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Anti Patriarcado, Andalucía :: 07/11/2020

Un niño de 11 años en el hospital tras una agresión homófoba en un instituto de Cartagena

Javier F. Ferrero
La familia de la víctima ha presentado una denuncia contra el agresor de su hijo.

Un niño de 11 años, que ya llevaba tiempo siendo víctima del acoso homófobo de otro niño de su edad en un instituto de Cartagena, ha tenido que ser hospitalizado y operado de una fractura en el tabique nasal después de ser brutalmente apaleado en una agresión homófoba.

«Estaba en un grupo, el otro crío estaba detrás de él, lo cogió del bolso por detrás y de una vez le pegó un puñetazo«, explica su hermana de la víctima a 7TV, «Por el mismo golpe mi hermano quedó inconsciente«. El agresor continuó golpeando al joven en una brutal agresión homófoba y no se detuvo hasta que una madre se acercó para detenerlo.

El niño agredido ya había denunciado a la dirección del centro educativo que llevaba tiempo recibiendo bullying, pero no funcionaron los protocolos. Ahora, el centro ha expulsado al agresor durante 15 días y la madre de otro alumno ha comenzado una campaña de recogida de firmas para que la expulsión sea definitiva.

La familia de la víctima ha presentado una denuncia contra el agresor de su hijo.

Agresión homófoba en Cartagena

Agresión homófoba y cómo pararla

La detección del bullying, como esta agresión homófoba, es muy complicada. Para conseguirlo, los profesores o los padres deben tratar de reconocer una serie de indicadores y comportamientos que pueden llevar a la sospecha de un posible riesgo de maltrato o maltrato.

Los niños con tendencia al bullying suelen ser percibidos como diferentes por el resto de niños, pueden ser obesos o muy delgados, utilizan gafas, aparatos dentales o ropa diferente del resto, son nuevos en la escuela, etc. Los menores son incapaces de defenderse y el acosador los percibe como una persona débil, poco popular y con pocos amigos.

Para los padres, si el niño muestra cambios de humor o de comportamiento, es importante tratar de hablar con ellos para determinar cuál es el motivo. Deben mantener la calma y escuchar todo lo que tenga que decir, siempre confiando en que lo que cuenta es la verdad. En caso de que el niño confiese sentirse acosado, hay que reforzar su autoestima y apoyarle, haciéndole saber que no es culpa suya.

Ponerse en contacto con el colegio es lo primordial. Se puede concertar una cita con el tutor del niño o con otros responsables del centro para hacerles conscientes de la situación, de forma que se pueda poner alguna solución al problema. Si el colegio no sabe cómo actuar o se niega a tomar parte, se puede denunciar el acoso en cualquier comisaría de policía o un inspector de Educación.

Por parte de los profesores, en cuanto tengan conocimiento sobre la situación, es importante vigilar a los niños implicados en todas las situaciones para controlar que el problema no se agrave. Deben recoger toda la información posible sobre los hechos e informar a la dirección del centro.

Cuando se vaya a hablar con los niños, no deben limitarse únicamente al acosador y a la víctima, sino también al resto de niños implicados, aunque no participen de forma activa en el acoso. De esta forma, consiguen educar sobre las consecuencias que puede tener el acoso, al mismo tiempo que se resuelve el problema.

Dado que las causas que motivan el bullying son muy diferentes hay que buscar soluciones al problema mediante una propuesta amplia y abierta contando con el diálogo como la principal herramienta para atajarlo.

Fuente

 

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