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Argentina :: 30/06/2016

A 20 años de Cutral Có y Plaza Huincul

Paula Klachko
Las tomas de esas localidades petroleras se produjeron 5 años después del desguace y privatización de YPF, y esa fue la causa principal de las luchas

Se cumplen 20 años de la primera toma de las ciudades de Cutral Có y Plaza Huincul, ocurrida entre el 20 y el 26 de junio de 1996. Fecha compartida, siete años después, con el asesinato de los compañeros Kosteki y Santillán.

A la generación que promedia los cuarenta años o un poco más aquellas grandes batallas se han quedado fijadas en la memoria. Imágenes imperecederas de pueblos aguerridos que cortaban las rutas por siete días en medio del desierto y las temperaturas del invierno patagónico mientras alumbraban con el fuego de las barricadas las esperanzas de la resistencia popular en la Argentina del menemato.

Estos enfrentamientos marcaron un antes y un después en el ciclo de la rebelión de los años noventa en nuestro país y en toda América Latina. Aquellos luchadores populares resignificarían y combinarían creativamente viejas tradiciones de lucha con nuevos componentes insurreccionales.

Características como las formas de organización asamblearias con delegados revocables -expresión de la creciente crisis de representación político e institucional-, el corte total de rutas y la personificación de piqueteros -jóvenes dispuestos a combatir hasta el final- fueron retomadas como ejemplo y bandera en los procesos de resistencia que se fueron desencadenando a lo largo del país hasta nacionalizarse y expresarse en toda su contundencia en las jornadas de diciembre del 2001.

Los hechos de junio de 1996 en las localidades petroleras se produjeron cinco años después del desguace y privatización de YPF, iniciada en 1991, y para nadie es un misterio que esa fue la causa principal de las luchas.

La desarticulación de ese capitalismo de estado en los enclaves petroleros y su privatización a favor de grandes consorcios extranjeros produjo gravísimas consecuencias sociales que fueron atenuadas y contenidas por un tiempo apelando a diversas estratagemas. Pero más pronto que tarde provocaron el inexorable derrumbe de las condiciones de vida de las masas y su total desamparo ante un estado ausente, quedando la resistencia y la lucha como único camino de sobrevivir.

Por eso hoy es más importante que nunca rememorar lo ocurrido hace exactamente veinte años y recuperar las enseñanzas de aquel tiempo en momentos en los que las clases dominantes han pasado a gestionar directamente, sin mediaciones, el gobierno del estado con el exclusivo propósito de fortalecer sus intereses corporativos.

En una situación como la actual, cuando la voracidad del capital deja un tendal de víctimas a la vera del camino, recordar las enseñanzas que nos legaron los luchadores de Cutral-Có y Plaza Huincul se convierte en un insumo estratégico de las clases y capas populares. Hay muchas lecciones todavía por aprender, pero hay una que seguramente ya ha sido aprendida. No volverán otra vez a pasar cinco años antes que la resistencia popular se decida a tomar calles y plazas para erigir un límite a la brutalidad de la explotación capitalista.

* Doctora en Historia. Docente de las Universidades Nacionales de Avellaneda y José C. Paz
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