Venezuela: Gabinete monopartidista

Va quedando atrás la intentona golpista y desestabilizadora de la oposición conservadora en compincheria con el gobierno imperialista.

Construyeron un escenario de violencia y terror el lunes 15 y el martes 16 de abril, con muertos y muchos heridos. Destruyeron símbolos de la revolución en salud y democracia.

La reacción enérgica del Presidente Maduro y del equipo de gobierno barrieron el plan golpista de la ultraderecha sangrienta.

El Presidente Maduro, convertido en la locomotora del socialismo, ha desplegado una enérgica y espectacular ofensiva en todos los frentes, que significa el funcionamiento pleno de las instituciones gubernamentales y el desarrollo de las estrategias públicas para darle continuidad a la transición socialista y la construcción de la democracia comunal.

El Presidente Maduro fue reconocido por la autoridad electoral como nuevo jefe de Estado; el 19 de abril ocurrió su posesión; se designó el nuevo gabinete ministerial; se adoptaron medidas especiales para conjurar las crisis energética, de abastecimiento y seguridad. Ahora tenemos al Primer Presidente obrero en Cuba estrechando las relaciones con la revolución para ampliar la colaboración en los temas de salud, educación y otros ámbitos del desarrollo social.

El Canciller Jaua actúa con bríos para fortalecer los escenarios de integración latinoamericana y antiimperialista en el marco de la multipolaridad global.

En este escenario igualmente se han expresado voces criticas y autocriticas sobre los fenómenos que han incidido en la pérdida de casi 800 mil votos del chavismo que fueron a parar en el caudal electoral de Capriles Radonski, quien amplia su audiencia de manera sostenida.

La reflexión profunda sobre los problemas de la revolución es urgente y requiere acciones prioritarias para rectificar y corregir.

Así ocurrió en el año 2007 cuando se hicieron evidentes serias fallas políticas en la estructura de liderazgo, con ocasión de un primer fiasco electoral, que el Presidente Chávez enmendó oportunamente mediante la reconfiguración de la alianza con los partidos de izquierda que no hacían parte del recién fundado Partido Socialista Unificado de Venezuela/PSUV, porque su decisión consistió en mantener su autonomía y trayectoria partidista, como fue el caso del Partido Comunista, los Tupamaros y el PRT.

No obstante la agilidad con que se avanza en la consolidación del nuevo gobierno de Maduro, la designación del gabinete ministerial y de otros cuerpos ejecutivos de la administración central, colocan mensajes equivocados por el monolitismo materializado. Deja un mal sabor a exclusión y prepotencia.

El desconocimiento de las otras fuerzas partidistas que han acompañado con su apoyo la revolución bolivariana es un mal síntoma y puede ocasionar mayores problemas políticos como se vio en el 2007.

Fomentar un monstruo partidista burocrático es como cantar la muerte de la revolución porque muta hacia una deriva autoritaria con camarillas privilegiadas. Es lo que sucedió con la revolución soviética que se la tragó el patrimonialismo burocrático y totalitario de la nomenklatura de los funcionarios del partido único y su feudal buró central.

Desconocer en los altos cargos de gestión a partidos y movimientos como el PCV, el PPT, Tupamaros, MEP y a los movimientos sociales, es simplemente admitir la oligarquización del proceso revolucionario bolivariano. En esas condiciones no es difícil prever que los problemas y el malestar sociopolitico se propagaran porque el burocratismo, la ineficiencia y el monopartidismo siguen intactos fortaleciendo a la ultraderecha golpista, cada vez más agresiva y versátil en su empeño contrarrevolucionario.

San Cristobal, 27 de abril de 2013. horacioduquegiraldo@gmail.com
La Haine