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Chile :: 11/06/2004

(Chile) Acciones de antiarte y antipolítica contra símbolos del capital: El McDonalds que ardió en Macul con Grecia

Tristón Tsarro
En el aquí y en el ahora, nos alegra cualquier acción que provenga de los sectores anticapitalistas que sea capaz de agredir físicamente a un símbolo grotesco del Capital, que en su ejecución no dañe a proletarios, y más todavía si se realiza de forma tal que ningún camarada resulte criminalizado

Sobre la distinción entre "arte" y "política"

Cuando nos referimos al antiarte y a la antipolítica, lo hacemos en el sentido de crítica en actos a la falsa totalidad del modo de producción capitalista, que separa esferas de la actividad humana atribuyéndole roles específicos funcionales a sus objetivos ciegos e irresponsable: la acumulación incesante del capital; el predominio del tiempo muerto por sobre el tiempo histórico; el pisoteo del valor de uso por el valor de cambio. La sociedad de la mercancía avanza convirtiendo en mercancía todo lo que toca: es un rey Midas, que transforma lo cualitativo en mierda. En el contexto de este espectáculo, al "Arte" y a la "Política" se le atribuyen funciones de circo. Los muertos creen votar; los muertos creen aliviar su alienación y demostrar su bien gusto consumiendo obras de arte.

Por interesante que sea la discusión sobre diversas posiciones en relación al fenómeno del arte en la era de la mercantilización de todas las esferas de actividad humana (Benjamín, Adorno, Brecht, Debord: arte popular/arte autónomo/negación del arte), resulta evidente para quien esto escribe que la oposición radical al modo de producción capitalista, en la medida que reivindica la totalidad de la actividad humana no alienada, apenas se manifiesta realiza la labor de abolir las separaciones que la "ideología" ha impuesto. Frente a la alienación/separación de la conciencia, se opone como momento fundante de la resistencia la conciencia de la alienación/separación.

Después de tal momento fundante, es imposible seguir picoteando en los gallineros de la democracia representativa o de la industria cultural, pretendiendo que lo que allí se hace es trascendente. O mejor: tal actividad en ningún caso puede ser considerada como anticapitalista, por más que pueda ser "trascendente" para sus ejecutantes, en el sentido de ser recompensados de alguna forma por ella.

Así es como, ya a fines de los 50, un grupo de anticapitalistas que habían estado tratando de agitar el arte moderno durante varios años, abolieron definitivamente la distinción. Ese grupo era la Internacional Situacionista. A partir de ese momento resultó bastante claro que las acciones significativas son aquellas que precisamente contienen un núcleo tan puro de negación que hacen prácticamente imposible su recuperación por los mecanismos legitimadores del Midas de Mierda Mercantil. A partir de ese momento, el dilema entre "estetizar la política o politizar el arte" ya no tiene muchas implicancias prácticas. A partir de ese momento, las mejores acciones significativas son las que integran todos los elementos en el movimiento de supresión de las condiciones existentes. Un supermercado en llamas en Los Angeles pasaba a ser bello, así como lo es tergiversar las publicidades que han inundado las calles y diversos espacios públicos, semipúblicos y privados. Cuando miles de manifestantes decidieron en asamblea desmantelar un McDonald's en Praga, durante las protestas contra la globalización capitalista hace un par de años, la belleza de la acción nos hace redefinir qué es y qué no es violencia, o más bien , cual es la cuota de violencia a la que no vamos a renunciar (en un contexto en que, por lo de más, el Estado y el Capital jamás han dejado de utilizarla, pese a su verborrea liberal-pacifista).

La reflexión hasta aquí contenida, por breve que necesite ser, no pueda dejar de aludir al enternecedor hecho de que algunos "artistas" que se sienten cómodos influenciando curadores y participando de debates sobre su importante función y la necesidad de que el común de los mortales y los aparatos de gestión de la cultura los reconozcan, han manifestado cosas tales como que el arte y la política están indisolublemente ligados, o incluso que no son distinguibles. Sin embargo, mientras no demuestren lo contrario, asumiremos que se refieren a "el Arte" y "la Política" en el sentido que nosotros estamos negando.

Que no se entienda en este análisis la proposición de una renuncia a los problemas de estrategia y táctica anticapitalistas. Sabemos, por la Historia, que diversos tipos de acción son más o menos eficaces en un momento u otro. Lamentablemente, la bancarrota de la izquierda en todas sus variantes hace difícil discutir y tomar decisiones con un verdadero sentido estratégico en un momento como el actual. Además, en rigor, sólo nos interesan esas discusiones cuando son adoptadas desde el interior-exteriorizante de un momento concreto de supresión de las condiciones existentes. El proletariado moderno, cuando pasa a la acción, demuestra tener bastante criterio en este punto, a diferencia de lo que puede decirse de las organizaciones burocráticas de todo tipo que se autoproclaman vanguardia organizada de dicho proletariado.

En el aquí y en el ahora, nos alegra cualquier acción que provenga de los sectores anticapitalistas que sea capaz de agredir físicamente a un símbolo grotesco del Capital, que en su ejecución no dañe a proletarios, y más todavía si se realiza de forma tal que ningún camarada resulte criminalizado.

No esperamos que los medios de comunicación reflexionen sobre estos hechos, tal como no es dable esperar reflexión en ningún sector de la industria cultural que sufrimos hoy en día. Sin embargo, sigue siendo un procedimiento muy correcto el hacer la vergüenza más vergonzosa, exhibiéndola.

La extrema miseria del periodismo chileno

A veces resulta milagroso enterarse de un acontecimiento reciente que se produce en el marco que llaman "vida nacional". Ayer un McDonalds fue incendiado por un ataque de encapuchados en Macul con Grecia. Ese es el "dato base".

La prensa (en internet) ha dicho cosas tales como las siguientes:

"Un local de comida rápida de la cadena estadounidense McDonalds quedó totalmente destruido luego de que cinco personas lanzaron bombas Molotov al establecimiento ubicado en Macul.

o ocurrió pasado el mediodía, cuando estudiantes universitarios protestaban para reclamar la libertad de 36 presos políticos que realizan una huelga de hambre desde hace más de 45 días.

"En su huída, los atacantes del local se toparon con una patrulla de carabineros, que detuvo a uno de ellos. Sin embargo, un grupo importante de alumnos de un establecimiento próximo al local de McDonalds se fue encima de los agentes y logró liberar al detenido.

"La policía no informó de heridos, pese a que había algunos clientes en el interior del local, quienes alcanzaron a salir antes de que el establecimiento quedara reducido a cenizas. (www.lanacion.cl, momentos después del acontecimiento)".

Hasta aquí, nos encontramos con algo cercano a lo que podríamos llamar "información objetiva". No hay juicios de valor, ni señalamiento de hechos falsos, ni hechos improbables que se afirmen sin justificación.

Al rato, la cuestión ya muestra agregaciones considerables (y una nada despreciable falta de ortografía: es "saqueo", no "zaqueo"):

Dos heridos en el hecho
Un detective quedó herido de bala luego de enfrentarse a tiros con uno de los manifestantes, el que zaqueaba el local de comida rápida.

ía circulaba en su auto cuando advirtió que un encapuchado ingresaba al local en llamas, y cuando procedía a detenerlo, otro antisocial abrió fuego contra él. Los dos encapuchados escaparon y son intensamente buscados en el sector.
Además, un bombero resultó lesionado cuando cayó desde el techo del restorán, mientras combatía el siniestro que destruyó por completo el local. El voluntario se encuentra fuera de peligro.
Carabineros informó que momentáneamente hubo un detenido, sin embargo, tras ser subido a la patrulla de policías, logró escapar de ella y se dio a la fuga. Aún no es capturado. (www.24horas.cl).

Hasta el lugar también concurrieron efectivos de Carabineros e Investigaciones, quienes encontraron casquillos de balas y una honda. (www.latercera.cl)

Curiosamente, lo que resultaba más o menos claro en los noticieros del día martes en la noche, es que sólo la policía disparó. Y más raro todavía resulta el que ya no se señale nada acerca de un policía herido. Por lo demás, cuando un bombero se cae de un techo, su condición de herido no emana directamente de la acción anticapitalista, sino de su torpeza, de la falta de medios adecuados para realizar su "trabajo", y/o de la mala suerte. ¿Resultaría ingenuo pretender que cuando se informan "rumores" que luego no se confirman, o cuya falsedad resulte posteriormente comprobada, se nos señale tal rectificación? Me respondo solo: sí, dado que el rol de los medios no es informar.

Efectivos de Investigaciones detuvo a uno de los sujetos, sin embargo al poco rato debió soltarlo por cuanto una multitud de estudiantes se fue encima de la policía. (www.latercera.cl)

Este hecho resulta muy relevante: es un rescate. Cuando se habla de 5 encapuchados, y luego de una "multitud’ de personas capaces de rescatar a un camarada de manos de la policía (que sí se encontraba armada y disparó "al aire". Pongo el aire entre comillas, porque en la práctica de la policía chilena "al aire" no necesariamente significa "apuntando al cielo en un ángulo de 90 grados en relación a la superficie de la tierra"), podemos concluir que en cierta manera el hecho no resultaba tan aislado ni unánimemente repudiado. Y de ser así, en algún momento ha operado a lo menos una ocultación, o una mentira abierta.

En televisión, los absurdos son de forma diferente, pero pueden ser superiores en contendio. En el noticiero de Chilevisión hoy a las 8:20 de la mañana, una periodista tenía un contacto en directo con una mujer joven que es apoderada de un menor de edad que estudia en un colegio del sector Macul con Grecia. Se le preguntaba por las molestias que ocasiona el tener a los hijos estudiando en ese sector tan conflictivo, y la periodista ese esforzaba por escuchar el relato de experiencias pavorosas. Pues bien, a contrario de lo que era dable esperar en un contexto de pánico inducido, la mujer entrevistada fue bastante equilibrada en sus dichos, señalando que en general nunca habían ocurrido cosas graves, y que lo peor era que los niños tenían que soportar las consecuencias de los gases lacrimógenos. La periodista concluyó señalando que "los niños se ven obligados a emplear limón para hacer frente a los ahogos que les provocan las bombas lacrimógenas arrojadas por estos grupos de infiltrados". Sólo tres cosas:

-quienes utilizan bombas lacrimógenas son los policías, no los manifestantes. Supongo que aun periodista deportivo que confunde los clubes se le trataría de incompetente.

-no necesariamente un manifestante es un infiltrado: hay muchas personas que optan por un ataque frontal y violento contra el capitalismo por razones bastante "atendibles".

-lo que afecta muchas veces al "ciudadano" no es la enfermedad (manifestaciones callejeras) sino el remedio (gases lacrimógenos capaces de intoxicar amplios sectores de la ciudad; lanzamiento de agua mezclada con elementos químicos que dañan el sistema respiratorio, la vista, y la piel; detenciones aleatorias de gente que pasaba por allí con pinta de no estar muy contentos con el modo de producción que sufrimos, etc.).

Y aquí pasamos a otro tema. El contexto de protesta en solidaridad con la huelga de hambre de prisioneros políticos. Si hablamos de violencia, no es vano recordar que la violencia de Estado se ha ensañado con un grupo de combatientes de la izquierda radical de principios de los 90: torturas, justicia militar abiertamente parcial, ausencia de aquellas garantías del debido proceso sobre las que los abogados liberales a sueldo del Estado cacarean tanto y cuya ausencia, según ellos mismos dicen, hacen ilegítima la potestad de castigo que el estado se auto-atribuye. En este tema, como en varios más, se demuestra la incapacidad sistémica del Estado para estar a la altura de su propio discurso "democrático". Y no podría ser de otra forma.

Pues bien, si de violencia se trata, cualquier encapuchado puede considerar válidamente que él o ella mediante su acción anticapitalista esta reaccionando, devolviendo el golpe. Y admitamos por ahora que una discusión inteligente y no hipócrita pudiera darse sobre el empleo de la violencia y sus diversas formas y manifestaciones. Incluso admitiendo que algunas formas de acción resultan claramente inadecuadas en ciertos momentos (para no hablar de las que lo son siempre: acciones militares inspiradas en la lógica de la sumisión inversa al Estado, en que su misma lógica es utilizada al servicio de maquinarias burocrático-militarizadas), no podemos olvidar el nivel de rabia y desesperación y combatividad que con justeza impera en quienes solidarizan con esta huelga de hambre. En un mundo en que se imponen guerras preventivas contra una población civil para garantizar la "paz" y la "democracia", es sorprendentemente hipócrita escandalizarse por la violencia física contra objetos pertenecientes a "personas jurídicas" que son el paradigma de la deshumanización y la explotación, de la degradación incluso alimenticia a que el Capital ha conducido a la humanidad, en medio de una aprobación idiota estimulada por el conjunto de la industria cultural/espectáculo.

Cuando tiburones como el ministro del Interior señalan que si el atentado a Mc Donald’s se relaciona con el apoyo a los presos políticos es contraproducente (www.lanacion.cl 9 de junio) celebramos la honestidad: lo que esa frase señala es que la cuenta por la destrucción del local de McDonalds es posible que le sea cobrada a los camaradas presos. Una cosa es decir que la acción no sirve si es que el objetivo es la rebaja de penas o el indulto (a discutirse mañana en el Congreso Nacional), y muy otra cosa es decir que es "contraproducente". Por las dudas, se recomendaría al lector incrédulo buscar en un diccionario cualquiera las definiciones de los conceptos "inútil" y "contraproducente".

Por su lado, se nos informa que otra autoridad importante, Correa Sutil, que "lamentablemente hay gente que todavía no entiende cuáles son los argumentos que valen y cuáles son los que no valen en democracia. Las bombas molotov no son argumentos en democracia" (www.latercera.cl).

Y de nuevo Insulza: Ustedes imaginarán que el Congreso Nacional no se va a someter a presiones en esta materia". (www.lanacion.cl)

Al respecto, lo que estos personajes están señalando es un hecho obvio, pero que no por obvio resulta innecesario de recordar: en "democracia" tienen mejores oportunidades de presionar los empresarios, latifundistas, la iglesia, los militares, la policía, y los gobiernos de países dominantes en el sistema-mundo del capitalismo actual, entre otros. Aplicado al tema de los presos políticos, dado que sabemos que los tratados internacionales de derechos humanos no constituyen un elemento de presión muy relevante ni significativo para el Estado chileno en particular, debemos mantener y elevar la solidaridad con esta lucha, puesto que no es mucho lo que nuestros especialistas en democracia nos pueden ofrecer.

Para cerrar, y volviendo al tema inicial: ¿dónde están los artistas políticos? Necesitamos más acciones, más radicales, más antiartísticas, y más antipolíticas.

 

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