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EE.UU. :: 29/07/2016

EEUU: Después de la campaña de Sanders

Fred Goldstein
La cuestión electoral no debe convertirse en una razón para renunciar a la libertad de librar una lucha independiente contra el establecimiento

Bernie Sanders le ha dado un respaldo temprano a Hillary Clinton como candidata antes de la convención del Partido Demócrata. Por lo tanto, la batalla que él prometió, de luchar hasta el día de la convención, ha finalizado.

Sanders consiguió oficialmente 12 millones de votos. Probablemente recibió al menos 1 ó 2 millones más en California, que aún no han sido contados. Millones más de partidarios de Sanders no pudieron votar por él a causa de primarias cerradas y reglas restrictivas de registro en estados importantes.

Desde el primer momento, la campaña Sanders estaba envuelta en una contradicción grave. Sanders estaba abogando por una rebelión contra Wall Street, contra la desigualdad de los ingresos y por derechos económicos básicos. Sin embargo, luchó dentro del Partido Demócrata, que es el partido de las grandes empresas de Wall Street y el Pentágono, como lo ha sido durante el último siglo. Ahora, él ha optado por permanecer en el Partido Demócrata, cuya dirección se opone profundamente a los objetivos de Sanders.

Lo que es seguro es que Sanders nunca habría sido capaz de tener el impacto nacional que tuvo si no hubiera corrido en las primarias presidenciales del Partido Demócrata. Esto es un reflejo de la naturaleza antidemocrática del sistema electoral de EEUU. Las elecciones de “quien gana se lo lleva todo”, la ausencia de una representación proporcional, los enormes obstáculos peticionarios para inscribir un partido, y el control de la publicidad electoral por los monopolios de los medios de comunicación están garantizados para mantener a la clase obrera y la izquierda en los márgenes de la política electoral.

A pesar de ello, la campaña Sanders ha demostrado el gran potencial para una verdadera rebelión popular contra el establecimiento político. Pero también ha dado lugar a la contradicción actual al respaldar a Hillary Clinton, la misma candidata contra la que él ha luchado.

Pero esa es su contradicción. El movimiento que lo apoyó no debe quedar atrapado en esta contradicción.

Camino independiente para luchar contra grandes empresas

La pregunta para las/os millones de seguidores de Sanders es, ¿qué hacer ahora? Deben taparse la nariz y correr a la campaña de Clinton sobre la base de detener a Trump, o deben trazar un camino independiente?

La respuesta en este momento es que la cosa más importante para el futuro del movimiento en EEUU, es trazar un curso independiente. La respuesta sobre qué hacer acerca de Trump en este momento es la de luchar contra él con manifestaciones e interrupciones en todas partes donde surjan él y sus fuerzas racistas, anti-musulmán, anti-inmigrante, anti-mujer.

La cuestión electoral no debe convertirse en una razón para renunciar a la libertad de librar una lucha independiente contra el establecimiento de las grandes empresas, como es representada por los dos partidos capitalistas – la dirección del Partido Demócrata, así como la del Republicano.

Las elecciones no deben atar las manos de las/os partidarios de Sanders que quieren continuar y profundizar una lucha progresista y revolucionaria. El movimiento Sanders debe trazar un curso que incluye, al menos, la razón por la cual estaban luchando cuando votaron por Sanders en el primer lugar.

Se debe intensificar la lucha contra los salarios y ganancias obscenas, la lucha contra los grandes bancos, por el cuidado de salud universal, matrícula universitaria gratuita, para poner fin a la deuda estudiantil, para detener a los contaminadores y el cambio climático, por el derecho a un sindicato, por el derecho de la mujer a elegir, por el fin de las deportaciones y así sucesivamente. Estas fueron las premisas de la campaña Sanders. Este programa no debe ser abandonado o dejado en las manos de Hillary Clinton y del Partido Demócrata que están bajo el dominio de las grandes empresas.

Y como el programa de Sanders era limitado, el movimiento tiene la oportunidad de ir mucho más allá. Un curso realmente integral e independiente, debe ser un curso de la clase obrera. Debe basarse en la solidaridad con los pueblos oprimidos en el país y en el exterior. Debe apoyar el movimiento La Vida de los Negros Importa, contra el terror policial, los movimientos contra la agresión del Pentágono, las deportaciones de inmigrantes, y la persecución y la explotación de las/os trabajadores indocumentados.

Un camino de lucha

La otra pregunta vital es: ¿Debería un camino independiente tomar una forma exclusivamente electoral, o debe ser ampliado, agudizado y llevado a las calles, los lugares de trabajo, las comunidades y los campus?

Dado el impulso de la campaña de Sanders, muchos quieren seguir un curso electoral independiente. Y no hay nada malo en una campaña electoral verdaderamente de izquierda e independiente. Pero debe ir acompañada de una campaña de lucha.

A lo que el establecimiento realmente responde es a la resistencia de las masas, a protestas, manifestaciones, ocupaciones, huelgas, y todo lo que interfiera con la rutina. La historia demuestra que las victorias legislativas que mejoraron la vida de las personas de una manera significativa fueron el resultado de la lucha de masas.

El derecho a organizarse en sindicatos fue ganado por cientos de ocupaciones de plantas y huelgas de brazos caídos en la década de 1930. Los derechos civiles fueron ganados por las/os afroamericanos y sus aliados en los años 1950 y 1960 en todo el Sur, enfrentando con gran sacrificio a las fuerzas policiales y racistas. Los programas contra la pobreza y la acción afirmativa fueron ganados después de cientos de rebeliones urbanas en el Norte. El derecho al aborto fue ganado por marchas masivas y un sinnúmero de manifestaciones de mujeres por todo el país. Los derechos de los homosexuales y lesbianas comenzaron con la Rebelión de Stonewall en 1969 y un sinnúmero de manifestaciones masivas después de eso.

Tales ejemplos podrían multiplicarse indefinidamente.

La trampa: Partido Demócrata

Ahora Sanders y muchos de sus principales partidarios del Partido Demócrata están diciendo que la victoria de su campaña está representada por “el programa más progresista” en la historia del partido.

Una excepción notable es Cornel West, profesor afroamericano que hizo campaña por Sanders y fue nombrado como uno de sus representantes en el comité de plataforma del Partido Demócrata. West ha anunciado que va a apoyar Jill Stein, la candidata del Partido Verde para presidente en las elecciones generales. West escribió: “Estamos atados en una elección entre Trump, que sería una catástrofe neofascista, y Clinton, un desastre neoliberal”. (The Guardian, 14 de julio)

El Comité de Programa Demócrata aceptó algunos puntos del programa de Sanders, pero rechazó las partes principales del mismo. Sin embargo, ese no es el problema fundamental. El verdadero problema es que lo primero que irá a la papelera si la máquina Clinton gana la Casa Blanca, es el programa. Este ha sido el caso de todos los programas anteriores del Partido Demócrata.

El Partido Demócrata es un partido capitalista. Como tal, ninguna dirección burguesa está obligada de cualquier forma de llevar a cabo el programa del partido. Esto es a diferencia de un partido de la clase obrera, en la que el liderazgo y las bases por igual están obligados a apoyar y luchar por el programa del partido. En partidos de la clase obrera, el programa es decisivo. En partidos burgueses, el programa es sólo un escaparate.

Sanders está tratando de persuadir a sus seguidores de que el progreso en el programa del Partido Demócrata es un paso hacia una revolución política en EEUU. Si Hillary Clinton entra a la Casa Blanca, sin embargo, ella estará rodeada de los generales del Pentágono, la CIA, el FBI, los banqueros, la totalidad de las altas esferas del estado capitalista, por no hablar de los grupos de presión empresariales, traficantes de influencias de todo tipo. Será su trabajo defender el capitalismo e imperialismo estadounidense.

Generaciones de activistas progresistas e incluso revolucionarios han intentado una y otra vez de hacerse un hueco en el Partido Demócrata con el fin de “transformar” y empujarlo hacia la izquierda. Esto siempre ha sido una trampa. Siempre han tenido que sacrificar sus principios y su lucha mientras que el liderazgo imperialista del Partido Demócrata ataca a las masas y lleva a cabo guerras e intervenciones una tras otra – desde las I y II Guerras Mundiales, hasta Corea, Vietnam, Afganistán, Irak, Libia, y otras.

Y no olvidemos que Hillary Clinton, como Secretaria de Estado del presidente Obama, fue la fuerza que abogó por el cambio de régimen en Libia; era firme defensora de la caída del gobierno de Assad en Siria; y defendió el golpe de Estado en Honduras. También denunció a los jóvenes negros como “súper depredadores”, cuando apoyó la ley contra el crimen de Bill Clinton de 1996, lo que aumentó en gran medida el encarcelamiento en masa.

No olvidemos cómo la máquina Clinton destruyó el programa de bienestar, conocido como Ayuda a Familias con Hijos Dependientes, dejando a millones de madres solteras y a sus hijos en la pobreza. Tampoco hay que olvidar la Ley Efectiva de Pena de Muerte y Antiterrorismo, que severamente limita las apelaciones de hábeas corpus por los prisioneros condenados a muerte. Todo esto da un mentís a sus intentos de pintarse a sí misma como “progresista” en la campaña presidencial actual.

Recordemos cómo la máquina Clinton lanzó la Guerra de Yugoslavia y el bombardeo de civiles en Serbia, continuó las sanciones contra Irak iniciadas bajo George W. Bush, que mató a medio millón de niñas/os, y derogó la Ley Glass-Steagall, que había sido promulgada durante la Gran Depresión para poner algunas regulaciones en Wall Street. Esto es sólo una selección de algunas de las políticas reaccionarias de los Clinton, así como de administraciones demócratas anteriores.

Revolución política necesita revolución social

Si bien la campaña Sanders representó una rebelión electoral arrolladora contra el establecimiento del Partido Demócrata, su programa era relativamente insustancial. Pero la política de EEUU es tan reaccionaria, incluyendo la política del Partido Demócrata, y la crisis de las personas es tan profunda en tantos frentes, que el programa Sanders prendió un enorme entusiasmo, lo que es comprensible.

Las grandes empresas son tan dominantes en la política de EEUU, que incluso las exigencias de reformas básicas como la ruptura de los grandes bancos, Medicare para todos, matrícula universitaria gratuita, eliminación de la deuda estudiantil, fortalecimiento del derecho a sindicación, oposición a los llamados “acuerdos de libre comercio” y así sucesivamente, eran como un soplo de aire fresco que capturó la imaginación de millones de personas.

Sanders habló de llevar a cabo una “revolución política” en EEUU. La revolución política se refería a su programa reformista. Mientras se llamaba socialista, nunca atacó el capitalismo como sistema. Nunca pidió medidas socialistas para acabar con el sufrimiento de las personas.

Una revolución política real significa que las/os trabajadores, comunidades oprimidas, las mujeres, las personas LGBTQ, inmigrantes – todas/os, deben estar a cargo de su destino. No deben tener que depender de los políticos capitalistas que sirven a los ricos para determinar lo que les pasa, mientras cada año tratan de sobrevivir y ganan solamente las más escasas concesiones.

Para que haya una revolución política en EEUU, tiene que haber una revolución social. La clase capitalista, su estado, su propiedad, su maquinaria, tendrán que ser desmanteladas. Los enormes recursos en la riqueza que la clase obrera ha creado tendrán que ser usadas de una forma planificada, sin fines de lucro, sino para el beneficio y el bienestar humano. Cuando las/os trabajadores y las/os oprimidos estén a cargo, esa será una verdadera revolución política.

Un partido que defiende y pelea precisamente por una forma socialista de revolución es el Partido Workers World-Mundo Obrero. Tiene una campaña electoral, pero una que está dirigida a mantener el movimiento en las calles, no en las urnas. Para luchar por el socialismo revolucionario, la solidaridad con las/os trabajadores y oprimidos en el país y en el exterior, haga parte de la campaña Moorehead-Lilly: #socialists4blacklives en Twitter y Monica Moorehead y Lamont Lilly 2016 en Facebook.

www.workers.org

 

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