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Argentina :: 20/04/2013

M. Ferreyra: El gobierno dio la orden, la policía liberó la zona y la burocracia apretó el gatillo

Organizacion politica Estrella Roja

En pocos días se dará a conocer la sentencia del juicio oral por el asesinato de Mariano Ferreyra. Quienes militamos en Estrella Roja nos encontramos embarcados en una intensa campaña de difusión y agitación, en el marco de la cual hemos confluido con diversas organizaciones, denunciando este crimen contra la clase trabajadora y la juventud que se organiza para luchar por sus derechos. El viernes 19 a las 9 de la mañana volvemos a movilizarnos a Comodoro Py.

El gobierno dio la orden

La reciente difusión del audio de las escuchas telefónicas entre Pedraza y Tomada echa luz, de manera tan escalofriante como contundente, sobre las responsabilidades políticas en el asesinato de Mariano Ferreyra. Es el propio Ministro de Trabajo quien aconseja a su amigo personal y cliente -líder de la Unión Ferroviaria y principal acusado en la causa- cómo proceder con los trabajadores tercerizados del ferrocarril que luchaban por pasar a planta permanente. Sus palabras textuales fueron: "No hay mejor defensa que un mejor ataque". No obstante ni el ministro ni ningún otro funcionario fueron citados a lo largo del juicio, siquiera en calidad de testigos. Por el contrario, la misma dinámica del proceso judicial permitió al kirchnerismo despegarse del dirigente sindical, haciendo nuevamente gala de una política sin historia.

El gobierno nacional no sólo avala la tercerización de cientos de trabajadores sino que terceriza también la propia represión. La criminalización y la represión de la protesta aparecen, toda vez que se pretende que no hay ya lugar para la lucha social, en el intento por disciplinar por la fuerza a aquellos que osan salir a luchar. Y en esto el kirchnerismo ha sido sumamente creativo, alternando y articulando el accionar de la policía y otras fuerzas con el accionar aparentemente privado de patotas, punteros o sicarios a sueldo que son no obstante parte del mismo aparato represivo del estado. A partir de ellos se han puesto en marcha mecanismos indirectos de represión social: recordemos también los casos del Hospital Francés, el Casino de Buenos Aires, el Subte o, más recientemente, la línea 60.

Ni “anomalías” ni resabios pertenecientes a un pasado cancelado, todo esto forma parte de un presente ineludiblemente vigente. La represión, sea ésta ejercida de manera directa o indirecta, aparece, una y otra vez, como política de Estado.

Hitos de la misma política represiva fueron, el año pasado, el envío de la Gendarmería encabezada por el Secretario de Seguridad, Sergio Berni, para desalojar a los choferes de la línea 60 que reclamaban la reapertura de las paritarias y el brutal operativo, también dirigido por Berni, que se montó en la Panamericana para desalojar a los movimientos sociales que exigían por el Argentina Trabaja. Así como el reciente y nuevamente destapado “Proyecto X” a través del cual el gobierno hace inteligencia de referentes y dirigentes sindicales, de organizaciones sociales y partidos políticos. En este contexto no resulta llamativo el aumento concedido a las Fuerzas Armadas, Gendarmería y Prefectura, mientras se niega un aumento razonable a los docentes. El gobierno cede frente a un reclamo por mejor paga para reprimir mejor.

La policía liberó la zona

El crimen contó con la necesaria complicidad policial a la hora de liberar la zona para habilitar el accionar de la patota. No obstante, la Fiscalía sólo atribuyó a los policías acusados el cargo de “abandono de persona”, haciendo caso omiso a las sobradas pruebas que durante el juicio los implicaron con el plan criminal que terminó con la vida de Mariano.

La burocracia apretó el gatillo

En el centro de la escena aparece la burocracia sindical, ella misma empresaria y funcionaria, aferrada a importantes negociados y prebendas, con la tarea central de disciplinar a la clase trabajadora.

El crimen de Mariano puso en evidencia, brutalmente y a plena luz del día, la unidad de intereses que existe entre burocracia sindical, patronal y estado. En no pocos casos esta unidad se expresa incluso en los mismos personajes, a la vez dirigentes, empresarios y funcionarios. Las burocracias sindicales y su unidad con las cámaras empresarias bajo el amparo del Estado, así como el accionar directo de los burócratas como empresarios y funcionarios, son un elemento central del poder histórico de la clase dominante argentina, el nudo en que se juega el disciplinamiento constante de los trabajadores, su encuadre manso bajo la dirección hegemónica e incuestionable de aquélla.

Los dirigentes sindicales ofician de empresarios, aún dentro del mismo ramo que los trabajadores a los cuales "representan" (José Pedraza, secretario general de la Unión Ferroviaria, y su mujer ocupaban el directorio de empresas tercerizadas por UGOFE, firma creada por el ministerio de planificación de Julio De Vido para gestionar los ramales reestatizados), o incluso de funcionarios (Antonio Luna, dirigente de la Fraternidad, ocupaba el cargo de Subsecretario de Transporte Ferroviario). Es así que Pedraza, Luna y los suyos estaban -¿están?- de ambos lados del mostrador.

Lo que se encuentra por detrás del asesinato de Mariano es, en fin, la defensa de un “próspero” negocio, el de la tercerización laboral, que tomó la forma de represión, también ésta tercerizada. Y es así que lo que entonces se pretendió hacer pasar por “anomalías” del “modelo”, se revela cada vez más como lo que son: pilares fundamentales de éste.

Es esta compleja red de connivencia, fundada en la unidad de intereses mencionada, la que permanece intacta, aún con la posible condena a cadena perpetua a Pedraza.

El transcurso del proceso judicial ha acreditado sobradamente la responsabilidad de sus asesinos, pero será sólo en las calles donde podremos poner en el banquillo de los acusados a TODOS los responsables. La lucha por Justicia por Mariano se juega en continuar y profundizar la pelea contra la precarización laboral, contra la criminalización y represión de la protesta, contra las burocracias sindicales y el estado que las emplea. Levantar la bandera de Mariano Ferreyra es también poder señalar, con claridad, no sólo a los responsables materiales e intelectuales sino también a los responsables políticos.

http://opestrellaroja.com.ar

 

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