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Brasil, Brasil :: 07/09/2022

Carta del MST al pueblo brasileño: En defensa de la soberanía nacional y popular

MST
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra

Este 7 de septiembre de 2022 se cumplieron 200 años de la independencia política de Brasil en relación a Portugal. Nuestro país jamás conquistó plenamente su Soberanía Nacional y Popular.

Desde la llegada de la colonización europea en 1500, el modelo de desarrollo económico se basó en cuatro siglos de esclavitud. Desde su origen, se estructuró para servir a los intereses extranjeros y promover la desigualdad social.

Una economía fuerte en el escenario internacional, que genera pobreza para su pueblo y destrucción ambiental en su territorio.

Un país privilegiado por su extraordinaria riqueza natural y un pueblo valiente, dirigido por una élite, aún hoy, antinacional, antisocial y antidemocrática. Una élite que se enorgullece con ser “capitão do mato” del capital internacional, para asegurar el saqueo de las riquezas de nuestro país.

Para asegurar la existencia de este modelo, las clases dominantes no han dudado en recurrir sucesivamente a los golpes de Estado, dictaduras y a la institucionalización de la violencia contra el pueblo brasileño.

El resultado de este modelo es el país que tenemos hoy: totalmente servil a los intereses del capital internacional, con una economía situada entre las mayores del planeta, a costa de la explotación de nuestro pueblo, de nuestras tierras y riquezas naturales. Un modelo económico que promueve y se alimenta de la gigantesca desigualdad económica y social que existe en nuestro país.

La burguesía jamás estuvo dispuesta a construir una Nación. Cuando los pueblos indígenas, negros y pobres en general se atrevieron a luchar por la Libertad y la Igualdad, fueron vilmente reprimidos en su propio país.

La perpetuación de verdaderos males estructurales, como la concentración de la tierra, riqueza y renta, sirven tanto para aumentar la desigualdad social como para que las clases dominantes ejerzan su dominio sobre las clases subalternas. Cercaron todo: la educación, el conocimiento, la cultura, la comunicación y la información, como si fueran privilegios exclusivos de las clases dominantes.

No! Brasil es de los brasileños y no de sus élites. ¡Esta tierra tiene dueño, como gritó Sepé Tiarajú!

Hemos llegado a una situación de extrema subordinación a los intereses internacionales. Tenemos un Presidente de la República que, bajo la connivencia de los militares que se enriquecen en su gobierno, saluda a la bandera de los Estados Unidos para demostrar lo servil que es al imperio. ¡Nuestra bandera jamás será la de los Estados Unidos!

Un presidente que, hipócritamente, usa la bandera nacional sobre sus hombros; que promueve el comercio de nuestras riquezas naturales y de las empresas estatales en beneficio del capital internacional; servil a las corporaciones transnacionales de semillas transgénicas, de los agrotóxicos y de la minería, y que incentiva la violencia contra los territorios de los pueblos indígenas, de los pueblos tradicionales y de los quilombolas.

No hay democracia cuando el patrimonio del pueblo brasileño, como Petrobras o Eletrobrás, se subordina a los intereses y ganancias del mercado internacional.

No se puede construir una nación con un gobierno que ataca las instituciones del Estado y no respeta los procesos electorales. Se apropia de los colores y símbolos nacionales para promover el fascismo y el odio entre las personas. Exalta a los torturadores, las dictaduras y los golpes de Estado.

No se puede fortalecer la democracia teniendo un gobierno que adopta políticas que promueven el hambre y la pobreza; facilita la adquisición de armas que acaban en manos del crimen organizado y de las milicias; incentiva la destrucción del medio ambiente e incendios, destruye todos los biomas, especialmente del Cerrado y el Amazónico.

Es un gobierno que, con sus políticas y acciones, profundiza la dependencia y se aparta cada vez más de la Soberanía Nacional y Popular. Por lo tanto, no hay motivos para celebrar los 200 años de la Independencia.

Sólo es posible ser un país soberano si conducimos nuestro destino en dirección el bienestar de todo el pueblo brasileño, garantizando la igualdad de acceso a la educación, la salud, el trabajo, las ganancias y la cultura.

Un proyecto de país en el que los bienes de la naturaleza se consideran bienes sociales, destinados a atender los intereses de la población y no a los del mercado.

Un proyecto de desarrollo económico que promueve la distribución de riqueza y ganancias producidas, fortalece las cadenas de producción nacional, la ciencia y la tecnología.

Un proyecto que radicaliza la democracia, democratizando el Estado y asegurando la participación popular en la definición de los rumbos de nuestro país.

Un proyecto popular que garantice la igualdad, las diversidades y los derechos, combatiendo toda forma de prejuicio y violencia. Que democratice el acceso a la tierra, haciendo una Reforma Agraria Popular para producir alimentos saludables. Y que amplíe los servicios públicos universales, asegurando vida digna para el pueblo brasileño.

Un proyecto popular de integración con los pueblos latino-americanos y el continente africano. Nunca saldaremos la deuda que tenemos con estos pueblos, pero podemos convertirla en acciones de solidaridad y generosidad, exigiendo a nuestro gobierno que se someta a este deseo de reparación histórica y de proyecto de futuro.

Ahora, con urgencia, necesitamos realizar una gran movilización nacional para derrotar, en las urnas y en las calles, el neofascismo, el racismo, el machismo, la LGBTIQ+fobia y la violencia que predica Bolsonaro.

La organización popular es nuestra principal fuerza. Necesitamos, a partir de ahora, construir Comités Populares, en todos los espacios y en el mayor número de municipios posible, para que el pueblo brasileño sea el protagonista de las transformaciones estructurales necesarias. 

Sólo seremos independientes si construimos un Proyecto Popular y Soberano en nuestro país.

¡Viva el pueblo brasileño!

¡Viva Brasil!

Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra – MST

 

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