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Medio Oriente :: 19/02/2008

El asesinato de un comandante de Hezbollah

Socialismo o Barbarie / La Haine
El asesinato de Mganiya traza nuevas reglas del conflicto entre la resistencia y el régimen israelí, en una guerra abierta en el espacio geográfico y en los instrumentos y objetivos

La noticia del asesinato del resistente Imad Magniya en una explosión que apuntó a su coche en Damasco, ha sido la principal noticia en los medios de información de Medio Oriente. Los medios aguardan la actitud de Hezbollah hacia la operación de asesinato la cual fue anunciada por el secretario general de Hezbollah, Sayed Hassan Nassrallah durante la procesión de Magniya en la Dhahiya Sur de Beirut.

Los análisis políticos han destacado la importancia del resistente Imad Magniya y su historial de lucha contra el enemigo israelí, sobre todo que era buscado por muchos estados, y estaba colocado en la lista de terrorismo por haber realizado operaciones guerrilleras contra israelíes y estadounidenses. Los medios están a la expectativa de la conmemoración del tercer aniversario del premier Rafik Hariri.

Las atenciones en el escenario político y mediático libanés y árabe se distribuyen entre la ceremonia del oficialismo libanés por el tercer aniversario del asesinato del premier Hariri, y la procesión popular y política convocada por Hezbollah en la despedida de uno de los más grandes dirigentes de la resistencia, el comandante Imad Mganiya quien cayó mártir en una operación de asesinato efectuada por los servicios secretos sionistas, tal como aparece en la elegía oficial emitida por la dirección de Hezbollah ayer.

El escenario libanés y árabe está cargado de preguntas y vaticinaciones

El importante discurso pronunciado por Sayed Hassan Nassrallah en el funeral del comandante mártir Imad Mganiya constituyó una materia para interacciones y debates que han rebosado el marco local trascendiendo a los niveles regional e internacional. Esto debido a que el asesinato de Mganiya traza nuevas reglas del conflicto entre la resistencia e Israel, en una guerra abierta en el espacio geográfico y en los instrumentos y objetivos. Fue expresiva la alusión de Sayed Nassrallah de que la Guerra de Julio sigue latente y que la alianza que estaba detrás de ella sigue la misma y que un cese total de fuego no ha sido anunciado. En el aspecto interno, Nassrallah subrayó el compromiso con la unidad y la paz civil, aunque a la vez fue categórico en su mensaje de atacar la hegemonía norteamericano-israelí sobre Líbano.

Sobre el terreno las unidades del ejército y la seguridad interna adoptan medidas estrictas para organizar el movimiento de las multitudes oficialistas y opositoras en los dos grandes eventos, y para evitar posibles roces a raíz de la congestión política que vive el país últimamente, sobre todo que el asesinato de Mganiya vino tras una serie de discursos ofensivas de los líderes oficialistas los cuales se centraron en apuntar a Hezbollah, a sus figuras y dirigentes.

Los discursos de la ceremonia por la memoria de Hariri será objeto de seguimiento a luz de informaciones periodísticas sobre nuevas mediaciones europeas y ante la probable cristalización de datos vinculados a los chances del arreglo en la próxima etapa, y esas son informaciones que en las posturas de los líderes oficialistas no ha aparecido ningún indicador serio sobre su veracidad a la sombra de lo que consideran numerosos analistas como una directriz norteamericana que prohíbe el arreglo, y donde estos colocan el asesinato de Mganiya en la casilla de hacer que el oficialismo perciba las capacidades de Israel y de EE.UU. a respaldarlo incitándole así a seguir con su rechazo a cualquier arreglo interno en Líbano.

La postura política que anunciará Hezbollah en la despedida de uno de los comandantes más grandes de la resistencia y uno de sus fundadores, también los medios de divulgación y los círculos políticos dentro y fuera de Líbano arrojan luz sobre la fisonomía de la respuesta de la resistencia al crimen de asesinato, mientras que la prensa libanesa ha transmitido hoy informaciones indicando que el secretario general de Hezbollah nombró a un sucesor del comandante mártir, Imad Mganiya y ha tomado los procedimientos organizativos adecuados; los medios de información han resaltado la capacidad de la resistencia a renacer vigorosamente cada vez que sufre una colosal pérdida de dirigentes y cuadros, y esto ha sido destacado por las declaraciones y los comentarios políticos.

La dimensión política del asesinato ha estado clara en la dimensión político–mediática del crimen del que Israel eludió oficialmente su responsabilidad, mientras que el Knesset (parlamento israelí) celebró a Olmert y lo felicitó por la operación que también Washington ha celebrado; la elusión israelí ha sido considerada la encarnación de un deseo norteamericano–israelí de no poner en una situación embarazosa al oficialismo libanés que se vería acorralada por una explícita presencia del factor israelí en las interacciones políticas libanesas y en la disputa que libran los oficialistas contra la resistencia y su armamento.

Algunas entidades mediáticas que giran en la órbita norteamericana se empeñan por usufructuar la acción de forma desorientada pues por una parte algunos medios y partes políticas en Líbano y la zona han guiñado hacia Siria debido al lugar del asesinato a pesar de que otros asesinatos habían ocurrido antes de líderes palestinos en Damasco, y a pesar de que la operación en sí apunta a Siria en forma y contenido, mientras que otros medios y partes sospechosas también han rumorado que un alto responsable sirio resultó herido en la detonación que ocasionó el martirilogio del comandante Imad Mganiya.

 

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