Arenas: "En el camino del IV Congreso", Resistencia núm. 36).

Tres frentes de lucha ensamblados

Ante esta situación hay que volver a insistir, otra vez más, en el hecho de que el Estado fascista, a pesar de la gravedad de la crisis en la que está atrapado, que afecta de lleno al modelo político puesto en marcha con la llamada Reforma Política, sigue sin entender más lenguaje que le haga razonable que el que se le imponga por la fuerza. Por tanto, hay que seguir relanzando la resistencia en todos los terrenos, incluido, claro está, en el de la lucha armada revolucionaria; sólo así se podrán imponer los derechos y reivindicaciones democráticos fundamentales que concreten un verdadero y profundo cambio.
A partir de aquí hay que hablar de tres frentes de lucha que no sólo deben actuar ensamblados, sino que se apoyan y se sustentan mutuamente, lo que nos permitirá conservar la iniciativa al mismo tiempo que debilitamos al Estado fascista y ahondamos su crisis: se trata de la reorganización del Partido, de la lucha organizada por los derechos y reivindicaciones que se concretan en el programa democrático que estamos difundiendo y de la utilización del arma política de las "negociaciones" como parte de la lucha revolucionaria de nuestro Partido.
No cabe duda que el frente principal, el que debe ocupar los principales esfuerzos de todos, es la reorganización del Partido en la que estamos empeñados hasta culminarla. Sobra extenderse en el hecho de que esta es una labor estratégica, sobre la que se asienta nuestra continuidad, y el principal elemento de desestabilización para el régimen fascista; es decir, que es nuestra principal arma de ataque. Sobra extenderse también en que el rumbo de nuestra reorganización (sus principales enfoques de trabajo: sus planes y tareas centrales) no va a variar, de ahí que debamos seguir dirigiendo los esfuerzos a desarrollar un cuadro de labores revolucionarias que, como ya especificábamos en los acuerdos salidos de la reunión de cuadros, se concretan en "combinar el fortalecimiento del Partido, especialmente de su aparato político clandestino con una profundización de nuestro trabajo de organización entre los trabajadores y la ampliación de nuestro radio de acción revolucionario. Y todo esto estrechamente relacionado con la tarea de elevar el nivel político de los trabajadores y el impulso de la lucha política más intransigente contra el Estado fascista y su política terrorista, explotadora e imperialista".
En relación al programa democrático que estamos difundiendo frente a la engañifa de cambio que intentan imponer hay que señalar que este programa centraliza o focaliza las principales aspiraciones de los trabajadores en esta etapa concreta del proceso revolucionario dirigida a la conquista de los derechos y reivindicaciones fundamentales por los que se viene luchando durante décadas. Es, a la vez, un programa táctico, un escalón intermedio que, con su conquista, relanza a niveles superiores el conjunto del proceso revolucionario y nos acerca a los objetivos estratégicos. Y para articular la lucha por esos derechos y reivindicaciones hemos puesto en marcha desde hace tiempo una campaña que hay que seguir desplegando y que tiene que cumplir una doble función: por una parte, desenmascarar al Gobierno y a los que le apoyan, elevar la conciencia política de los trabajadores y movilizarles para que hagan suyo este programa y luchen por él, al mismo tiempo que favorece el aunar esfuerzos, o reagrupar fuerzas, en favor de los objetivos comunes con otras organizaciones y colectivos antifascistas y democráticos; de esta manera el Partido pone en manos de los trabajadores un programa de verdadero cambio democrático y relanza la lucha política; por otra parte, la campaña debe favorecer el avance de la reorganización del Partido en diversos terrenos ya que supone una clara "ampliación de nuestro radio de acción revolucionario", lo que nos permitirá incrementar nuestra influencia entre los trabajadores y organizar a los más conscientes en torno al Partido.
Con respecto al diálogo y las "negociaciones" hay que volver a señalar que han de servir para favorecer el desarrollo del proceso revolucionario y eso tiene que concretarse, en su parte más fundamental, en el establecimiento de las libertades políticas plenas y el reconocimiento de nuestra identidad y principios comunistas, y por lo tanto, de nuestro derecho a luchar por la revolución socialista y el comunismo, lo cual se encuentra sintetizado en la fórmula "paz por libertad’. Con ello pretendemos, como hemos dicho en tantas ocasiones, "abrir en el sistema una brecha favorable para un más amplio trabajo del Partido entre las masas sin que ello suponga hacer ninguna concesión ni a la reacción ni al oportunismo". Pero para llevar adelante ese diálogo nosotros también exigimos imperativamente el cumplimiento de unas condiciones previas; es decir, que la misma "violencia cero" que el Gobierno exige a los demás se la aplique a sí mismo y detenga las actuaciones represivas de su Estado tanto dentro como fuera de las cárceles; de ahí que esas condiciones previas que exigimos se concreten en el cese de toda persecución contra nuestro Partido y otras organizaciones que forman parte del Movimiento de Resistencia Antifascista y el reagrupamiento en una sola cárcel de nuestro Secretario General y de todos los militantes del Partido y de los GRAPO para que se pueda preparar y desarrollar ese diálogo.

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Jamás vamos a desarmarnos de ninguno de nuestros principios
ni a renegar de ninguno de nuestros objetivos revolucionarios
!

Frente al Estado fascista e imperialista:
relanzar la resistencia en todos los terrenos

Comisión Política del Partido Comunista de España (reconstituido)

Junio de 2006

El día 9 de junio, tres destacados militantes de nuestro Partido, Juan García Martín, Carmen Cayetano Navarro y Aranzazu Díaz Villar, fueron detenidos en la ciudad de Reus por la guardia civil al mando de un general de este cuerpo de torturadores en una operación represiva que, por su intensidad y espectacularidad, recuerda a las practicadas en los tiempos de Aznar, Felipe González o Franco; al mismo tiempo y con gran despliegue, pusieron en marcha su campaña mediática triunfalista y de intoxicación en la que, sin ninguna prueba, los torturadores y los jueces fascistas de la Audiencia Nacional ya tenían establecidas las acusaciones contra nuestros camaradas.
Por su parte, al Gobierno de Zapatero, el mismo que nos bombardea a diario con su «paz» y su «diálogo», sólo le quedaba darse los parabienes y felicitar a sus huestes represivas, jaleándolas además públicamente para que continúen con su labor criminal.
Con estas detenciones se vuelve a demostrar que el terrorismo de Estado sigue funcionando a tope a través de sus instrumentos políticos, represivos, judiciales y mediáticos, prueba flagrante de que el Gobierno y la oligarquía fascista que le manda no tienen ninguna intención de llevar adelante un verdadero «proceso de paz».
El gobierno socialfascista prosigue la guerra sucia contra nuestro Partido
El Gobierno del partido socialfascista -lo venimos denunciando sistemáticamente desde que llegó de nuevo al poder-, no ha cesado de lanzar contra nuestro Partido todas las medidas represivas de la guerra sucia con tanta intensidad o más que los falangistas del PP. Los hechos lo vienen demostrando constantemente: nuestros militantes presos siguen sometidos a la política de aislamiento y de exterminio mientras se instaura de manera apenas encubierta la cadena perpetua para los presos políticos, con la posibilidad de retenerlos en las cárceles de por vida si no reniegan de sus ideas revolucionarias; los juicios políticos han continuado su curso tanto en España como en Francia, lo que ha conllevado nuevas condenas; nuestros militantes detenidos son torturados como le ocurrió hace un año a David Garaboa, que tuvo que ser llevado tres veces al hospital durante su detención; los militantes y simpatizantes que se encuentran en la legalidad son sometidos a un acoso represivo constante y provocador y el aparato político clandestino está siendo perseguido con especial saña, como se comprueba con estas detenciones.
Para justificar todas estas medidas terroristas, el Estado fascista y los que le sirven continúan esgrimiendo el manoseado argumento de que nuestro Partido «no es otra cosa que la rama política de los GRAPO», cuando el verdadero motivo de esta continuada represión -que arranca desde que nos reconstituimos hace más de 30 años como Partido Comunista de la clase obrera de España, y que se ha concretado en innumerables detenciones, torturas, años de cárcel e incluso en los asesinatos de dirigentes, militantes y simpatizantes-, no se debe únicamente al hecho de que apoyemos la lucha armada revolucionaria y que hayamos contribuido a demoler su farsa democrática y a sumir en la crisis a su Estado de derecho, sino también, y sobre todo, a que nuestro Partido es su principal enemigo estratégico y a que no hemos renunciado nunca a nuestro objetivo de conducir a las masas trabajadoras al derrocamiento del régimen fascista e implantar el socialismo en España. Además, los estrategas del Estado fascista, saben perfectamente que somos la vanguardia política del Movimiento de Resistencia Antifascista a lo que hay que unir nuestra reconocida ascendencia en el seno del movimiento comunista y revolucionario internacional.
Es por todo esto por lo que la oligarquía y su Estado no pueden admitir la existencia de un verdadero Partido Comunista, por eso nos persiguen, proscribiendo así el derecho que tiene la clase obrera a organizarse en su propio partido y a luchar contra su podrido y caduco sistema explotador y terrorista. De ahí que el régimen fascista español, coaligado con otros Estados capitalistas, como el francés, persistan, mediante la represión, en su objetivo de impedir que realicemos nuestra labor revolucionaria para que cunda el desánimo y la confusión e impedir así nuestro fortalecimiento y desarrollo.
Pero la represión contra nuestro Partido es también, por una parte, la muestra clara de la naturaleza fascista del régimen político imperante en España y de que el actual partido en el Gobierno es un instrumento de dominación de los monopolios, un partido contrarrevolucionario de corte socialfascista; por otra, es la prueba concluyente de la debilidad del régimen fascista, de su profunda crisis política, de su aislamiento entre los trabajadores y de su impotencia por no haber logrado destruirnos ni haber conseguido que renegáramos de nuestros principios y objetivos revolucionarios. Ellos son, por tanto, los que acumulan derrota tras derrota después de más de 30 años de guerra en la que hay un claro vencedor político y moral: nuestro Partido, el conjunto del Movimiento de Resistencia Antifascista y todos los trabajadores.
Represión y «política de diálogo», dos caras de una misma estrategia
La represión y la «política de diálogo», esos dos instrumentos con los que el Gobierno articula la estrategia del llamado «proceso de paz para resolver los conflictos» están dejando al descubierto una nueva versión de paz tramposa.
No descubrimos nada nuevo al afirmar que la llamada «política de diálogo», como la están desarrollando desde que la pusieron en marcha, es una medida contrainsurgente archiconocida que basa su actuación en la dilatación artificial y planificada de los procesos hasta hacerlos irreconocibles; mediante ella y apoyándose, entre otras maniobras, en la propaganda intoxicadora, pretenden sembrar ilusiones, confundir, dividir, ganar tiempo, «desarmar al oponente y hacerle perder la iniciativa», desactivar todo tipo de luchas, etc. para alcanzar su objetivo final que no es otro, evidentemente, que el de integrar a las organizaciones que encabezan el Movimiento de Resistencia Antifascista en el redil de su legalidad, lo que conlleva el acatamiento de la Constitución monárquico-fascista y todas sus leyes, la renuncia a toda lucha consecuente y programa revolucionario. No es de extrañar que el dialogante Zapatero, ese demagogo personajillo que se ha fabricado el régimen fascista, no cese de repetir, unas veces, que «el proceso de paz será largo, duro y estará dentro de la ley» y, otras, que aquí no va a haber ninguna contrapartida política».
De ahí que sus planes de «paz» hayan consistido en aplicarnos una continuada ofensiva represiva para ver si así quedamos tan machacados y confusos de ideas que les permita convertir la mesa de diálogo en un monólogo con el que imponernos el trágala de sus condiciones. Pues bien, como hemos venido denunciando, su «política de diálogo» ya la hemos experimentado en la práctica, comprobando que, evidentemente, ese tipo de diálogo era una imposición para que admitiéramos sus intragables propuestas, por lo que, después de rechazar de plano sus provocadoras soluciones, tuvieron que salir con el rabo entre las piernas; por eso nuestro Secretario General, al final de la última batalla que sostuvo contra toda una jauría de jueces del Gobierno español y alguno de su socio francés, denunció: «¡¡Con sus actos demuestran que no están por la "paz y el diálogo", sino por la continuación de la guerra!!».
Así es que pierden totalmente el tiempo si persisten en aplicarnos la farsa de su «proceso de paz» que no es más que una nueva declaración de guerra. Ante esta situación, y por si los zapateristas y los estrategas del terror fascista se habían hecho algún tipo de ilusiones, ya lo saben: por mucha represión y chantajes que pongan en marcha no vamos a desarmarnos de ninguno de nuestros principios ni a renegar de ninguno de nuestros objetivos revolucionarios. «No vamos a reconocer jamás -como señaló nuestro Secretario General- la "legitimidad’ del sistema de explotación capitalista ni su dictadura por muy democrática y "constitucional" que nos la quieran presentar. Esto quiere decir también que no vamos a negociar jamás nuestro derecho a resistir a este régimen ni a la lucha consecuente hasta acabar con él».
Bajo el marco de un cambio tramposo
«Estos canallas del Gobierno y sus jefazos -decíamos en el núm. 66 de Resistencia, órgano Central de propaganda de nuestro Partido- no acaban de aprender de las derrotas que han cosechado durante decenios, siguen aferrándose a la vana esperanza de intentar que renunciemos a nuestros derechos y reivindicaciones y traguemos el sucedáneo de cambio que nos están pretendiendo imponer, ese cambio tramposo».
La demagogia zapaterista no puede ocultar la realidad. Todo lo que ha hecho el Gobierno socialfascista en más de dos años de mandato, aparte de magnificar sus retoques de fachada y poner en marcha mezquinas mejoras precisamente para encubrir la ausencia de cambios o reformas de verdadero fondo, es proseguir con la política terrorista, explotadora e imperialista, y no sólo porque en determinados terrenos sean continuista en relación a la política de los peperos, sino también porque en otros la han sobrepasado con nuevos planes. Si esto ha venido sucediendo hasta el presente, sus planes y proyectos más o menos inmediatos tampoco contienen nada que dé satisfacción a los derechos y reivindicaciones democráticos fundamentales que exigen desde hace décadas los trabajadores, nuestro Partido y otras organizaciones que integran el Movimiento de Resistencia Antifascista.
Seguimos estando en presencia del terrorismo de Estado con todos sus instrumentos de represión actuando, mientras se rearman en el terreno policial, aumenta la actuación del Ejército en labores de represión de calle, amplían sus tratados «antiterroristas» con otros Estados y continúan siendo uno de los más destacados instigadores de la contrarrevolución internacional. En el terreno de la política imperialista siguen siendo pacifistas de palabra, pero prosiguen con sus planes para convertirse en una potencia de primer rango, la compra de armamento se ha disparado y participan en las agresiones militares coaligadas bien vía ONU, UE, o por su cuenta. Continúa el pisoteo de los derechos históricos de las naciones oprimidas por el Estado centralista, que tratan de encubrir utilizando, una vez más, el gastado recurso de descentralizar algo, concretado en nuevas competencias y repartos del botín con las burguesías nacionalistas vendepatrias, pero conservando todos y cada uno de los instrumentos fundamentales sobre los que se articula la opresión. La tan pregonada «revolución social» no ha resuelto los graves problemas que sufren los trabajadores y sus familias, ya que no han sido restituidas las conquistas arrasadas durante años, eso por no extendernos en el contenido de la nueva Reforma del Mercado Laboral que dispone, entre otras muchas canalladas, la de abaratar mucho más el despido libre, a lo que hay que unir los nuevos ajustes de todo tipo que van a agravar las condiciones de vida de los trabajadores mientras prosiguen con las reconversiones en diversos sectores.
Volvemos a estar, por tanto, ante una nueva puesta en escena de la vieja divisa de la democracia española: la de «cambiar algo para que todo siga igual»... pero reforzado, timón político conductor que se concreta en esa conocida combinación del terror y la demagogia.
Vincular los planes de la reorganización del Partido al relanzamiento de la lucha por los derechos y reivindicaciones democráticos
Está claro que el Estado fascista, a pesar de la crisis política, social, territorial, etc. en la que se ve atrapado, sigue sin entender más lenguaje que le haga razonable que el de la fuerza. De ahí que la conquista de los derechos y reivindicaciones democráticos que siguen estando pendientes pase por relanzar la resistencia en todos los terrenos, incluido el de la lucha armada revolucionaria. También hay que remarcar que este relanzamiento de la resistencia, como venimos sosteniendo, debe estar estrechamente vinculado a los planes y tareas de la reorganización de nuestro Partido. Esto nos permitirá conservar la iniciativa, seguir desestabilizando al régimen fascista y, por lo tanto, ahondar su crisis.
No cabe duda que el aspecto principal de este enfoque general de trabajo es la reorganización del Partido; en este terreno, se trata de avanzar en nuestro propio fortalecimiento, especialmente en el del aparato político clandestino, profundizar en el trabajo de organización y ampliar nuestro radio de acción revolucionaria entre los trabajadores. Al mismo tiempo, hay que volver a señalar que la reorganización es una labor colectiva que no sólo implica el que nuestros militantes avancen en sus responsabilidades y los simpatizantes en su compromiso y preparación revolucionaria para integrarse en la militancia partidista, sino también que los trabajadores que nos conocen comiencen a organizarse sin pérdida de tiempo en el Partido y participen en sus actividades. Todo esto, aparte de tener un alcance estratégico, es el principal arma de ataque contra el enemigo fascista e imperialista, ya que nuestro Partido es el único capaz de conducir y dinamizar todo el movimiento de lucha que hay que continuar desplegando.
En relación a los derechos y reivindicaciones fundamentales que concreten el verdadero cambio, hemos avanzado un programa democrático que estamos difundiendo desde hace tiempo y que comprende:
- Amnistía general para los presos políticos
- Derogación de las leyes y tribunales especiales de represión
- Libertades políticas y sindicales plenas
- Restitución de las conquistas económicas, sociales y laborales de los trabajadores.
- Derecho de autodeterminación para las naciones oprimidas por el Estado español
- Salida de España de la OTAN y demás organizaciones militares imperialistas.
Y para articular la lucha por estos derechos y reivindicaciones hay que proseguir con la campaña que iniciamos hace tiempo, desplegando de forma planificada una amplia labor de agitación y propaganda sobre este programa en las fábricas y otros centros de trabajo, en los barrios, etc. que propicien la realización de reuniones, asambleas y luchas de diverso tipo; al mismo tiempo, esta campaña ha de servir para reagrupar fuerzas con otras organizaciones y colectivos antifascistas y democráticos de cara a impulsar actos de denuncia y movilización conjuntos por la consecución de los objetivos comunes.
¡Relancemos la lucha por los derechos y reivindicaciones democraticos!
¡Fortalezcamos el partido de la clase obrera!
¡Apoyemos a la guerrilla antifascista!

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Respaldar el "diálogo" con la lucha de resistencia

Editorial de "Resistencia" núm. 66, mayo de 2006

La decisión tomada por ETA de declarar una tregua es una medida correcta, ya que pone de manifiesto, una vez más, su voluntad y la del conjunto del pueblo vasco de intentar resolver la situación de opresión nacional que sufre Euskal Herria mediante el diálogo y la negociación política.
No es la primera vez que ETA declara un alto el fuego, sin que por ello el régimen de los monopolios hiciera el más mínimo esfuerzo para atender las justas demandas del pueblo vasco. La diferencia, en esta ocasión, es que la oligarquía centralista, asediada por la crisis política e incapaz de acabar por medio de la represión más feroz y continuada con la resistencia organizada, se ha visto obligada a aprobar en el Parlamento español el «diálogo para solucionar los conflictos». Este hecho ya de por sí es una derrota del régimen fascista y una victoria política no sólo del MLNV y de todo el pueblo vasco, sino también del conjunto del Movimiento de Resistencia Antifascista, de nuestro Partido y de todos los trabajadores del Estado español.
Pero, claro está, no basta con declarar esa «política de diálogo», ya que ésta y ese «proceso de paz» con que nos bombardean a diario tienen que concretarse en la conquista de los derechos y reivindicaciones fundamentales por los que se viene luchando durante décadas. De momento los demagogos del Gobierno y sus estrategas en dilatación artificial de los «procesos» no han dado ningún paso efectivo en esa dirección; por el contrario, se han dedicado a poner condiciones a todo el mundo, pero ellos no se han aplicado ninguna, al mismo tiempo que siembran mucha intoxicación informativa y prosiguen con la represión y los chantajes, no sólo contra la izquierda abertzale, sino también contra nuestro Partido, contra otras organizaciones antifascistas y democráticas y contra el conjunto de los trabajadores; de ahí que hasta el presente, y ya han pasado cerca de dos años desde que la proclamaron, la «política de diálogo» no esté resultando ser más que una política tramposa.
Consecuentemente con esta situación, hay que permanecer en guardia, conservar la iniciativa y respaldar el «diálogo» con la continuación de la resistencia organizada y la lucha de los trabajadores; no se trata, por tanto, de enfriar la lucha, que es lo que pretende el Gobierno, sino de incrementarla teniendo como objetivo que ese "diálogo" o "negociación" acabe con la eliminación de las bases jurídicas, represivas, militares y legislativas en las que se sustenta la opresión política, social, económica y territorial del pueblo vasco por parte del Estado Imperialista español, culminando con el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de Euskal Herria; exigencias, por supuesto, que son extensibles a las otras dos naciones oprimidas, Galicia y Catalunya.
Todas estas exigencias no encajan dentro de los estrechos límites de la Constitución del régimen ni tienen nada que ver con las "modernizaciones" estatutarias o los planes federalistas con los que pretenden meternos a todos en su legalidad y proseguir con la opresión nacional. Seguimos, por tanto, enfrentados al Estado fascista e imperialista, fuente de todo tipo de opresión y de todos los problemas que afectan a la clase obrera y a los pueblos de todo el Estado, independientemente de su nacionalidad, y enemigo común de todos nosotros. De ahí que no se puede dar una solución a tales problemas por partes y divididos, que es lo que pretenden los estrategas del régimen, sino uniendo nuestras fuerzas contra él.
Por eso, nuestro Partido propone un programa democrático para reagrupar fuerzas y luchar juntos por todos los derechos y reivindicaciones fundamentales que vienen exigiendo el conjunto del Movimiento de Resistencia y los trabajadores de todas las naciones del Estado español, en los que están incluidos los derechos nacionales, pues «la lucha contra la opresión nacional forma parte y se halla fundida a la lucha por las libertades democráticas y a la lucha por el socialismo, van unidas y no existe una solución completa para ninguna de ellas por separado».

Y nos detienen por defender estas ideas...

Un mes después de exponer y difundir estas -y otras- ideas, tres camaradas de nuestro Partido, Carmen Cayetano Navarro, Arantza Díaz Villar y Juan García Martín, fueron detenidos en Reus (Tarragona). Con la detención hubo la consiguiente campaña de intoxicación en todos los medios de propaganda del régimen: que si eran terroristas, que si habían matado a un empresario en Zaragoza, que si habían expropiado un banco en Castellón,... Otra de esas historias que tanto les gusta: han detenido a la cúpula...
Pues nada de nada. Su única acusación es la de ser comunistas, militantes de nuestro Partido con muchos años de lucha sobre sus espaldas. La propia prensa ha tenido que reconocer que no tenían ni una sola pistola en su poder y que, por el contrario, se les encontró lo que llaman "abundante documentación", es decir, la propaganda que editamos y difundimos.
Pero en España defender el comunismo es un crimen muy grave y los tres camaradas han sido enviados por la Audiencia Nacional a la cárcel de Soto del Real, en Madrid. Aunque las armas no aparecen por ninguna parte, los jueces fascistas no han dudado en acusarles de pertenecer a una organización armada, por lo que pueden ser condenados a más de diez años de cárcel.
El trato a los tres camaradas por parte de la Guardia Civil ha sido el que ya conocemos de sobra: palos, palos y más palos. A Carmen Cayetano, que padece un grave problema de cervicales, le golpearon en la cabeza y el cuello; a Arantza la desnudaron completamente y la vejaron sexualmente; a Juan García, le golpearon en el costado durante todo el trayecto desde Reus hasta Madrid.
Mientras tanto, el juicio por la ilegalización de nuestro Partido, que se acabó hace ya más de tres meses, sigue sin sentencia. Por de pronto parece que la acusación se va desinflando completamente, a pesar de los miles de folios del sumario, de los informes falsos de la Guardia Civil, de los testigos y de toda su parafernalia. Cuatro de los acusados ya han sido puestos en libertad después de cuatro años de cárcel antes de que se conozca la sentencia y es muy probable que el resto lo sea en fechas próximas.
Pues no era tan fiero el león como lo pintaban. Resulta que la amalgama GRAPO-PCE(r) se les viene abajo. Van a tener que seguir adelante con su política represiva, pero ya sin tapujos de ninguna clase, y meter en la cárcel a nuestros militantes por lo que son: por comunistas. Por eso sacan a unos y meten a otros. A unos lo sacan porque no existe el fantasmagórico tinglado GRAPO-PCE(r) que han tratado de crear; a otros los meten porque se siguen inventando ese mismo tinglado.
Lo mismo sucede con los camaradas que están siendo extraditados desde Francia: Marcos Fernández Regueira, Josefina García Aramburu y Joaquín Garrrido González. Resulta que allá ya han cumplido toda su condena por "asociación de malhechores" y aquí los meten a la cárcel por lo mismo. Estos eximios defensores de la legalidad no se cortan un pelo a la hora de burlarse de todas las leyes que ellos mismos han aprobado con tanta solemnidad. Quieren que cumplan dos condenas por lo mismo, una en Francia y otra en España. Así que si ellos no respetan su propia legalidad, ¿cómo quieren que la respetemos nosotros?
El caso de nuestro Secretario General es ya estrambótico. Cuando en 2000 fue detenido en Francia no tenía ninguna causa abierta en su contra, no se le acusaba de nada ni en Francia ni en España y, por tanto, debió salir en libertad inmediatamente. Pero le condenaron por la famosa "asociación de malhechores". Sin embargo, como buenos trileros, ahora el Ministerio del Interior se está sacando de la manga un sumario tras otro en España:
- Bomba contra el Valle de los Caídos (sumario 1/00 en el Juzgado Central de Instrucción 1)
- Bomba (Indeterminadas 14/98 en el Juzgado Central de Instrucción 5)
- Bomba (sumario 10/03 del Juzgado Central de Instrucción 5)
- Bomba contra la cadena COPE en Barcelona (sumario 34/98 del Juzgado Central de Instrucción 2)
- Bomba en la sede de la empresa Previasa en Madrid (sumario 9/99 del Juzgado Central de Instrucción 2)
- Bomba contra el Instituto Nacional de Estadística en Barcelona (sumario 17/06 del Juzgado Central de Instrucción 3)
- Atraco en Caja Duero en Valladolid (Diligencias Previas 254/02 del Juzgado Central de Instrucción 3)
Parece increíble pero no. No tienen ningún sentido del ridículo. Ya no le acusan, como en Francia, de dirigir una organización terrorista porque la experiencia no les está resultando buena; le acusan de todos y cada uno de los hechos terroristas habidos y por haber.
¿En qué pruebas se fundamentan? Pues en la únicas que existen en este país desde 1939: en los informes de la Guardia Civil que, como el Papa de Roma, son infalibles, un verdadero dogma de fe.
Pues amén.
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Cuestiones de principio

Colectivo José M. Sevillano Martín
Presos Políticos del PCE (r) y de los GRAPO

Julio de 2006

Cuando hacemos referencia a los principios solemos hacerlo como reseña de lo irrenunciable, de aquello de lo que no podemos hacer dejación. Al mismo tiempo, como es lógico en la sociedad clasista, los principios tienen sus diferentes interpretaciones en función de la posición ideológica y social desde la que se apliquen.
Por ejemplo, para la burguesía es una cuestión de principio la economía de mercado, pues sin este requisito no podría traficar con sus mercancías; es también para ella una cuestión de principio la propiedad privada sobre los medios de producción, pues sin esta apropiación no podría explotar al obrero asalariado extrayendo la plusvalía de su fuerza de trabajo; es, igualmente, una cuestión de principio para la burguesía ejercer su dominio político sobre la clase obrera y el conjunto del pueblo, pues sin este dominio absoluto, dictatorial, ejercido a través de la violencia organizada estatal, no podría llevar a efecto los anteriores principios, íntimamente interrelacionados, para poder sostener la existencia del sistema capitalista de explotación.
Al mismo tiempo, existen principios que afectan a aspectos parciales o fases de la vida política, social, personal, moral... Por ejemplo, cuando después de una prolongada serie de batallas entre dos fuerzas contendientes, y una no acaba de imponerse a la otra, éstas, suelen recurrir, por necesidad mutua, a períodos de tregua. Cuando esto se produce, y dado que ambas partes tratan de sacar ventaja sobre los términos en que se van a dar esa tregua, la cuestión de los principios cobra una cierta significación ya que marcan los límites de esa fase específica de la lucha y su incidencia sobre el posterior desarrollo del conflicto.
A este respecto, el gobierno, en representación del Estado, viene pregonando un diálogo con las fuerzas populares revolucionarias, dejando entrever cuáles van a ser los principios que van a marcar los límites que no están dispuestos a traspasar. El presidente del Gobierno, en la sesión parlamentaria del día 6 de junio, reiteró con solemnidad que no se pagará ningún precio político a la paz. Poco después, el presidente de los socialistas vascos, Patxi López, en una entrevista que le hicieron ese mismo día en una cadena televisiva, a la pregunta de qué iba a hablar con Batasuna contestó: Siempre hemos reiterado dos principios: primero, Batasuna tiene que rechazar la utilización de la violencia como medio para la obtención de réditos políticos; y segundo, si quiere participar en la legalidad y las instituciones tiene que acatar y respetar las leves. No parece caber duda de que estas posiciones, en esta coyuntura concreta, son, como bien ha remarcado Patxi López, de principio.
Esto quiere decir que, de partida, en este proceso de diálogo, su disposición a resolver algunos de los problemas que sufren los trabajadores y los pueblos es nula. Menos aún, como se podrá comprender, que su intención sea acabar con la explotación, ni restituir los derechos arrebatados por la fuerza de sus leyes y su policía a los trabajadores, ni mejorar sus condiciones de vida; tampoco piensan permitir que se rompa la nación, esto es, que se conceda el derecho democrático, inalienable, que tienen los pueblos de las nacionalidades oprimidas por esa nación-Estado español de poder elegir su destino libremente, hasta formar un Estado aparte si así lo decidiesen; es claro que tampoco es su intención disolver las fuerzas que emplea ese Estado para la represión de su propio pueblo, ni la disolución de las fuerzas militares que utiliza para el sometimiento imperialista de otros pueblos...

El movimiento popular: límites y razones de principio

Las razones de principio del proletariado revolucionario están íntimamente ligadas a los intereses de clase fundamentales, como es la apropiación de los medios de producción por los trabajadores y proceder, de esa forma, a la eliminación de la propiedad privada y la explotación: es igualmente una cuestión de principio ejercer el dominio político, una vez tomado el poder, de forma dictatorial sobre la burguesía reaccionaria y aplicar la más completa democracia sobre el pueblo; como lo es la lucha ideológica más intransigente contra el revisionismo en sus más diversas formas y épocas...
El movimiento popular de resistencia antifascista también tiene sus propios principios, sus límites que nunca debe de traspasar. Por ejemplo, un principio a tener en consideración es la no aceptación de la Constitución que consagra el sistema de explotación y de opresión. ¿Cómo podríamos aceptar el marco que ha establecido la clase dominante para ejercer su dominio absoluto? Esto supondría aceptar el derecho de la burguesía monopolista a seguir sometiendo por la fuerza a millones de trabajadores a la esclavitud asalariada; supondría, aceptar que esa burguesía imperialista se otorgue el derecho de opresión sobre otros pueblos y niegue a unos y otros el derecho a resistir ante sus atropellos.
Pero es que, además, la aceptación de ese marco constitucional y las leyes que de él emanan supondría hacer dejación de los principios que guían al movimiento de resistencia popular. Supondría reinsertarnos en su sistema de explotación y opresión, a partir de lo cual tendríamos que renunciar al derecho de resistencia que asiste a todos los explotados y oprimidos ante la violencia organizada del Estado y predicar la reconciliación entre el explotador y el explotado, el opresor y el oprimido, el torturador y el torturado, el represor y el reprimido, etc., etc. Es decir, tendríamos que entrar por el mismo aro que entraron los socialistas, peceros, poli-milis y demás comparsa, cuando se reconciliaron con el genocida régimen fascista, ayudándole a encalar la fachada sin tocar los cimientos y el armazón del edificio sobre el que se asentaba el dominio de la oligarquía financiera, en lo que se dio en llamar la transición democrática, traicionando a los trabajadores y a los pueblos y haciendo dejación de todos sus principios a cambio de copar los ministerios y poltronas institucionales.
Pues bien, esto es precisamente lo que nunca, bajo ninguna circunstancia, podemos hacer quienes nos otorgamos la confianza de la clase obrera y los pueblos. Esta, la confianza en los revolucionarios, es algo que afecta, precisamente, a una cuestión de principio, situado, en este caso, en la esfera de la política y, sobre todo, de la moral revolucionaria. Pero es que, además, éstos principios no están en función de la coyuntura política, o de una u otra fase negociadora, pues no son negociables, sino que recorren todo el proceso revolucionario, marcando los límites que nunca se deben de traspasar.
(*) Esta reflexión fue elaborada unos veinte días antes de la declaración de Zapatero anunciando la apertura del diálogo con ETA. Sin embargo, consideramos que la misma no aporta nada novedoso que precise retocar este análisis.
(**) José M. Sevillano Martín fue un preso Político del PCE(r) muerto en huelga de hambre por resistirse a la dispersión, el aislamiento y el exterminio de los presos políticos, siendo ministro carcelario F. Múgica Herzog, actual defensor del pueblo.

 

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