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Argentina :: 20/09/2025

Acuerdo nacional: Cada vez le creen menos a Milei

Guillermo Cieza
La pérdida de credibilidad de Milei dejara un enorme vacío, que deberá ser ocupado por nuevas alianzas sociales y políticas. La gran incógnita es quién ocupará ese lugar

Ahora, muchos se atribuyen que ellos fueron los primeros en no creerle a Milei. Pero la lista de los descreídos que se inicia, sin dudas, con los que no lo votaron en las elecciones presidencial de 2023, se está engrosando. Se sumaron los defraudados de primera hora, del primer mes, del primer año, del escandalo Libra, de la aparición de los audios de Spagnuolo, de la elección anticipada en Provincia Buenos Aires, de los vetos a las leyes del Congreso, del día de ayer, y del último minuto de hoy.

El saldo es desalentador para el gobierno. Las últimas encuestas muestran que mas del 59% de quienes habitan este país tiene una imagen mala o muy mala del presidente. Y viene cayendo desde hace tres meses. En las elecciones de la Provincia de Buenos Aires, su partido fue derrotada por 13,5 % por Fuerza Patria.

Las elecciones expresan, en su mínima expresión, la lucha de clases. Las confusiones generadas cuando irrumpió el fenómeno Milei se expresaban en una fuerte tranversalidad social de su voto. Pero en la medida que se fueron despejando las verdaderas intenciones del presidente, la vinculación de las clases con las opciones políticas que apoyan han empezado a retomar su cauce natural.

Cada vez son menos los pobres que votan a sus verdugos, y el voto mileísta ha empezado ha reducirse al sector social que históricamente adhirió a los conservadores, la UCD, el PRO y las oligarquías provinciales. Basta repasar los resultados en la Matanza, para verificar ese reacomodamiento. La Libertad Avanza solo ganó en la localidad de Ramos Mejía, pero perdió por mas de 40 puntos en las localidades más pobres de Rafael Castillo, Gregorio de Laferrere, Virrey del Pino y Gonzalez Catán. La realidad de que el 75 % de los hogares de quienes habitan este país tiene dificultades para llegara fin de mes empieza a expresarse en un aumento de la imagen negativa del presidente, y en una caída de sus adhesiones electorales.

Los gobernadores colaboracionistas, que de tontos no tienen ni un pelo, han empezado a abandonarlo. En mayo de 2024 Milei recibía el respaldo parlamentario de 18 gobernadores en una lista que incluía a mandatarios pertenecientes al PRO, Partidos Provinciales y dos que habían figurado en las listas de Unidos por la Patria (peronismo, Catamarca y Tucumán). Solo se oponían los gobernadores de Buenos Aires, La Pampa, Santiago del Estero, La Rioja, Formosa y Tierra del Fuego. En la última reunión convocada después de la derrota en la elección bonaerense solo estuvieron presentes el gobernador de Mendoza (Cornejo), el de Entre Ríos (Frigerio) y el de Chaco (Zdero). Esta soledad se reflejó en la votación del Senado para rechazar el veto de los ATN (reparto de fondos a las provincias), donde, incluso, hubo abstenciones de senadores que responden a los gobernadores aliados.

Milei ha perdido el apoyo de los empresarios de la industria y se han debilitado las expectativas que creaba en el círculo rojo (los mayores empresarios). Los primeros en tomar distancia del gobierno fueron empresarios industriales que producían para el mercado interno y que fueron afectados por la baja del consumo. A estos se sumaron quienes fueron perjudicados por la política de apertura de las importaciones y el cese de la obra pública. El resultado de estas políticas que afectó en primer lugar a las Pymes, empezó a extenderse a los grupos locales más concentrados y se expresó en el retiro de multinacionales, que advirtieron las dificultades de desarrollar negocios en un país borde del 'default'.

En los últimos tiempos el gobierno todavía cuenta con el apoyo de algunos grupos vinculados a las finanzas y a servicios, como el que encabeza Marcos Galperin (Mercado Libre), y quienes tienen intereses en explotaciones mineras, gasíferas y petroleras. Sin embargo han perdido apoyo de quienes empiezan a mostrar balances negativos en sus operaciones industriales en la Argentina. También retacean apoyo quienes se han visto perjudicados en negocios por la actual conducción económica como es el caso del empresario Eurnekian (sexto grupo del país). Este distanciamiento incluye al grupo Techint (multinacional del acero), que a diferencia de otros empresarios metalúrgicos podía compensar sus pérdidas con inversiones en otros rubros extractivos.

Los aplausos al presidente en la Sociedad Rural llevaron a la confusión de suponer que “el campo” apoyaban al presidente. En la Provincia de Buenos Aires, los intendentes de ultraderecha perdieron en la Cuarta y Segunda Sección Electoral, que corresponde a municipios de fuerte presencia agrícola (Chacabuco, Junin, Pergamino, Rojas, Chivilcoy, etc). Los buenos tiempos que viven los ganaderos no están acompañados por la situación que viven los productores agrícolas, incluido los 'pooles' de siembra y las agroindustrias. El agotamiento del modelo productivo agroindustrial, los bajos precios internacionales y el cambio climático han constituido un combo que ha convertido a la actividad agrícola en una inversión de riesgo, donde se redoblan las exigencias de que se eliminen definitivamente las retenciones, promesa que el gobierno no cumplió.

Milei ha perdido apoyo de los mercados. La suba del riesgo país a 1400 puntos demuestra que cada vez son más los inversores que creen que este gobierno no va a cumplir con el pago de bonos y deudas. Las consecuencia de la desconfianza de los mercados son que las empresas argentinas que cotizan en las bolsas internacionales han perdido el 12% de su valor, y que se aleja la posibilidad de acceder a nuevos préstamos o colocación de bonos, aún pagando tasas exorbitantes.

El poder judicial ha dejado de funcionar como una máquina perfecta destinada a blindar el gobierno e impedir que prosperen recursos o amparos presentados por damnificados por las medidas oficiales. Milei nunca tuvo los contactos judiciales de Macri, pero ese armado acompañó los primeros tiempos del nuevo gobierno. Concretados algunos temas pendientes, como asegurar la prisión de Cristina Fernández, el poder judicial permitió que se colaran algunos fallos en primera instancia que favorecieron a reclamos planteados por trabajadores a punto de ser despedidos (INTI, INTA), que afectaban el derecho de huelga, o que obligaba a rendir cuentas a algunos funcionarios.

La escasa preocupación por investigar la estafa Libra no tuvo continuidad cuando se trató la cuestión de los audios (en los que se explicaba el esquema de corrupción presidencial) que mostraron muy activo al juez Casanello. El poder Judicial no ha cambiado, pero si la actitud de los estamentos superiores, que hoy parecen menos preocupados por intervenir y responder inmediatamente a directivas emanadas del poder político y económico. Conscientes de ser una de las instituciones más desprestigiadas del país, no parecen desear atar su suerte a la de Milei.

La pérdida de credibilidad de Javier Milei se agrava por carecer de una estructura partidaria que lo sostenga en todo el país. Los políticos profesionales que lo acompañaron en los primeros tiempos solo tienen lealtad a la oportunidad de ocupar cargos en el Estado para ganar buenos sueldos y hacer mejores negocios. En la medida que ven declinar sus chances de permanencia, sin chances de reelección, empiezan a tomar distancia. La derecha argentina siempre intento validarse a partir de una supuesta superioridad intelectual, que no exhibe la pareja presidencial donde las excentricidades del presidente 'standupero', compiten con la limitada y poco empática figura de la ex tarotista Karina.

Quienes pertenecían al PRO (derecha) lamentan la decisión de haber diluido su sello partidario, subiendo a un tren con destino efímero. Políticos supuestamente experimentados del PRO y el radicalismo han quedado entrampados en listas que inexorablemente perderán en las legislativas de octubre, y han cedido espacios para que otros, más astutos, como Schiaretti, Lousteau, Pichetto, Nacho Torres o Juan Pablo Valdés, intenten ocupar un espacio que quedará vacante.

El gran problema de la derecha argentina es que hoy tiene un gobernante que si bien consiguió avanzar en políticas y reformas que refuerzan la pérdida de soberanía y la avanzada sobre derechos de los trabajadores y el pueblo, no ofrece posibilidades de continuidad, y ha expuesto crudamente las consecuencias de adoptar el modelo neoliberal y sus derivas autoritarias. Sin proponérselo, Milei ha contribuido a politizar a las nuevas generaciones en la defensa de lo público y en la reivindicación de modelos nacionales que contemplen la creación de empleos, la recuperación del salarios y jubilaciones dignas. También ha contribuido a identificar a EEUU y al régimen de Israel, dos países que siempre felicitaron y premiaron a Milei, como promotores de políticas antipopulares y de aislamiento internacional.

En términos electorales la derecha argentina advierte que se ha pasado de un escenario de tres tercios, donde el 60% de los votos los acaudillaban Milei y Macri, a un escenario donde se perfilan dos grandes contrincantes, y donde la derecha antiperonista solo estaría controlando un 40% de las adhesiones. Esos votos perdidos estarían emigrando al peronismo que encima perfila un candidato que abre muchas incógnitas a EEUU y el círculo rojo.

Las elecciones de medio término sorprenden a la derecha argentina con la evidencia de un acuerdo nacional, cada vez más extendido, de que no se le puede creer al presidente, en un momento en que no han podido construir una alternativa de reemplazo. Los más lúcidos representantes de esa derecha apuestan a sostener a Milei y demorar un estallido, que por ahora no pueden asegurar controlar. Mientras tanto, tantean a Kicillof, no muy convencidos de que el actual gobernador bonaerense escriturará lo actuado por su antecesor, como hizo De la Rúa con Menem.

Por otro lado empiezan a trabajar en la sucesión pensando en un gobierno de transición con Villarruel, o alguna tramoya jurídica que permita promover a algún gobernador o legislador que no sea Kicillof. Ante la percepción de que el ministro Caputo tiene los días contados, ya han empezado a aparecer los nombre de eventuales reemplazantes. Milei se sentiría muy cómodo como un personaje como Stuarzeneger, pero hay que ver si conserva poder para elegirlo. El circulo rojo intentará imponer su propio ministro. Uno de sus miembros, el empresario Eurnekian, muy enfrentado con el actual ministro, ha puesto a circular el nombre de Melconian.

En el nuevo escenario planteado, también se abren incógnitas para el peronismo y la izquierda. En el caso del peronismo, después de las fallidas apuestas por Scioli, Alberto Fernández y Massa, se abre la posibilidad de que se posicione un candidato que genera expectativas de no ser más de lo mismo. En el caso de la izquierda, con la referencia de Myriam Bregman, se abre la posibilidad de empezar a ocupar en lo electoral y en la política efectiva el lugar que ocupa en la calle.

La única certeza es que la pérdida de credibilidad de Milei dejara un enorme vacío, que deberá ser ocupado por nuevas alianzas sociales y políticas. La gran incógnita es quién ocupará ese lugar.

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