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Argentina, Anti Patriarcado, Madrid :: 03/03/2019

"El feminismo no puede ser otra cosa que anticapitalista, antirracista, antifascista y de clase"

Andrea D’Atri
"Una sociedad liberada de las cadenas de la explotación y opresión, no es un deseo, es una imperiosa necesidad"

La feminista revolucionaria argentina, fundadora de Pan y Rosas, participó en Madrid en el debate “El movimiento de mujeres ante el ascenso de la extrema derecha”, junto a Pastora Filigrana y Nuria Alabao. Transcribimos los elementos fundamentales de su intervención.

“El movimiento de mujeres emerge a nivel internacional justamente en un momento en que las democracias capitalistas han entrado en crisis, tal como las conocíamos, y surgen fenómenos como Trump en EEUU, Bolsonaro en Brasil y el fortalecimiento de derechas -el intento golpista en Venezuela es uno de los ejemplos ahora más agudos en nuestra región-, y también aquí en el Estado español con el surgimiento de Vox en Andalucía. El fortalecimiento de las derechas que al mismo tiempo provocan la licuación del centro político de los partidos tradicionales.

Pero al mismo tiempo que la crisis y la recesión económica abierta en 2008 provoca estos fenómenos, nos deja esta herencia de fenómenos de derecha y gobiernos bonapartistas, encontramos otros síntomas que las compañeras también señalaron -y me parece muy gratificante porque no he compartido esta visión con otras compañeras feministas- elementos que son síntomas de que la situación política está cambiando, hechos que no sucedían hace décadas.”

“En EEUU, más allá de lo fascistoide que sea su discurso, es un gobierno débil, que ha perdido ya el control de la cámara de representantes. Y la elección de esa cámara, más allá de que no creemos que el Partido Demócrata sea ninguna alternativa, si expresa de manera distorsionada que algo está cambiando en EEUU. Muchas mujeres fueron electas, mujeres latinas, racializadas, musulmanas y lesbianas.

Lo más significativo quizás sea la creciente simpatía por las ideas del socialismo que detectan hoy las encuestas en EEUU, especialmente en la juventud. Recientemente cuando Trump hizo el discurso en el Congreso por el Estado de la Unión, todos lo aplaudieron, incluso las diputadas la tinas y feministas del partido demócrata, cuando dijo: EEUU nunca será socialista”. Lo que las clases dominantes temen no es la candidatura de un socialdemócrata como fue Sanders dentro del Partido Demócrata, sino que temen este sentimiento novedoso de una nueva generación de jóvenes en EEUU que dicen adherir al socialismo. Esta nueva generación está se identifica más con el final de una etapa de hegemonía neoliberal, que con la caída del muro de Berlín de la que no tiene memoria. Es una generación que no arrastra sobre sus ideales las manchas de las banderas del socialismo que han sido durante largas décadas lo que ha hecho el estalinismo.”

“Entre estos nuevos fenómenos está la emergencia de la radicalizada lucha de los chalecos amarrillos en Francia y antes que eso, la emergencia de este movimiento de mujeres feminista en varios países del mundo. Un movimiento que en gran medida se define como antirracista, antimperialista o anticapitalista.”

“No es casual la emergencia de un nuevo movimiento de mujeres después de muchas décadas en que el feminismo fue algo reducido a la academia, pero no se había visto un movimiento de mujeres en las calles. Su emergencia viene a mostrar también que después de varias décadas de neoliberalismo la ‘igualdad ante la ley’ está muy distante de la ‘igualdad ante la vida’. Las mujeres están haciendo la experiencia de que después de tantas décadas de avances en el plano institucional (la igualdad ante la ley), sin embargo, persiste una gran contradicción ya que no tenemos la igualdad ante la vida.”

Eso se demuestra en “los crecientes femicidios” así como en la “creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral, pero que se hace bajo una también creciente precarización” y en la carga del trabajo reproductivo que cae sobre los hombros de las mujeres, que aún el capitalismo más desarrollado no puede eliminar”.

"Por eso no me parece casual que surja este movimiento de mujeres, pero además que utilice los términos políticos -que la mayoría de los intelectuales se habían ocupado de decir que estaban muertos- de la clase trabajadora: hablamos de huelga de mujeres, términos de los que se reapropia el movimiento de mujeres tomándolos de una larga, centenaria tradición de lucha de la clase trabajadora", agregó.

“Además, hay otra novedad en esta etapa, y el movimiento de mujeres lo está reflejando, y es que la clase asalariada a nivel mundial lejos de haber desaparecido como postulaba la posmodernidad, se extendió ampliamente porque nuevos países se incorporar al mercado mundial con millones de trabajadoras y trabajadores. Es una clase internacional mayoritaria, más numerosa, pero que adquiere características más heterogéneas, en la que un 50% por primera vez en la historia somos mujeres.

Siempre las mujeres venían siendo un sector de la clase trabajadora minoritaria, aunque in crescendo, pero actualmente somos casi el 50% de la clase asalariada a nivel internacional, algo absolutamente novedoso. Debemos huir de la perspectiva que reproduce por sus propios intereses las divisiones de la clase trabajadora como tal y de los sectores que a su vez son más oprimidos de la clase trabajadora como tal, por su género, por su etnia, por su raza, por su orientación o identidad sexual, porque esos sectores son parte de la clase trabajadora. No hay por un lado trabajadores, por otro lado, hay inmigrantes, y por otro lado hay mujeres lesbianas, y por otro lado mujeres árabes o migrantes. Lo que hay es una clase trabajadora enormemente mayoritaria a nivel social, que es absolutamente diversa y heterogénea, y donde estos sectores oprimidos por su raza, por su género, por su identidad sexual, por ser inmigrantes, son los sectores más explotados de esa clase, junto con la juventud, que es uno de los sectores más explotados de la clase trabajadora.”

“Entonces hoy hay una disputa política por cuál es la orientación que va a tomar este poderoso movimiento de mujeres y hoy tenemos que decir que en esa diputa política intervienen también los partidos tradicionales que sostienen este régimen político, este sistema social de explotación como decía Pastori al principio, y pretenden capitalizar este movimiento en su beneficio. Son todos los que se quieren ubicar en la oposición a la derecha, pero pidiéndonos como dijeron anteriormente, que bajemos nuestro programa y moderemos nuestras demandas. Es decir que eliminemos todos los aspectos más radicales que está planteando este movimiento para que verdaderamente sea más masivo, más amplio, más inclusivo.

Esto lo planteó Nuria con respecto al PSOE, y la verdad es que el ejemplo de Argentina es muy similar. En Argentina ustedes probablemente saben que durante el 2018 volvió a emerger el movimiento que ya había salido a las calles de manera muy numerosa y multitudinaria en 2015, alrededor de la consigna "Ni Una Menos, con vida nos queremos" contra los femicidios. Volvió a emerger en el 2018 más masivamente aún por la legalización del aborto, que en Argentina todavía sigue siendo ilegal, y por lo tanto mueren alrededor de 300 mujeres por año por consecuencias de los abortos inseguros realizados en clandestinidad. Y, sin embargo, después de este enorme movimiento, que conquistó la media sanción, es decir la aprobación de la ley en la cámara de diputados, luego cuando tuvo que aprobarse la ley finalmente en la cámara de senadores, la cámara alta, fuimos derrotadas por la fuerte injerencia de la iglesia católica y las iglesias evangélicas. Pero sobre todo de la iglesia católica, porque bueno tenemos la desgracia de tener un papa argentino, que tiene una gran injerencia en la política nacional. De hecho, la iglesia católica está sostenida económicamente por el Estado en Argentina, y además tiene estrechísimos lazos políticos desde siempre con todos los partidos tradicionales del régimen político, tanto del oficialismo como de la oposición.”

“Pero henos aquí que tenemos un gobierno de centro derecha, como es el gobierno de Macri, que sin embargo pudo lograr que se impidiera la votación del aborto legal en el senado gracias a que votaron en contra también senadores de los partidos de la oposición, especialmente de distintos sectores del partido peronista, que es el partido principal de la oposición. Y Cristina Fernández de Kirchner, que fue presidenta durante dos mandatos, y durante estos impidió directamente por su intervención personal, con su bloque, que se pudiera debatir este proyecto de ley -que lo venimos presentando el movimiento de mujeres hace aproximadamente 13 años-, en esta ocasión, siendo senadora, votó a favor (sabiendo que iba a ganar la oposición en contra), pero después de hacer esa demagogia hacia el movimiento de mujeres de votar a favor, nos dijo en el mismo momento que se estaba votando y había miles de personas rodeando el Congreso y gritando contra los senadores que estaban votando allí en contra, ella hizo un discurso hablando del derecho al aborto y las mujeres, pero terminó diciéndonos a quienes afuera estábamos gritando "Iglesia y Estado, asunto separado", advirtiendo de que la iglesia estaba metiendo la cola, "les pido por favor, no se enojen con la Iglesia".

Semanas después de la derrota que tuvimos en el Senado, hizo un discurso político empezando a prefigurar su candidatura para las próximas elecciones que serán este año, donde dijo que teníamos que abandonar posiciones infantiles de contraponer nuestra lucha por el derecho al aborto contra el lobby católico y evangélico que lucho denodadamente contra nuestros derechos, diciendo que teníamos que unirnos porque lo importante era enfrentar a la derecha. Es decir, lo mismo que dijo Nuria, juntémonos con la derecha para enfrentar a la derecha. Cuando uno tiene ese discurso, el que va a ganar es la derecha. Entonces es muy probable que termine siendo el partido de Macri quien gane las próximas elecciones.”

“Además, ese discurso, es un discurso también pasivizador del movimiento de lucha en las calles. Porque ella llama a unirnos con aquellos a quienes tuvimos que enfrentar con multitudinarias movilizaciones, y al mismo tiempo nos llama a no salir a las calles y a esperar que las cosas cambien con un voto en el próximo mes de octubre cuando sean alas elecciones. Lo mismo con Bolsonaro. Quienes dan el golpe institucional contra el gobierno de Dilma Rousseff, surgen de la misma coalición de gobierno del PT en Brasil. Y Dilma Rousseff fue durante su campaña una mujer en la que muchos sectores de la población tenían expectativas en que iba a legalizar el aborto e iba a tomar algunas medidas progresivas para el movimiento de mujeres, sin embargo, ella por la presión del lobby evangélico, que tiene mucho peso en el Congreso Brasileño, directamente quitó esos temas de su propia campaña y después el propio PT que le dio poder a esa bancada, que terminaron haciendo el golpe. Lo mismo hicieron en la campaña electoral reciente, con un discurso cada vez más moderado, y finalmente ganó Bolsonaro.

No sabemos cuál va a ser el resultado de esta época que estamos atravesando y de las conquistas y el desarrollo que podrá tener este movimiento de mujeres. Pero si nos entusiasma, como a Pastori y como a Nuria, el desafío de intervenir activamente en un fenómeno que probablemente sea histórico. Estamos atravesando un momento que quizá alguna vez se estudie en los libros de historia, pero que hoy es un proceso vivo, en el que estamos llamadas y llamados a intervenir.”

“Desarrollar sus tendencias más radicales, contra la influencia del reformismo que intenta limitar o limar las aristas más críticas y más subversivas de este movimiento, para poder confluir con las más amplias masas que esta sometidas a la explotación capitalista y a múltiples formas de opresión, es por lo que luchamos las mujeres socialistas revolucionarias que integramos la corriente internacional de mujeres Pan y Rosas, en Argentina, en Uruguay, en Brasil, en Chile, en Bolivia, en Perú, en Costa Rica, en México, en EEUU, en Alemania y en el Estado español, que son los lugares donde estamos construyendo nuestra corriente de mujeres feministas socialistas revolucionarias.

Porque una sociedad liberada de estas cadenas de la explotación y opresión que hoy someten a la inmensa mayoría de la humanidad, no es un deseo, sino que es una imperiosa necesidad para que la vía de la inmensa mayoría de la humanidad sea una vida que merezca realmente ser vivida. Por eso luchas y las invitamos a todas las presentes a sumarse a la construcción de una corriente de mujeres que pelee con esta perspectiva.”

La Izquierda Diario

 

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