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Argentina :: 05/09/2012

Cultura Compañera: Ideas, arte y comunicación para una nueva izquierda

Cultura Compañera

Cultura compañera agrupa a personas y colectivos dedicados al trabajo intelectual, la producción artística y la comunicación. Nuestro espacio se define popular, antiimperialista, anticapitalista, antipatriarcal y por el socialismo. Nos reconocemos parte de la izquierda independiente que se nutrió en la rebelión popular de 2001-2002 y de las mejores expresiones de lucha de nuestro pueblo a lo largo de la historia. Buscamos expandir las posibilidades de cambio que se manifestaron entonces y contribuir a la construcción de una herramienta político-social que dispute poder con y desde los y las de abajo.

Durante décadas, la productividad cultural de la tradición a la que pertenecemos estuvo en un estado anémico. Aplastada por los dogmatismos, presa de necesidades sectarias y jerarquías incuestionables, temerosa de sanciones y excomuniones, relegada a un lugar siempre secundario, se limitó a repetir ideas, saberes y estilos de tiempos pasados hasta verse transformada en una lengua muerta, un saber hermético, incapaz de comunicarse con el movimiento real de la sociedad. Frente a ese panorama, las múltiples resistencias que se fueron abriendo camino en la década de 1990 y que alimentaron luego la rebelión de 2001, desplegaron energías creativas e intelectuales intensas y renovadas. El desarrollo de experiencias de autoorganización y de lucha en los barrios y en los lugares de trabajo, de estudio y de creación, nos ha dejado un legado de enorme riqueza. Hemos ido aprendiendo y ensayando formas de organizar la producción, la salud, la educación, el hábitat social, la cultura y la comunicación que confrontan con las que proponen los poderosos. Sin embargo, nuestros esfuerzos continúan fragmentados y con escasas instancias de cooperación. La potencia que anida en nuestras luchas, la posibilidad de reorganizar la sociedad de acuerdo a valores antagónicos respecto de los que nos propone el sistema capitalista, todavía no alcanzó suficiente visibilidad. Cultura compañera apuesta a revertir esta situación, sumando los esfuerzos e iniciativas de personas y colectivos que trabajan en la construcción de una nueva izquierda.

No concebimos la labor intelectual y artística como un trabajo escindido de los movimientos y organizaciones que articulan la política popular, ni nos consideramos un grupo particular con la misión de direccionarla. No queremos proponer teorías que dominen las prácticas, sino producir junto a ellas pensamiento crítico, canales y modos de comunicación y estéticas que ayuden a liberarlas y potenciarlas, que sepan evolucionar con ellas y amoldarse a sus situaciones particulares. Cultura compañera no es tampoco una colección de firmas para dar legitimidad a políticas definidas en otra parte. En tanto trabajadores de la cultura, desde nuestras diversas pertenencias, afirmamos tanto nuestra posición al interior de la lucha de los oprimidos, como la especificidad de nuestra actividad, ligada a la producción de sentidos, la elaboración de representaciones, la comunicación y el arte. Nos consideramos parte de una práctica social y política que se piensa a sí misma.

Partiendo de las acciones y reacciones de los y las de abajo, buscamos contribuir a la síntesis de esas experiencias y a la reconstrucción de imaginarios sociales plebeyos-populares. Por ello mismo, no queremos ser repetidores o administradores del conocimiento y las estéticas existentes, sino parte activa en la creación de anticipaciones o prefiguraciones del mundo que deseamos. Alejados de la concepción instrumental de la cultura de las viejas tradiciones de izquierda, procuramos actualizar aquí y ahora los rasgos del socialismo que aspiramos a edificar. El sentido de esa palabra, para nosotros, no empieza ni termina en el que le dieron hace muchos años nuestros ancestros europeos: nuestro “socialismo” engloba también los sueños de un mundo nuevo que animaron diversos pueblos que habitan nuestra América y el resto del mundo.

La construcción de poder popular para un proyecto emancipatorio, aventuramos, exige una amplia confluencia plural y multisectorial, que sea capaz de superar cierta tradición de discusión destructiva que suele hacerse presente a la hora de debatir posiciones entre quienes compartimos un mismo campo político. Aspiramos a poder confrontar ideas, a socializar perspectivas y arribar a síntesis en el marco de debates fraternos, aprendiendo de las posiciones del otro, discutiendo con los mejores argumentos. Apuntamos también a una cultura de izquierda que no gire solamente alrededor de debates político-intelectuales, sino que incluya al arte y la comunicación en terreno de igualdad, como componentes centrales. Estamos convencidos de que una nueva cultura militante es necesaria para modificar en forma y contenido las relaciones sociales desiguales y opresivas que enmarcan nuestra vida y para devolver vitalidad a la tradición a la que pertenecemos.

Cultura Compañera surge en un momento complejo de la cultura y la política argentinas. Desplazados del lugar indisputado que supieron ocupar por efecto de la rebelión de 2001, las ideas y todo el imaginario de la derecha neoliberal y represiva pugnan por recuperar el terreno perdido. Rechazamos, obviamente, a la fracción de los intelectuales y “comunicadores” que colabora en la recomposición del bloque dominante, alineándose con la derecha tradicional y con sus medios de difusión. Pero frente a ellos ha surgido un nuevo relato oficial que, por otro camino, también se propone recomponer la legitimidad del capitalismo y del Estado. Utilizando parte del vocabulario, de los símbolos y de las consignas que nutrieron la resistencia al neoliberalismo, este relato afirma que un nuevo modelo “nacional-popular”, socialmente inclusivo, está transformando el país en un sentido esencialmente más democrático e igualitario. Culturalmente, el relato nos invita a creer en una refundación nacional, en una épica de enfrentamiento del pueblo con las “corporaciones”, en un reencuentro con las luchas sociales de otros tiempos y con el horizonte latinoamericano que las animó.

Pero los fulgores del relato oficial no pueden ocultar el hecho de que, luego de tres mandatos consecutivos, el prometido “capitalismo serio” parece ser poco más que un modo de desarrollo dependiente y extractivo, basado en la depredación de los recursos naturales, en la subordinación al capital transnacional y a las necesidades del mercado mundial, en la contención de los reclamos salariales y en la limitación de los derechos ciudadanos en todo aquello que pudiera afectar el núcleo de los intereses económicos. En el relato oficial, el neoliberalismo sería cosa del pasado. Sin embargo subsiste, como uno de sus principales legados, la extrema fragmentación de nuestra sociedad y la precarización de la vida de las grandes mayorías. El discurso kirchnerista nos invita a naturalizar esa realidad, a convivir con ella, incluso de manera crítica, pero a condición de no afectar el núcleo duro que asegura la reproducción del sistema.

Por eso, no podemos sumarnos a quienes reiteran hasta el cansancio cartas de apoyo al proyecto que desde el gobierno se presenta como “nacional-popular”. No nos resignamos a pensar que sólo podemos luchar por hacer más “vivible” este sistema, que basta con repartir un poco la riqueza que producimos, o que debemos conformarnos con la expansión de algunos derechos civiles o con avances en la lucha contra la impunidad en violaciones pasadas a los derechos humanos. Contra este discurso conformista con y del poder, afirmamos nuestro radical desencuentro con la realidad que nos toca vivir y nuestro derecho a no aceptarla como algo inmutable. Creemos en la elaboración de un proyecto de sociedad alternativo al vigente. Superar el capitalismo nos parece indispensable, no sólo en el horizonte de eliminar la opresión de clase, sino también para conquistar la autodeterminación de los pueblos y las personas y construir una nueva forma de relacionarnos con la naturaleza, con nuestros semejantes y con nuestros cuerpos. Esta voluntad, que nos separa irremediablemente del kirchnerismo, nos aparta también de otros oficialismos locales –como el binnerismo– que se presentan como alternativas “progresistas”.

Estamos convencidos de que nuestra fuerza reside, en parte, en la capacidad de soñar e imaginar otro mundo posible. Construir ese sueño día a día, con prácticas, con imágenes, con sonidos y con ideas, es la tarea que nos agrupa. Cultura compañera es un espacio abierto, participativo y en construcción. No se propone reemplazar otros espacios culturales políticamente afines ni competir con ellos, sino colaborar en su articulación y en la potenciación de sus iniciativas. Convocamos a hacer un aporte activo a todas aquellas personas y colectivos que compartan nuestros objetivos o quieran desarrollarlos y enriquecerlos.

Una nueva izquierda está en marcha.

Primeras firmas:

Adrián Pulleiro, Adrián Piva, Grupo Etcétera, Agostina Vilardo, Alberto Noguerol, Aldo Casas, Iconoclasistas, Amalia Altinier, Ana Dumrauf, Ariel Feldman (COB-La Brecha), Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA), Ariel Petruccelli, Carina López Monja, revista Batalla de Ideas, Carolina Ayala, Cecilia Cavagniero, Chiche Vázquez, Clara Algranati, Claudio Acuña, Dany Aráoz Tapia, Darío Estryk, Edgardo Logiudice, Periódico digital marcha.org.ar, Emiliano López, Emiliano Ruiz Díaz, Emilio Taddei, Esteban Fridman, Ezequiel Adamovsky, Editorial El Colectivo, Facundo Martín, Federico Zukerfeld, Félix Cantor, Fernando Stratta, Florencia Puente, Florencia Vespignani, FM PACHA 97.3, Gabriela Mitidieri, Graciana Tucat, Guillermo Cieza, Héctor Gauna, Hugo Camilo Ayala, Ignacio Kostzer, Centro de Estudios para el Cambio Social (CECSO), Isabel Garin, Javier Torres Molina, Joaquín Gómez, Jorge Mitre Saab, Jorgelina Matusevicius (COB-La Brecha), José Luis Bonifacio, José Seoane, Juan Pablo Casiello, Juan Manuel Karg, Juan Wahren, Leandro Morgenfeld, León Gustavo Wexler, Cátedra Libre Teoría Crítica y Marxismo Occidental (FFyL/UBA), Loreto Garin, Luciano Fabbri, Luísa Winter Pereira, Mabel Bellucci, Malena Romero, Manuel Martínez, Marco Teruggi, Maria Florencia Rey, Mariana Relli, Mariano Féliz, Mariano Pacheco, Martín Bergel, Martín Mosquera (COB-La Brecha), Martín Ogando, Miguel Mazzeo, Miguel Mirra, Miguel Vedda, Natalia Revale, Noelia Figueroa, Nora Ciapponi, Omar Acha, Orlando Agüero, Pablo Herrero Garisto, Paula Díaz, Pablo Scatizza, Pablo Solana, Pedro Perucca, Raúl Perea, Raúl Reyes, Roberto Elisalde, Santiago Liaudat, Sebastián Gómez (COB-La Brecha), Sebastian Leguizamo Graña, Sergio Barrera, Sergio Valdéz, Silvia Nora Labado, Silvio Schachter, Tamara Perelmuter, Victorio Martinetti, Zulema Beatriz Gonzalez.

ADHESIONES e INFORMES: culturacompaniera@gmail.com

 

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