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Medio Oriente :: 27/04/2005

¿Va bien para Estados Unidos en el frente militar de Irak?

Un Mundo que ganar
18 de abril de 2005. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.

Los voceros de los gobiernos inglés y yanqui sostienen que las elecciones iraquíes trajeron un "punto de viraje" en el frente militar. ¿Es cierto?

Aunque las autoridades yanquis se jactan de que murieron "solamente" 37 soldados en marzo, la cifra más baja en un año, las cifras confirman que continúa la guerra. Hoy, las bajas suman diez veces la cantidad de soldados yanquis muertos en la invasión y antes del 1º de mayo de 2003, fin de los principales combates, según Bush II. Pero a mediados de abril, los soldados yanquis seguían muriéndose a un promedio de uno al día.

Los ocupantes también se jactan de que los ataques en su contra bajaron a 60 al día en marzo y a 40 al día a comienzos de abril, antes de volver a subir a mediados de abril. Si bien son menos ataques que en el período previo a las elecciones, son muchos más que los 25 ataques al día de hace un año. Además, hay indicios de que estas últimas cifras son falsas. El corresponsal Patrick Cockburn escribió desde Mosul (Independent, 17 de abril) que las cifras son "dudosas" porque había atestiguado ataques que los militares yanquis no reportaron. Según le contaron soldados yanquis, tienen órdenes de no reportar los ataques a menos que haya bajas. "Nuestros generales quieren escuchar que baje la cantidad de ataques, no que suba", dijo uno.

Los militares yanquis comentan que los guerrilleros están mejorando su técnica, tal como advirtió el director de la Dirección de Inteligencia de Defensa yanqui ante el Congreso en marzo.

El diario USA Today (29 de marzo) cita al comandante de una división blindada gringa: "Es un enemigo que piensa, conoce los puntos débiles de los tanques, dónde dar el golpe". El artículo agrega: "Los tanques Abrams, que se diseñaron durante la guerra fría para soportar los golpes más mortales de los mejores tanques soviéticos, están quedando fuera de combate a un ritmo sorprendente a causa de las bombas de baja tecnología y granadas propulsadas por proyectiles [RPG] de los insurgentes iraquíes. Los Abrams tienen su blindaje pesado al frente, pero los insurgentes se acercan a hurtadillas desde atrás, disparan desde las azoteas y hacen estallar minas desde abajo".

"En las batallas ofensivas de la guerra del Golfo de 1991 [contra los tanques de Saddam], perdimos solamente 18 tanques Abrams y no murió ni un soldado en ellos. Desde la invasión de Irak de marzo de 2003, en los combates diarios contra la insurgencia, el ejército reporta que 80 de los monstruos de 69 toneladas han resultado tan dañados que se tuvieron que regresar a Estados Unidos".

En varios enfrentamientos de abril, los guerrilleros mostraron un nivel de organización poco visto al inicio de la guerra. Según unos informes, los soldados y helicópteros tardaron cuatro horas para vencer un audaz ataque nocturno contra el penal Abu Ghraib el 2 de abril. El oficial al mando lo describió como "un ataque de gran escala" de unas de las unidades más grandes, coordinadas y disciplinadas que se ha reportado hasta ahora. Constó de 40 a 60 elementos que atacaron en olas con RPG y morteros. Estados Unidos reportó soldados suyos heridos y un guerrillero muerto y que esperó encontrar más cadáveres.

El 4 de abril, los soldados yanquis e iraquíes que rastreaban depósitos de armas en la provincia de Diyala al este de Bagdad cayeron bajo fuego de armas ligeras, RPG y morteros. Cuando avanzaron hacia los guerrilleros, se sorprendieron porque éstos se replegaron a lo que un vocero militar yanqui llamó "posiciones preparadas de antemano" con depósitos de municiones, en que "dos o tres docenas" de elementos podían resistir la noche contra una gran cantidad de soldados yanquis con helicópteros y cazas. Al menos algunos guerrilleros lograron "romper el cerco y escapar". Al comandante le preocuparon el tamaño, disciplina y destreza de la unidad guerrillera.

Las guerras, más que otras clases de lucha, tienen sus altibajos. No queremos estar en la posición de la BBC y otras agencias noticiosas que sacan el titular una semana, "Punto de viraje en Irak", pero unos días después lo cambian por "Estados Unidos cree que cambia la situación a su favor" y tras una semana y otro brote de ataques, dicen: "Nadie lo llama un punto de viraje". Nadie puede predecir el curso de la guerra en estos momentos, y el optimismo oficial de los gobiernos inglés y yanqui está "basado en la fe", o sea, en lo que quieren creer.

En abril, el antiguo comandante de la OTAN, Wesley Clarke, un importante crítico de la clase dominante estadounidense a la política de Bush, dijo en una conferencia de expertos sobre Irak: "La administración no tiene fundamento para decir que se esté disminuyendo la guerra de guerrillas". Nos parece una apreciación seria.

La ocupación no está disminuyendo ni su impacto en el pueblo iraquí se está "suavizando". En una palabra, no se está disminuyendo la contradicción entre la ocupación y el pueblo.

Han aumentado fuertemente las bajas civiles. Según el organismo académico inglés Iraq Body Count (Conteo de Bajas en Irak), en febrero, después de las elecciones, la cantidad de muertes de iraquíes que reportaron los medios informativos iraquíes sumó 606, en comparación con 447 durante los fuertes combates antes de la votación a fines de enero. Dice: "Las cifras refutan contundentemente el argumento de que las elecciones reducirían la intensidad de la insurgencia, insurgencia cuyo objetivo declarado de obtener una retirada de las fuerzas armadas estadounidenses no estuvo en la agenda electoral".

Esa cifra es más del doble de la cantidad de civiles muertos en el mismo mes de 2004, aunque es varias veces menos la cantidad de muertos civiles de abril y noviembre de 2004 durante los embates yanquis contra Faluya. Las muertes representan en su mayoría personas baleadas en los retenes, allanamientos de morada y bombardeos y tiroteos de artillería de los ocupantes. También incluyen a quienes mataron los insurgentes.

Algunos periodistas atribuyen la caída de bajas a que Estados Unidos no ha lanzando ofensivas grandes en los últimos meses y se ha dedicado a organizar fuerzas de seguridad iraquíes serviles.

Aunque un gobierno títere "elegido" sirve sus fines de propaganda en el frente interno y en el mundo, Estados Unidos principalmente quiere un gobierno con estabilidad e influencia para que pueda formar un ejército que surta refuerzos que los ocupantes necesitan y que a la vez podrá reducir la necesidad de tener a soldados estadounidenses en Irak.

Eso tampoco ha ocurrido. Estados Unidos dice que ha reclutado a casi cien mil elementos para el ejército iraquí, pero las fuentes oficiales admiten que esa cifra incluye a decenas de miles que han desertado y que solamente unas cuantitas unidades se consideran aptas para el combate. Irak tiene dos principales zonas de prueba para estos soldados, llamadas "Zonas de Operación".

Una está en la calle Haifa de Bagdad, a unas cuadras del cuartel general yanqui, la zona verde. No augura nada bueno que la ocupación tenga que dedicar dos brigadas títeres con protección aérea yanqui y masivas concentraciones de soldados yanquis para controlar una pequeña zona de multifamiliares y barrios pobres a unos minutos de sus principales búnkeres y barracas.

La otra está en Mosul, la tercera ciudad del país, en el norte. Cuando en noviembre de 2004 los guerrilleros atacaron las unidades de la Guardia Nacional y policía iraquíes, casi todos los ocho mil elementos se fueron a casa o se unieron a la guerrilla. Hoy los soldados títeres con un oficial "asesor" gringo patrullan unos cuantos kilómetros cuadrados de la ciudad. Cuando el Washington Post (7 de abril) le entrevistó al oficial sobre si, en vista de la situación hoy, los soldados iraquíes tendrían la formación y confiabilidad de combatir a los insurgentes en seis meses o un año, como sostienen las autoridades estadounidenses, dijo: "No estarán listos. Para nada. Pueden citarme al respecto. Para nada".

En el caso de la policía de 142.000 elementos que Estados Unidos dice que ha organizado, la situación es peor, sobre todo en materia de cuántos de ellos están del lado yanqui. Muchos de ellos siguen en la nómina pero han dejado de prestar servicio y se han llevado sus armas. Otros más esperan el momento indicado para voltear sus armas contra la ocupación. "En algunos pueblos, no confiamos en la policía. . .", le dijo un capitán yanqui a Business Week Online (18 de abril).

"Los comandantes estadounidenses temen que en el naciente gobierno y servicios de seguridad iraquíes haya muchos soplones, a pesar de haber hecho rigurosas investigaciones de antecedentes" (New York Times, 11 de abril). He aquí una manifestación de esta situación: los guerrilleros secuestraron sin dificultad al general iraquí al mando de la Brigada Blindada del Ministerio del Interior, una de las unidades élites de contrainsurgencia del gobierno títere. Su escolta opuso poca resistencia al secuestro que ocurrió en el centro de la capital el 6 de abril.

Mientras que se empeñe en humillar a Irak, es decir, mientras que continúe la ocupación, Estados Unidos no podrá confiar en los iraquíes en general. El que pueda comprar la lealtad de algunos hombres, y es probable que pueda, se debe a que muchos de estos hombres llevan una vida de enemigos y opresores del pueblo.

En gran medida, las fuerzas armadas iraquíes están al mando de oficiales que anteriormente eran fieles a Saddam Hussein o antiguos baazistas (tal como el ex primer ministro Iyad Allawi) de los más altos niveles del gobierno. En su mayoría, los altos integrantes de los servicios de inteligencia continúan en los puestos que tuvieron en el antiguo gobierno. En abril en Irak, el secretario de Defensa yanqui, Donald Rumsfeld, afirmó que esta situación no ha cambiado, gústele o no al nuevo gobierno de mayoría chiíta.

La policía títere es una bola de delincuentes. "En el segundo semestre de 2004, la policía iraquí asesinó a oponentes políticos, hizo arrestos con falsos cargos para fines de extorsión y violó y torturó sistemáticamente a presas, según un informe del Departamento de Estado de 2005" (Business Week).

A veces las fuerzas de seguridad obedecen las órdenes de los ocupantes, a veces no, pero no pueden hacer que la población apoye la ocupación. Solamente pueden profundizar el odio que tiene el pueblo hacia ella.

Hay más soldados yanquis en Irak que durante la invasión. El general George Casey, el máximo comandante yanqui en Irak, trató de mostrar optimismo diciendo que esperaba que se pudiera reducir sustancialmente la cantidad de soldados en un año. Tal vez ocurra eso, tal vez no, pero los comentarios de Casey quieren decir que tal cambio es imposible en la actualidad. El general del estado mayor de la fuerza aérea, John Jumper, habló con mayor franqueza del futuro de los soldados estadounidenses en general: "Estarán aquí a la larga".

Por otro lado, la resistencia no ha logrado derrotar a los ocupantes. Por ahora (aunque la situación puede cambiar), la guerra es una contienda a ver cuál bando se canse primero. Un alto comandante yanqui le dijo a la BBC: "Podemos aceptar el ritmo de bajas que estamos experimentando". Pero por cuánto tiempo lo pueden hacer dependerá de una combinación de los acontecimientos en Irak, la región y el mundo, incluido Estados Unidos, que no se puede prever.

Los mayores obstáculos al avance cualitativo de la resistencia en el frente militar son políticos e ideológicos. Desafortunadamente, la misma clase de política de identidad y comunal conflictiva y autoridad religiosa y patriarcal feudal que reina entre los títeres iraquíes de la ocupación y que de fondo corresponde a los intereses y concepción del mundo de los grandes y pequeños explotadores también tiene mucho peso en buena parte de las fuerzas guerrilleras. La concepción del mundo y la posición política de algunas corrientes de los combatientes son tan estrechas y retrógradas, aunque se opongan a la ocupación, que a veces es imposible determinar cuándo una acción dada, tales como los ataques a los chiítas que se trasladaban a una protesta contra la ocupación en Bagdad el 9 de abril o cuando secuestran a los periodistas "no encamados" con las unidades militares yanquis a fin de expulsarlos, la han llevado a cabo guerrilleros genuinos pero despistados o cuándo se realizado a sueldo de Estados Unidos.

Aunque Estados Unidos haya tachado a la resistencia de movimiento sunita versus mayoría chiíta, eso no explica el nivel y el alcance de los combates que en cierta medida se están dando en todo el país. Una justa rebelión contra la ocupación y la humillación nacional es el motor de la resistencia, y no los sentimientos religiosos, aunque a veces esa resistencia se viste en diversos grados con la religión. En la guerra, en general espontánea y con poca organización, existen diversas corrientes. Sus ideas tienen mucho peso.

El objetivo por el cual se lucha determina cómo se lucha. Las fuerzas que luchan por una sociedad en que algunas nacionalidades dominan a otras, en que los hombres dominan a las mujeres o en que la religión no es un asunto privado sino una forma de gobierno, no pueden apoyarse en las masas, movilizarlas y unificarlas. La medida en que se pueda lograr eso es la medida en que la ideología y la política que dirigen pueden representar y ejercer los intereses fundamentales de las masas populares. El que el gobierno yanqui lo sepa o no, el que las principales fuerzas de la resistencia no tengan tal ideología y política es el arma más fuerte de los ocupantes.

 

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