México: El terror del Estado se sintió en la marcha del 2 de octubre

Las demandas que corearon miles de personas que acudieron a la concentración en la ciudad de México fueron claras: repudio al impuesto general de 2 por ciento al consumo, así como al recorte presupuestal en educación.

Exigieron alto a la militarización del país y a la represión de la protesta social. Mantas y carteles resumían los reclamos: "más cultura, menos armas", "la crisis la está pagando el pueblo".

No faltaron las exigencias que año con año, marcha con marcha, se hacen: esclarecimiento de los asesinatos del 2 de octubre, castigo a los responsables de la represión y justicia para los caídos.

A las 16:40 horas, los manifestantes salieron de la Plaza de las Tres Culturas hacia el Zócalo. El grito anual surgió entre los contingentes: "Dos de octubre no se olvida".

En la marcha participaron miembros del Comité 68, integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, estudiantes y maestros de UNAM, UAM, Politécnico, Chapingo, Colegio de Bachilleres y otras instituciones, así como por la organización HIJOS (integrada por familiares de desaparecidos políticos), y Jorge Morett, padre de Lucía, estudiante mexicana sobreviviente del bombardeo del ejército colombiano contra un campamento de las FARC, así como familiares y amigos de Ramsés Villarreal, falsamente acusado de colocar explosivos en sucursales bancarias.

No habían avanzado ni 500 metros cuando los parientes de Villarreal, aupados por los manifestantes, se colocaron a la vanguardia y encabezaron el ingreso a la Plaza de la Constitución.

Antes, al llegar al cruce de Eje Central y Madero, al contingente se unió la columna de electricistas, sindicatos, universitarios y maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –que partió del Monumento a la Revolución– quienes se sumaron al repudio de la represión y la criminalización de la protesta social.

Apoyados por el Sindicato de Trabajadores de la UNAM, unos 3 mil integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas corearon consignas y desplegaron mantas y pancartas en las que exigían al gobierno federal respeto a la autonomía sindical.

Cuando la marcha llegó al cruce de Madero e Isabel la Católica, comenzó la represión frente al Palacio de Bellas Artes –eran las 18 horas–, la policía lanzaba gases lacrimógenos contra los manifestantes y corrían versiones de detenidos y heridos.

La marcha se rompió, los que no pudieron entrar a Madero estaban cercados por barreras de granaderos.

"Volvamos a buscar a nuestros compañeros", demandaban algunos. Alvarez Garín y Trinidad Ramírez, de Atenco, intentaban reorganizar la marcha, pero finalmente Trini, con machete y micrófono en mano, se dirigió a los manifestantes y les dijo:

"Compañeros, es increíble la fuerza pública que se desplegó para esta marcha, pero ni ellos pueden avanzar ni nosotros retroceder. Así que avancemos y hagamos una comisión para exigir a (Marcelo) Ebrard que detenga la represión."

Minutos después, la vanguardia de la marcha hizo su entrada al Zócalo. Mientras se organizaba la comisión, dio inicio el mitin que abrió Leticia Gómez Castillo, madre de Ramsés, quien exigió la liberación inmediata de su hijo.

Alvarez Garín pidió la dimisión de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por sus decisiones más recientes y un referendo revocativo, "porque no tenemos que aguantar a un gobierno que no representa los intereses del pueblo".

Representantes estudiantiles solicitaron más presupuesto para la educación, ampliación de becas, aumento de matrícula y llamaron a la comunidad estudiantil a unirse para defender la educación pública, laica y gratuita.

Represión

Sin contar los secretas y otrsa cuerpos represivos, la Secretaría de Seguridad Pública del DF desplegó cuatro mil 714 elementos, 327 patrullas y dos helicópteros del Grupo Cóndores, para reprimir la marcha.

En respuesta a los gases lacrimógenos y las balas de goma, un grupo de manifestantes arrojó un cohete a los granaderos que formaban una valla. Luego de algunas desbandadas, los activistas comenzaron a arrojar piedras a los granaderos. Los elementos represivos respondieron disparando más gases.

En Tacuba y Eje Central un grupo de manifestantes rompió el cristal de la puerta principal en una tienda de lujo. Los manifestantes arrojaron también piedras y pintura a un grupo de represores que resguardaba los edificios de Correos y el Banco de México, después de que fueran agredidos por estos. Otra valla de granaderos fue apedreada en la esquina de Cinco de Mayo y Eje Central.

Suman al menos 26 los detenidos tras la represión, de manera violenta, de granaderos contra jóvenes que participaron en la manifestación. Policías vestidos de civil realizaron varias de las detenciones, al menos 11.

Paramédicos de la ambulancia número 46 de la Cruz Roja Mexicana atendieron a nueve personas que resultaron lesionadas por la violencia represiva.

A pesar de que los propios periodistas de medios burgueses tuvieron que mojarse los ojos con agua por la gran cantidad de gas, el secretario de "Seguridad Pública" del Distrito Federal no tuvo empacho en declarar que en ningún momento los granaderos arrojaron gas lacrimógeno contra los jóvenes. "No fue arrojado por los policías, en ningún momento lo hicieron, lo hicieron las personas que atacaron a los policías".

Decenas de miles en estados

También en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Chiapas, Veracruz, Sinaloa y Chihuahua se manifestaron decenas de miles de personas en memoria de las víctimas de la masacre y para exigir castigo a los responsables. Aunque no hay información oficial, se sabe que también se produjeron detenciones.