Triunfo del Chavismo en Venezuela

El gobierno de Maduro ganó en 23 de las 24 gobernaciones y obtuvo una amplia mayoría en la Asamblea Nacional. Estos resultados consolidan políticamente al gobierno como uno de los más estables de la región. La nota en contra fue la baja participación electoral que llegó al 42,6%, según el informe de la Comisión Nacional Electoral.
El resultado electoral en Venezuela no sorprendió; la derecha no se puso de acuerdo entre boicotear la elección, como lo propiciaba María Corina Machado, o presentarse a disputar electoralmente como sí lo hicieron Henrique Capriles, Manuel Rosales, Oscar Zambrano, el evangelico Bertucci y otros líderes. Lo que si sorprendió es que el gobierno haya recuperado Estados muy poblados y de mucha valor estratégico como Zulia, o simbólicos como el Estado de Barinas, sin olvidar Nueva Esparta de mucho potencial turístico. La derecha ahora se queda solo con Cojedes, un Estado de poca relevancia económica y geopolítica, donde Alberto Galíndez fue reelecto.
El chavismo emerge de esta elección con más poder estatal que nunca, dándose el lujo de elegir gobernador y legisladores por la zona de reclamación del Esequibo, hoy bajo control del gobierno de Guyana. Si se compara con sus vecinos: Lula en Brasil no controla las Camaras Legislativas y Petro en Colombia ve peligrar su reelección. Esa estabilización política del gobierno venezolano ha está acompañado de un crecimiento económico constante en los últimos años, que ha permitido aliviar las situaciones más graves de indigencia y favorecido el retorno de muchos migrantes, sin contar los que expulsa EEUU.
El gran problema del proceso venezolano es el crecimiento de la desafiliación política, tanto en el chavismo como en la derecha que se expresa en los muy bajos niveles de participacion electoral. Buena parte de la población ha dejado de creer, o siquiera informarse de lo que sucede en política, y no participa en elecciones que no son obligatorias. A modo de ejemplo: en las elecciones presidenciales de 2012, Chavez con el 55% de los votos obtuvo 8 millones 191 mil y Henrique Capriles, con el 44,3% sacó 6 millones 591 mil. En la elección de ayer el chavismo, con el 82,7% obtuvo 4 millones 553 mil votos y los partidos de la derecha con un 17,3% obtuvieron 1 millón cuatrocientos mil votos.
La postura de María Corina Machado de no presentarse y promover la abstención intenta ser presentada por esa dirigenta ultraderechista como un triunfo, pero basta recordar que cuando ella se presentó en una presidencial acompañando a Edmundo Gonzalez votó el 54% del padrón. Es decir apropiándose Maria Corina de todos los votos que hoy no están, son apenas un 11, 4%, no más de 2 millones.
Resulta evidente que aún haciendo concesiones y retrocediendo en el proceso de transición al socialismo, tomando un rumbo inverso, el chavismo ha conseguido sostenerse en el poder político desde hace 25 años, con intentos de golpes de Estado y de magnicidios, bloqueos y sanciones, que se agravaron a partir de 2014. La gran tarea que tiene por delante es recuperar la confianza y el entusiasmo de muchos que dejaron de sentirse parte de esa experiencia, pero que aún muy desanimados, se negaron a votar a la derecha.
Desde el punto de vista institucional el chavismo tiene todas las herramientas en la mano y por un lapso relativamente largo, cinco años. Desde lo económico, es muy probable que el veto de su ingreso a los BRICS, que impuso Brasil, se caiga este año. La mejora de relaciones comerciales con otros países, muchos de ellos también sancionados por EEUU, puede favorecer el ingreso de divisas necesarias, para realizar transformaciones indispensables en la economía local. La cuestión de fondo seguirá siendo cuál es el rumbo: si la guía sigue siendo el Plan de la Patria que legó Chávez, o si se intenta crear otros horizontes surgidos de retrocesos y concesiones realizados en años de emergencia.
huelladelsur.ar