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Brasil :: 09/08/2010

Control Obrero y fortalecimiento del Movimiento de Fábricas Ocupadas en Brasil

Adital
Triunfo de los trabajadores en Flaskô. Bajo la autonomía obrera, la fábrica adoptó la carga horaria de 30 horas semanales sin reducción de salario

En Brasil, el último 20 de julio, el Movimiento de Fábricas Ocupadas obtuvo una importante victoria. Después de mucha movilización, una decisión judicial revirtió una decisión anterior de cerrar la fábrica Flaskô, situada en Sumaré, Campinas, Estado de San Pablo. Desde 2003, la fábrica -que produce materiales plásticos- viene siendo administrada por los propios trabajadores que, si hubiera dependido de la gerencia patronal, podrían haber quedado desempleados.

En la trayectoria de la Flaskô se observan varias luchas que ilustran la resistencia de los(as) obreros(as) frente a los moldes industriales convencionales del Estado. Pesaba sobre la fábrica la posibilidad de quiebra y, consecuentemente, el despido en masa de cientos de personas. Bajo la autonomía obrera, algunos años después, la fábrica pasó a adoptar la carga horaria de 30 horas semanales sin reducción de salario. Esos son algunos de los factores que hacen de la Flaskô el más reciente ejemplo del Movimiento de Fábricas Ocupadas, indicando que otro concepto y otra práctica de proceso industrial son posibles.

Adital conversó con Alexandre Mandl, abogado del consejo de la Flaskô, sobre lo que representó el no cierre de la fábrica y sobre el Movimiento de Fábricas Ocupadas.

Adital - El Movimiento de Fábricas Ocupadas obtuvo una gran victoria con la decisión judicial de mantener la Flaskô abierta, bajo gerencia de los propios trabajadores. ¿Qué es lo que representa esa victoria? Alexandre Mandl - Se trata de una gran victoria de la clase trabajadora, en especial de los trabajadores de la Flaskô que resistieron y revirtieron otro ataque contra el Movimiento de Fábricas Ocupadas. Después del abandono patronal desde fines de 2002, los obreros de la Flaskô, junto con los trabajadores de la Cipla e Interfibra, tuvieron que ocupar la fábrica para mantener la producción y la actividad industrial, garantizando sus puestos de trabajo. A lo largo de toda esta historia, muchos ataques se realizaron con el objetivo de liquidar la experiencia de las fábricas bajo control obrero. En Joinville, el 31 de mayo de 2005, el ataque fue el más violento y verdaderamente delictivo, con la presencia de policías federales tratando a los trabajadores como delincuentes.

Se sabe que el interventor nombrado no cumplió con lo que se estableció en aquella decisión judicial, sea por el no pago de los impuestos, sea por el despido en masa que se realizó. Como si no bastase eso, inmediatamente después, se intentó invadir la Flaskô de manera ilegal. No satisfechos con ello, se realizó un corte de energía también ilegal. Pero los trabajadores son persistentes y consiguieron reconectar la energía eléctrica y continuar con la producción de la Flaskô bajo control obrero. Tres años después, seguimos firmes y ante este otro ataque logramos sobrevivir. Adital - ¿Cómo se da esta experiencia en Brasil? ¿Cómo están movilizados los(as) trabajadores(as)? ¿Cuántas fábricas existen actualmente ocupadas por los trabajadores?

Alexandre Mandl - Las experiencias de fábricas ocupadas en Brasil pueden ser divididas en dos grandes grupos. Uno, que prevalece gracias a todo el apoyo del propio capital a esta forma de organización a través de las cooperativas y la autogestión, demarcadas por el concepto de economía solidaria y en los marcos del derecho cooperativo. Y otro grupo, que es el que constituye el Movimiento de Fábricas Ocupadas, que ya actuó en más de 25 fábricas y que realizó el control obrero en Cipla, Interfibra, Flakepet, Ellen Metal, y que permanece en la Flaskô, en Sumaré/SP. ¡Luchamos por la estatización bajo control obrero!

La lucha del Movimiento de Fábricas Ocupadas es muy respetada por todo el movimiento sindical y social, tanto que seguimos firmes en la Flaskô gracias a la solidaridad de clase existente, donde se demuestra el gran respeto por la perspectiva propuesta por los trabajadores de la Flaskô.

Adital - En el caso de la Flaskô, ustedes tienen una carga horaria de 30 horas semanales sin reducción de salario. ¿Cómo ha sido esa experiencia en la práctica?

Alexandre Mandl - El Movimiento de las Fábricas Ocupadas sostiene que, apenas se ocupe y se reinicie la producción bajo control obrero, la jornada de trabajo sea reducida a 40 horas. Así se hizo en Cipla, Interfibra y Flaskô. Con estudios y planeamiento, es posible avanzar para reducir aún más la jornada laboral.

Cipla e Interfibra bajo control obrero, en diciembre de 2006, aprobaron la reducción de la jornada de trabajo a 30 horas semanales, sin reducción de salarios. Se trata de una lucha histórica de los trabajadores, y que conseguimos poner en práctica manteniendo el nivel de producción y de facturación, además de generar nuevos puestos de trabajo.

En la Flaskô la reducción a 30 horas se produjo en abril de 2007, proporcionando una mejor calidad de vida a sus trabajadores, manteniendo la producción y la facturación de la fábrica. Eso demuestra cómo la gestión obrera es más beneficiosa, pues en vez de haber una apropiación privada de la riqueza y priorizar la obtención de lucro a cualquier costo, la gestión de los trabajadores prioriza las cuestiones sociales, mostrando a los patrones que aún así, se mantiene la producción y la facturación como antes. ¡Es sólo cuestión de organizar la producción teniendo en cuenta la prioridad de los trabajadores! Adital - Después de este último desenlace, ¿cuál será el próximo paso de los(as) trabajadores(as), sobre todo, en relación con las deudas pendientes?

Alexandre Mandl -Salimos fortalecidos de este intento de cierre de la fábrica. Mostramos que no vamos a aceptar que la Flaskô cierre. Las deudas de los patrones tienen que ser cobradas a los patrones. Es por la ley que se cobra, y para eso es que existe el instituto legal de deconstitución de la personería jurídica. Lo que es deuda de la gestión de los trabajadores ya está siendo pagada, con acuerdos. Seguimos reclamando que el BNDES haga lo que sugirió: transformar el pasivo existente en crédito, así como se hizo con las grandes empresas en el período reciente. Ésta es la única forma de garantizar el empleo y la actividad industrial de manera duradera. Para ello, es importante que se declare a la Flaskô de interés social, para expropiar la fábrica en los términos que la propia ley permite. Y es por ello que seguimos con el lema: estatización bajo control obrero.

Traducción: Daniel Barrantes - barrantes.daniel@gmail.com

 

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