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Argentina, Argentina :: 30/04/2023

Un viaje con Cristina. No se hagan los rulos

Guillermo Cieza
El esperado discurso de la vicepresidenta sonó a una renuncia

En su “clase magistral” en La Plata, Cristina Fernández, volvió a demostrar que tiene un discurso por encima de los otros posibles candidatos. Sin embargo, sigue presentándose como alguien que no es parte del gobierno que integra, y que no tiene ninguna responsabilidad por lo que ocurre. Para quienes tenían expectativas, no dio señales de que vaya a ser candidata a presidenta. Advirtió: no se hagan los rulos [no se preparen para festejar].

Por lo que sabemos, el padre de Cristina Fernández fue chofer de autobús y después dueño de algunas unidades de una empresa de transporte platense.

Esta tradición familiar nos ayuda a construir una metáfora que asocia su discurso de ayer con una excursión qué, saliendo de Buenos Aires, va hacia el Norte Argentino.

El conductor va acompañado de un guía turístico que va comentando sobre el valor histórico de la Casa de Tucumán, las bellezas de la quebrada de Humahuaca, y la vida sencilla de los habitantes de la Puna. Todos los pasajeros asienten con sus cabezas aprobando el relato. Mientras tanto, en el interior del micro ha refrescado y los carteles en la ruta dicen Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia.

Siempre que se escucha una crónica es importante identificar cuál es el punto de observación del relator. En este caso la pregunta sería. ¿Pero adónde iba Cristina? ¿como chofer suplente?, ¿como guía turística?, ¿como pasajera?. ¿O acaso iba en el baúl de las valijas?. De la forma que cuenta ese viaje, esta última opción parece la más probable. Y ocurrió que, cuando llegaron a Madryn, bajó un pasajero, abrieron el baúl y ella advirtió que había perdido el rumbo.

Seguramente alguien va a decir que la vicepresidenta advirtió sobre “funcionarios que no funcionan”, o que “ hay que usar la lapicera”, pero todas esas críticas hacen a la formas de gestión, no al rumbo político de la gestión. Y el rumbo político del gobierno del conductor designado, Alberto Fernández, fue, como bien definió ayer Cristina: “contentar a todos”. En un país injusto, donde los sectores sociales tienen capacidad de presión diferente, ”contentar a todos” se traduce en ”joder a los que menos tienen”.

Volviendo a la metáfora, la pregunta sería por qué la vicepresidenta, que además está caracterizada en el peronismo como “La Jefa”, “la dueña de los votos”, no le advirtió al conductor que al norte no se va por la ruta 3, sino por la ruta 9. ¿Por qué no se suspendieron los pagos al FMI, hasta que se investigara la deuda, por qué se dilapidó reservas haciendo buena letra con el Fondo antes de firmar un acuerdo, por qué el Senado de la nación, que ella preside, aprobó el acuerdo?

También corresponde preguntarse por qué, si advierte que hay cambios en el mundo, que no dependemos de venderle a EEUU sino a China y a Brasil, no se pateó la firma del acuerdo con el Fondo hasta que se aceptaran condiciones favorables al país.

Si Cristina fuera una política joven, poco experimentada, que no sabe absolutamente nada de economía, se le puede disculpar que se le hayan escapado estos “detalles”. Pero quien se anota para dar clases magistrales sobre la Deuda Externa, debe hacerse cargo de sus responsabilidades.

No se hagan los rulos

La gran expectativa que había generado esta actividad con Cristina Kirchner, era si aceptaría o no una postulación a una candidatura presidencial. Las palabras de la vicepresidenta: “yo ya di todo lo que tenía para dar”, suena a una renuncia. Próxima a cumplir setenta años, atacada y difamada por la derecha que no le perdona las medidas progresistas que tomó o acompañó; golpeada en su familia, por los ataques canallas contra su hija; condenada por la justicia, vetada por EEUU, y habiendo padecido un intento de asesinato que el poder judicial investiga solo formalmente, difícilmente esté en condiciones de dar nuevas batallas.

Pero creo que además es consciente de que lo construido en casi 20 años, empezando por la Cámpora, es una estructura muy frágil para enfrentar a una derecha que se siente respaldada por la decisión de EEUU de asegurarse a la Argentina como peón de su batalla geopolítica con China.

Mi impresión es que Cristina se está despidiendo, y lo hace tratando de identificar algunos problemas gruesos, a adversarios poderosos y proponiendo un discurso. A quienes la amaron les deja un proyecto, que podría discutirse, pero seguramente es lo mejor que puede proponer.

www.tramas.ar

 

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