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Argentina :: 26/12/2008

A 7 años de la rebelión del 2001, la tarea sigue siendo organizar al pueblo para una larga lucha

Reconstrucción Guevarista

DECLARACIÓN DE RECONSTRUCCIÓN GUEVARISTA (20 de diciembre de 2008)

Las jornadas insurreccionales, protagonizadas por el pueblo durante el 19 y 20 de diciembre del 2001, fueron producto de largos años de resistencia al proyecto neoliberal en el país; es decir, a la burguesía nativa entregando las riquezas al imperialismo, a costa del hambre y miseria del pueblo pobre y la clase trabajadora.

Al calor de estas luchas y producto del modelo de ajuste puesto en pie, se fue forjando un movimiento de desocupados que se constituyo como fuerza capaz de incidir en la coyuntura política, transgrediendo los límites de la institucionalidad y tomando el piquete como método de lucha, método que seria luego tomado por la sociedad toda vez que hubiera una lucha económica en juego.

Cuando a estos hechos, que pusieron en jaque la distribución de mercancías, se le sumó el corralito como medida de ajuste para la pequeña burguesía y los sectores mas privilegiados de la clase trabajadora, que se "radicalizaron" junto a los sectores populares, se desencadenó un panorama político de crisis orgánica (crisis económica mas crisis política) de una magnitud que escapó a los cálculos de las propias camarillas duhaldistas, que intervinieron agudizando las contradicciones ínter-burguesas para acelerar la caída de De la Rua.

Durante el desarrollo de las contradicciones de clase, las masas salieron espontáneamente a luchar instalando como consigna el "que se vayan todos", consigna que plasma por si misma la ausencia de una estrategia de poder.
En cuanto a las fuerzas concientes que intervinieron en el conflicto, es decir, a los sectores organizados bajo un programa y con una dirección revolucionaria; el exterminio y la desarticulación de las organizaciones revolucionarias en los 70 por parte del golpe contrarevolucionario, dado por los grupos económicos que hoy apoyan al gobierno "nacional y popular", se hizo sentir.

Este golpe dejó intactas las estructuras de las direcciones reformistas y populistas, corrientes que por definición encuentran sus límites en las vías institucionales, unos, y en las opciones de poder burguesas, los otros, llamando siempre a la conciliación de clases, hoy encarnada en el proyecto K.

Espontaneísmo y conciencia revolucionaria

La falta de organizaciones revolucionarias que permitieran dotar al movimiento espontáneo de la necesaria unidad en la acción directa contra las instituciones del Estado y el debate ideológico al interior de esa unidad, así como la falta de ofensiva teórica y de formación ideológica de la masa que garantizara el desarrollo de conciencia de clase y la construcción de una estrategia de poder, permitió a las burguesías nativas reestructurar su gobernabilidad.

La misma fue reestructurada a través de una sistemática tarea demagógica caracterizada por la apropiación formal de las banderas históricas de los movimientos populares, como los DDHH, la captación y/o desmovilización de sectores en lucha a través del clientelismo (planes, subsidios, etc), la seudo-estatización de servicios privatizados en los 90, etc. Estas políticas son propias de una "revolución pasiva" que no tiene otro objetivo mas que frenar el desarrollo ascendente de la lucha de clases, y readecuar lo mejor posible las estructuras políticas, sociales y económicas a la superexplotación que sostiene (o hunde) a nuestro país, cada vez más dependiente.

La coyuntura y algunas tareas hoy

A fines de este 2008 asistimos a una crisis mundial de características y dimensiones globales mucho mas profundas que en el 2001, cientos de miles de trabajadores sin empleo, crisis alimentaria, energética y financiera mundial. Esto se ve reflejado en un ajuste a la clase trabajadora a nivel mundial, lo que está produciendo respuestas de un nivel de confrontación que no se veían en Europa desde hace mas de 20 años: la represión en Grecia se llevó la vida de un estudiante y la respuesta popular no se hizo esperar, quema de comisarías, de locales, huelga general y toma de casi la totalidad de colegios secundarios y universidades; disturbios en España y manifestaciones de solidaridad con la lucha del pueblo Griego en la mayoría de las capitales de Europa; la juventud, crece en su capacidad de organización y lucha, no debemos olvidar la quema de más de 600 vehículos protagonizada por esta fuerza social el año pasado en Francia.

Esta crisis mundial tiende irremediablemente a agudizarse y golpear a los países dependientes, como Argentina, de modo irremediable. La crisis no conoce de fondos anticíclicos, ni colchones que oponen las burguesías nativas, que en el mejor de los casos solo retrasan el estallido.

La clase trabajadora y el pueblo pobre deberán enfrentar, en poco tiempo, un proceso agudización de la crisis que pondrá en peligro las fuentes de trabajo de miles y miles de trabajadores, a lo que se le sumarán un proceso inflacionario, combinado con un ataque sistemático a la salud y la educación.
Las luchas serán inevitables y tendrán un alto componente de violencia. Veremos cuánto puede soportar el dique de contención que significan la alianza burocracia sindical, empresas y gobierno.

Ante este escenario, nuestra tarea es fortalecer las incipientes organizaciones forjadas al calor de la lucha popular del 2001, potenciando su capacidad de articulación, golpear como un puño a las instituciones del enemigo, superando el sectarismo político. Como proponía el compañero Roberto Santucho en su obra "Poder burgués Poder revolucionario" construir "unidad frente al enemigo y lucha ideológica y política al interior de la alianza".
Debemos poner en pie los espacios orgánicos, tanto de funcionamiento interno, como de "organización de organizaciones". Oponiendo al caudillismo y al rejunte de subjetividades, la construcción de la mejor organización revolucionaria que seamos capaces de construir.

Debemos prepararnos y preparar a nuestro pueblo para una larga lucha. Como decía el Che en su "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental": "no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta"

"Que nadie se engañe cuando la vaya a iniciar y que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que pueda traer para su pueblo. Es casi la única esperanza de victoria"

En el mismo texto el comandante nos advertía sobre el rol de las burguesías autóctonas como furgón de cola del imperialismo.

Ante la inminente crisis el Estado, la burocracia sindical y sus socios empresarios como siempre defienden a los ricos y encarcelan a los luchadores.

RECONSTRUCCION GUEVARISTA
¡Organizarnos para resistir, Luchar para vencer!

 

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