La flotilla estadounidense en el Caribe y la misteriosa embarcación hundida

La comunicación de Gustavo Petro con la Primera Ministra de Trinidad Tobago, volvió a poner en el tapete la cuestión de cuál es el objetivo de la flotilla estadounidense que se desplaza en el Mar Caribe. El presidente de Colombia le advirtio a la mandataria que el famoso ataque a la barcaza hundida, que supuestamente existió, podría haberse producida en aguas de ese país y le pidió que busque los cadáveres. La respuesta de la ministra fue que no iba a hacer pesquisa alguna y felicitó al Ejército de EEUU por su acción.
Esta respuesta demuestra que a esta altura de los acontecimientos, todas las acciones de la flotilla estadounidenses se han convertido para algunos mandatarios en una cuestión de fe y de alineamiento con la política exterior de Trump. Milei, el primer ministro de Guyana, y el presidente Noboa, de Ecuador tienen la misma posición.
La historia de la embarcación hundida de supuestos narcotraficantes con una tripulación de 11 hombres que fue difundida por EEUU y acompañada en Europa por diarios como El Pais de España, fue rechazada por el gobierno venezolano que alegó que en su territorio marítimo no se había producido ningún episodio parecido, y que el video que presentaban como prueba era posiblemente trucho, como lo advertía el asistente Geminis, de Google. También alegaba que de haberse efectuado, ese ataque sería una violación descarada de DDHH, porque la flota estadounidense contaba con los medios para detener la modesta barcaza que aparece en el video, exigir la rendición de los tripulantes y verificar la suposición de que transportaban droga.
Lo único que parece probado es que tanto el envío de la flotilla como el supuesto incidente de la barcaza es funcional a fortalecer mediáticamente una acusación, que esta floja de papeles. Ha dicho Trump que en Venezuela funciona un inexistente cartel de droga comandado por el presidente Nicolas Maduro.
Venezuela no es un país productor de dogas, ni figura en las rutas de tráfico que elabora la propia DEA. En relación al consumo, cualquier persona que conozca ese país advertirá que es muy bajo, y con sustancia utilizadas con fines recreativos, bastante parecido al que existía en la Argentina en los años 60. Por el contrario, en el país acusador, la Encuesta Nacional Sobre Consumo de Drogas y Salud señala que acceden a las drogas el 24,9% de la población, uno de de cada cuatro ciudadanos norteamericanos.
EEUU no tiene autoridad moral para acusar a ningún estado de narcogobierno. Por el contrario, como señala el escritor e intelectual venezolano Luis Britto García, “Dondequiera que llegan tropas estadounidenses irrumpe masivamente la droga". Y fundamenta esa acusacion haciendo un poco de historia: En Panama desde 1905; en México durante la expedición punitiva de Pershing, en 1916; en Europa por el pacto del gobierno de indultar Lucky Luciano a cambio de colaboración; en 1942 en Cuba el contubernio de la base Guantanamo con el dictador Batista, protegió la instalación de la mafia de Luciano y Meyer Lanski; en Laos, Camboya, y Vietnam la CIA instaló el narcotráfico mediante su aerolínea Air America; la misma agencia traficó estupefacientes para financiar a la contra en Nicaragua.
Para resumir una historia interminable, los sitios donde se instalan bases o tropas estadounidenses devienen irremisiblemante enclaves de tráfico. Afganistán,Siria, Guatemala, Peru, Ecuador, Colombia, Panamá. EEUU no es una excepción a la regla”.
Como advierte el analista norteamericano Jeffrey Sachs, Trump tiene una “obsesión” por derrocar al gobierno venezolano, y cuando califica las acciones militares emprendidas en Latinoamérica no duda en calificarlas como 'gangasterismo'. “Es el tipo de 'gangasterismo' que conocemos de la historia estadounidense. Se aplica en cualquier parte del mundo, pero con una forma especial para el hemisferio continental.”
Mas que pensar en un cambio de gobierno, a EEUU le interesa el petróleo de un país que tiene la mayor reserva de ese mineral en el mundo. Que tiene extracción convencional, que es mucho más barata, y que produce un petroleo ultrapesado que necesitan imperiosamente las refinerías estadounidenses para combinarlo con los petróleos ultralivianos que obtiene del 'fracking'. Por esa razón ha mantenido la licencia para que Chevron pueda seguir operando en ese país.
La intervención de Gustavo Petro en el debate, que también fue reproducida por el diario 'El País', pone el acento en una cuestión que no solo afecta a Venezuela. Cuando se autoriza al ejercito estadounidense a intervenir en territorios marítimos o continentales extranjeros, y se realizan acciones como las de tirarle un misil a una embarcación de pescadores porque supuestamente "son narcotraficantes”, sin siquiera identificar a los cadáveres o la existencia de droga, se están violando normas del derecho internacional, y se está creando un precedente para que se realicen intervenciones en cualquier país de Latinoamérica.
Si la calificación del objetivo a destruir depende exclusivamente del Ejército de EEUU y no se siente obligado de presentar pruebas que al menos justifiquen lo actuado, el próximo misil puede ser dirigido contra un despacho oficial, cuartel militar, aeropuerto o refinería de cualquier país.
Esta patoteada, preocupa a los gobiernos, pero también a los ejércitos latinoamericanos, que tienen la responsabilidad de custodiar las fronteras. Muy en particular, a los militares brasileños que aspiran a controlar el cono sur.
Parece claro que el tamaño de las fuerzas desplegadas por EEUU sirven para amenazar a un país, pero no para invadirlo. Pero podría suceder que esta trumpeada pueda originar un efecto opuesto al buscado, acercando a otros gobiernos de la región a la gestión chavista.
Las protestas de Lula, de Claudia Sheinbaum, de Petro, de Xiomara Castro y de Miguel Díaz-Canel, van en esa dirección, defendiendo cuestiones elementales de la soberanía de sus naciones.
huelladelsur.ar