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Euskal Herria :: 13/11/2004

Varios detenidos en la ultima operación de la Guardia Civil en Bilbo cuentan su experiencia bajo el regimen de incomunicación.

Torturaren Kontrako Taldea de Santurtzi
«Sólo quería que aquello acabara». «En los calabozos la media era un golpe por cada pregunta». Asier Arriola

Arriola: «Sólo quería que aquello acabara».

Golpes, continuas flexiones, «la bolsa», dos amagos de violación y amenazas de todo tipo figuran en el relato del joven Asier Arriola, que el miércoles quedó en libertad tras cinco días incomunicado en dependencias de la Guardia Civil. Un ataque de asma, un intento de autolesión y su traslado al hospital Gregorio Marañón completan la denuncia que el mismo miércoles interpuso en el Juzgado. En el rostro y pecho aún tiene marcas visibles.

Asier Arriola fue arrestado el pasado día 5 en Castro Urdiales. En la entrevista subrayó que el momento de la detención «no fue violento». En la denuncia que, tras ser puesto en libertad, presentó el mismo miércoles ante el Juzgado de Bilbo consta que los agentes que le detuvieron «le agarraron del brazo izquierdo, le rompieron el jersey y le hicieron un pequeño rasguño», motivo por el que fue trasladado al Hospital de Basurto, «pero no tenía nada». De ahí le llevaron al cuartel de La Salve.
«Me golpeaban en la cabeza y los testículos. Me decían que ellos eran ‘los buenos’ y que los de Madrid eran ‘malos’. Durante el viaje las amenazas fueron constantes», relató Arriola.
«Ya en Madrid, me llevaron a una celda donde durante esa noche no pude dormir porque tuve que estar de pie con la cabeza agachada y las manos atrás», manifestó. «A partir del primer día me obligaban a hacer tandas de flexiones, algunas veces desnudo y con una bolsa de plástico en la cabeza. Al principio no la apretaban pero, cuando ya llevaba hechas 50 flexiones y estaba exhausto, la cerraban para que no pudiese respirar», destacó. «También me obligaban a permanecer en posturas incómodas. Por ejemplo, de pie con las piernas abiertas y los brazos extendidos y la cabeza mirando hacia arriba. Decían que era un ‘precalentamiento’», explicó a este medio mientras lo escenificaba.
«En otro de los interrogatorios me hicieron lo que llamaban ‘bocadillo’ y el ‘rollito’. El primero consistía en enrollarme entre colchones de espuma y presionarme el pecho. En el segundo estaba de pie, enrollando en colchones y con una bolsa. En un momento dado, me echaron agua fría», añadió.
«Me sometieron a dos amagos de violación. En uno de ellos estaba en cuclillas y desnudo. Sentí como me untaron con una especie de gel el ano y me tocaron con algo que se parecía a una porra, pero sin llegar a introducirla. También escuché ruidos de una máquina que simulaba los electrodos. Me colocaron unos cables y alguien decía ‘ponle a tres, a cinco’. Me eché para atrás por impulso y ahí habían puesto una porra. ‘Maricón, que te la vas a meter tu solo’, dijeron. No hubo descargas», manifestó.
«También oí el sonido del agua como si estuvieran llenando una bañera. El miércoles me prepararon una declaración y decían que tenía que aprenderla de memoria. ‘O lo firmas o te molemos a hostias’, dijeron. Uno de los últimos días me llevaron a una habitación y ahí empezaron a golpearme». Añadió que las marcas que aún tiene visibles en rostro y pecho se produjeron en ese momento.
Recordó que sufrió un ataque de asma y que se dio un golpe «contra el suelo y la pared porque pensé que no podía más».

Intensos análisis médicos tras la denuncia en el Juzgado de Bilbo.
Superando el cansancio acumulado en los cinco días de incomunicación, Asier Arriola se sometió a numerosas pruebas forenses, durante varias horas, tras interponer la denuncia por torturas en Bilbo en la noche del miércoles. Según detalló su abogada, se obtuvieron fotografías de sus lesiones y se le realizaron análisis de sangre para constatar cuestiones como el intenso esfuerzo físico que detalla el joven por la reiteración de flexiones. Mientras esta denuncia inicia su camino, se desconoce el contenido del informe del forense de la Audiencia Nacional, ya que las diligencias están bajo secreto.

«En los calabozos la media era un golpe por cada pregunta».

Alrededor de 1.500 personas se manifestaron el viernes a la tarde en Bilbo bajo el lema «Torturas brutales, registros, detenciones, ocupación policial, incomunicación... Gatazkaren konponbidearen bidean, errepresiorik ez!». Los bares de Bilbao La Vieja y Alde Zaharra cerraron sus puertas durante un cuarto de hora en solidaridad con los arrestados y para hoy está convocada una manifestación a las 20.00 en la plaza Hermanos Etxebarrieta.
Tras ser puestos en libertad, Garikoitz Urizar, Gorka Ribadulla y Gaizka Larrinaga denunciaron que fueron obligados a realizar flexiones, que recibieron golpes en diferentes partes del cuerpo y que les aplicaron «la bolsa».
«Las formas de entrar en casa fueron bruscas, todo fue muy espectacular (...) Me bajaron abajo, enseguida me metieron en un coche, y nada más entrar me pusieron una capucha hasta la nariz. Me ordenaron meter la cabeza entre las piernas, iba esposado delante, y seguido me llevaron a Madrid. No paramos en ningún lado. Me obligaron a ir con la cabeza entre las piernas y llegó un momento en que me quedé dormido», relató Urizar a Torturaren Aurkako Taldea.
«Llegamos a Madrid. Yo seguía encapuchado, me agarraron entre dos o tres y me hicieron bajar a los sótanos andando por las escaleras entre ellos, y me iban diciendo ‘una escalera, otra escaleras’ Me metieron en una celda, me pusieron de pie contra la pared y me dijeron que me tenía que quedar de pie contra la pared, sin mirar para atrás en ningún momento y con las manos colgando a los lados del cuerpo. Me quitaron la capucha. La postura en el calabozo siempre era la misma, de pie contra la pared con los brazos a los lados, y claro, sin sentarte ni tumbarte», añadió.
«(...) Cuando acababa el reconocimiento con el forense, salía de la habitación y el guardia civil me ponía el antifaz, pero no delante del forense. Caminaba un poco, me obligaba a ir mirando al suelo, y después me lo ponía de nuevo», manifestó.
Sobre los interrogatorios, subrayó que «los primeros golpes eran con la mano abierta en la cabeza y en los testículos, no les puedes decir no, no les puedes decir ‘no lo sé’ y no les puedes contestar nada que no les guste. Es una media de golpe por pregunta, y cada pregunta te la pueden hacer veinte, treinta o más veces». «Igual te pasabas una hora haciendo flexiones y después otra hora con la bolsa, igual te obligaban a desnudarte y te hacían ponerte a cuatro patas y te daban un gel en el ano mientras te obligaban a elegir qué preferías, si una botella o un palo para que te violasen. Lo tenías que elegir tú,. Me decían que le iban a poner un condón para que no dejase marca, que con el gel tampoco dejaba marcas», denunció Garikoitz Urizar.
Gorka Ribadulla recordó que «los golpes comenzaron en el coche con la mano abierta. En un momento, me pusieron una pistola en la mano y me decían ‘vete preparándote, esto es un calentamiento’. Me dijeron que habían metido mis huellas en la pistola».
«Mientras hacía flexiones desnudo, uno se colocó un guante de látex y me dijo que tocara una botella y que me la iban a introducir por el ano. Mientras hacía flexiones la empujan pero no la introducen (...) Te asfixias e intentas quitarte o romper la bolsa con los dientes (...) Cuando estaba empapado de sudor, cogieron un colchón y me lo precintaron alrededor del cuerpo con una bolsa en la cabeza. Empezaron a pasarme entre ellos», remarcó.
Después de ser puesto en libertad, Ribadulla permaneció la noche del sábado al domingo ingresado en Basurto porque «tenía el páncreas hinchado».
Gaizka Larrinaga relató que el arresto se produjo sobre las 13.00 en plena calle. «Me llevaron a La Salve y me sacaron para hacer dos registros. En mi casa estuve durante dos o tres horas. Entraron apuntando y con luces», explicó.
«Cuando salía de la celda me ponían una antifaz. Te llevaban entre dos. Empezaban las flexiones, los golpes en la cabeza y testículos... amenazas de todo tipo que iban aumentando. Dijeron que iban a probar con la ‘caja de la risa’. Cogen una especie de líquido y lo restriegan por toda la columna. No hubo descargas», manifestó el joven bilbotarra.

La Guardia Civil detiene el Bilbo a Aitziber Sagarminaga.
Agentes de la Guardia Civil detuvieron en la madrugada de ayer a la vecina de Bilbo Aitziber Sagarminaga, a quien, según señalaron varias agencias, acusarían de estar relacionada con la «infraestructura de ETA».
La operación policial se produjo en torno a la medianoche del jueves en la calle Iturribide de la capital vizcaina, explicaron estas fuentes, y no habría finalizado hasta pasadas las 2.00.
Con la detención de Sagarminaga, son ya doce los detenidos por la Guardia Civil y la Policía española desde el pasado 25 de octubre, tres de los cuales han ingresado en prisión y otros ocho han sido puestos en libertad. La práctica totalidad de los detenidos en estas redadas han denunciado haber sufrido malos tratos y torturas durante el periodo de incomunicación.

santurtzi-tkt@euskalerria,org
tkt_santurtzi@hotmail.com

Torturaren Kontrako Taldea de Santurtzi, vía Gara (www.euskalherria.com), ASKATASUNA y TAT (www.stoptortura.com).

 

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