La ruta oculta: el Tren, el Corredor y el PIM

A seis años de recorrer los territorios y compartir las voces de las comunidades afectadas por tres megaproyectos insignia del sexenio de Andrés Manuel López Obrador -el Tren Maya, el Proyecto Integral Morelos y el Corredor Interoceánico-, un equipo de documentalistas convocados por Desinformémonos volvió a caminar selvas, valles y mares en comunidades indígenas de cinco estados de la república mexicana, para reportar qué ha ocurrido y qué viven los pueblos desde entonces en las regiones donde se expanden esos proyectos que la presidenta Claudia Sheinbaum promete continuar.
El resultado se plasma en el bello y duro documental multimedia Antes de que anochezca. Los pueblos tienen la palabra. Con la dirección de Gloria Muñoz Ramírez, tres equipos de periodistas, comunicadores, videoastas y fotógrafos escuchan y reportan los impactos sobre el medioambiente y la vida comunitaria de esos megaproyectos. La mayoría son comunicadores originarios de cada región que conocen bien la historia de las localidades sobre las que se extienden las obras. Recomiendo ampliamente verlo y pensarlo (https://antesdequeanochezca.desinformemonos.org/).
El Tren mal llamado Maya, que nada tiene que ver con la vida y proyectos propios de esos pueblos, se ha extendido hiriendo la tierra, cenotes y bosques como lo que realmente es: un proyecto multimodal de acaparamiento de territorios (Grain, https://tinyurl.com/ypet54jn).
Es un tren para la agroindustria, reporta Claudia V. Arriaga Durán desde la península de Yucatán. La ruta del tren ha potenciado el avance de un tipo de agricultura de gran escala, basada en el uso intensivo de agrotóxicos, maquinaria que destroza los suelos, semillas híbridas (o transgénicas, aunque no sean legales), que contamina y no sabe manejar las aguas, por lo que erosionan los suelos. Un modelo agrícola absurdo, controlado por trasnacionales de agronegocios, que envenena tierra y agua y que es realizado mayormente por menonitas que aumentaron sus asentamientos a lo largo de la ruta del tren. Parten deforestando grandes áreas de selvas para plantar monocultivos de arroz con agrotóxicos, un cultivo que para nada se adapta a ese ecosistema. Pese a ello, la gobernadora Layda Sansores de Campeche prometió hacer de la región "un granero de arroz".
El Tren también abrió acceso al agua a las trasnacionales, un bien escaso en México y el mundo. En Kanasín, Yucatán, la trasnacional cervecera Heineken, comenzó una megainstalación de planta cervecera que ocupa un millón 315 mil 863 metros cuadrados. Los proyectos industriales de Heineken han obtenido permiso para al menos 13 pozos de agua, con una profundidad de 55 a 60 metros y están en el área geohidrólogica del Anillo de Cenotes. Para ello han desplazado a familias mayas enteras. Las consultas sobre este proyecto han sido manipuladas, en información y participación, dejando afuera a muchas de las personas afectadas y sin respetar sus derechos como pueblos indígenas.
También así en Salina Cruz, extremo del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantpec. Allí, la adaptación y dragados del puerto para dar cabida a embarcaciones de gran calado está terminando con una comunidad ikoot completa. Reporta desde allí Diana Manzo, que el rompeolas que se ha construido desde el puerto está compuesto por millones de toneladas de roca en una longitud de mil 600 metros y una profundidad de 25 metros. Aplaca el oleaje para los barcos que entran al puerto, pero lo desvía hacia la comunidad Colonia Cuauhtémoc que ya ha visto desaparecer la tercera parte de su territorio, devorado por el mar.
"A nosotros nadie nos consultó sobre los impactos sociales, ambientales y económicos de un rompeolas, ni del proyecto llamado Corredor Interoceánico. Ahora el mar nos quiere tragar porque esta obra removió la marea e hizo más oleaje para la comunidad, creando remolinos internos que van comiendo playa a su paso", cuenta Guadalupe Quintanar, quien teme, con razón, que el mar hará desaparecer su casa y la laguna donde pescaba para sobrevivir. Más de 300 personas han tenido que dejar sus casas y pronto todo el pueblo tendrá que salir de su territorio. Demandan como mínimo que les den un lugar seguro para mudarse, un proceso lento y engorroso que el gobierno ignora o apenas atiende. En cualquier caso, es una perspectiva terrible para quienes han vivido siempre en la comunidad, en armonía con el mar y la naturaleza.
Tampoco en Morelos ha habido escucha ni justicia para los opositores al Proyecto Integral Morelos. A más de seis años del asesinato de Samir Flores Soberanes, comunicador de Radio Amilcingo y participante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala, no se ha esclarecido el crimen. Peor aún, la Fiscalía General del Estado de Morelos ha diseminado versiones falsas sobre presuntos culpables, que fueron desmentidas por el Frente de Pueblos, que ha hecho su propia investigación y mapa de actores señalando la complicidad del gobierno de Morelos en el crimen.
"Parece lejano el amanecer, no sólo para los pueblos originarios que habitan estos territorios, sino para la humanidad entera", reflexiona Gloria Muñoz Ramírez. Las comunidades indígenas siguen en la defensa de sus territorios y la permanencia de sus culturas, que entrañan el amanecer.
La Jornada







