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Cuba :: 20/01/2007

El debate revolucionario sobre el socialismo en Cuba, nuestro debate

Roberto Cobas Avivar
Existen muchas cuestiones importantes en el debate intranet en Cuba sobre la libertad de expresión y creación artística (lo que en código comunicativo se ha dado en llamar "el asunto Pavón").

Carta Pública a Desiderio Navarro
Premio Nacional de Edición 2006
Fundador de la revista cubana Criterios

Existen muchas cuestiones importantes en el debate intranet en Cuba sobre la libertad de expresión y creación artística (lo que en código comunicativo se ha dado en llamar "el asunto Pavón").

Algunas parecen ser medulares. Y una de ellas es sin dudas que aflore desde la desinhibición del pensamiento y, ante todo, de la falta de censura de la palabra, el criterio y la opinión libre sobre un asunto que viene y va más allá del código comunicativo con que se reconoce.

Esto es de suma importancia expresarlo porque en los medios de comunicación pública en Cuba no aparece el debate. Cuestión que adquiere especial connotación cuando la Unión de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC, ante el indudable reconocimiento socio-político que en el pueblo poseen sus intelectuales y creadores, acaba de hacer público en los medios de comunicación de acceso general un comunicado "oficial" sobre un debate de indudable importancia, por trascender el ámbito de las preocupaciones del gremio que lo protagoniza y cuyo contenido se mantiene en intramuros. Se da miméticamente por "zanjado" y se le informa al pueblo la posición de una institución del pueblo sobre un asunto que le concierne, pero cuyos pormenores y esencia desconoce. ¿Serán las contradicciones determinantes de un proceso sociopolítico revolucionario zanjables por decreto? ; ¿estará el pueblo demasiado ocupado en el trabajo creador o en sus urgencias como para ocuparse por asuntos de intelectuales?

Sobre determinados aspectos de fondo del problema que ha suscitado el debate "no autorizado" en cuestión he querido invitar, como muchos otros cubanos, a pensar y a debatir en mi artículo: "CUBA. La Revolución no puede ser usurpada", publicado en Kaos en la Red (16.01.07) y que tuve a bien enviar directamente a los firmantes de una lista de correo electrónico intranet involucrados en el debate no público. En este artículo he considerado de importancia crítica advertir que el debate en cuestión no podía arrogarse el derecho de "propiedad privada", puesto que sus esencias reflejan contradicciones que no se reducen a problemas de un gremio de trabajadores virtuales, sino eslabonados, como sustancia del propio pueblo, dentro del sistema de organización y funcionamiento de las relaciones económicas y socio-políticas que determinan los problemas del movimiento de la realidad cubana.

El desentendimiento de los medios públicos con la palabra que emane del pensamiento crítico independiente se arroga el derecho de censura que sólo le cabe a la discriminación del destinatario de las ideas y no a sus intermediarios. Al permanecer cerrados los canales del debate público sobre cuestiones que conciernen el presente y el futuro de la sociedad, el partido y el estado conjuran la potencia creadora y revolucionaria de la transparencia de los conflictos internos. Y de esa manera se favorece la acumulación de contradicciones de fondo irresueltas que tienden a hacer implosivo el proceso sociopolítico. El proceder es, sin ninguna duda, profundamente contra-revolucionario.

Sobre problemas del proyecto sociopolítico cubano, su desenvolvimiento, sus problemas y perspectivas he tenido la oportunidad de escribir en una serie de ensayos y artículos publicados en distintos medios alternativos fuera de Cuba. Algunos de ellos, talvez los menos "controvertidos" para la percepción oficial, reproducidos por medios electrónicos cubanos. Y esa es la paradoja. Que gracias a medios alternativos fuera de Cuba se pueda exponer una línea de pensamiento crítico sobre la realidad cubana y los problemas del proyecto socialista de la Revolución. Más paradójico aún es que el pensamiento crítico que se da en Cuba no vea la luz pública en todo su esplendor fecundo dentro del país. La batalla de ideas a que convoca el partido no concierne el pensamiento crítico independiente. Aún cuando sea perfectamente claro que la calificación de independiente no significa por definición ni retrógrado ni progresista, ni revolucionario ni contra-revolucionario. Sino distancia insoslayable del pre-condicionamiento político de la idea, lo cual no implica ni mucho menos la falta de compromiso con el proyecto socialista. Puesto que es en el ruedo de la batalla de ideas y no en su gestación donde la discriminación de su valor social tendrá lugar y se hará políticamente eficiente. Es ése el sentido de la sinergia entre pensamiento crítico independiente y debate de las ideas que genere.

En Cuba sigue sin darse como debiera ni lo uno ni lo otro. Y ello es consecuencia inequívoca de la primacía del concepto y la práctica de que la democracia socialista necesita ser controlada. Para lo cual se esgrimen razones de estado que reflejan en última instancia el descreimiento en la cohesión del pueblo cubano alrededor del proyecto socialista.

No se trata entonces de la libertad de expresión artística o no. La libertad de expresión artística en Cuba ha defendido - con el saldo de "bajas" que toda lucha revolucionaria comporta si es verdadera - su espacio, a pesar precisamente de momentos como el llamado "quinquenio gris para la cultura cubana". Lo que está planteado en Cuba es la conculcación de la democracia en su más amplia y revolucionaria acepción. Y ése es el lastre medular que arrastra el proyecto sociopolítico cubano e impide la fecundidad de la democracia socialista, clave primera de la viabilidad del proyecto. Si la democracia burguesa constituye el soporte de las relaciones socioeconómicas basadas en la propiedad privada sobre los medios de producción y comunicación, la democracia controlada está al servicio del poder burocrático de la propiedad estatal sobre estos medios.

Por lo tanto, es importante insistir en que no se podrá discutir sobre democracia socialista sin debatir sobre democracia económica y soberanía ciudadana.

Pensar y debatir sobre democracia económica y soberanía ciudadana significa el cuestionamiento del modo de producción y de relaciones socioeconómicas que ha cumplido un largo ciclo de funcionamiento pos 1959 y ha determinado hasta el momento la organización de la vida social, económica y política. Se trata, en esencia, del planteamiento acerca de una cultura cualitativamente superior de la participación ciudadana.

El cuestionamiento del modo de producción y relaciones socioeconómicas establecidos no constituye un ejercicio académico ni ideológico, sino el análisis crítico de las causas que mantienen la economía cubana ensimismada en el círculo vicioso de la "economía de la carencia". No se trata del significado prosaico de la carencia económica sino de la cualidad de las relaciones de producción que la provocan. Pero se trata, ante todo, del principio de emancipación socio-humana que debe acotar el modo de producción.

Abrir los espacios políticos para el más amplio debate sobre los problemas del socialismo en Cuba es imperativo. Y esta necesidad debe superar todo oportunismo inhibitorio que intente imponerse tras el "síndrome cubano de la glasnot". Por lo que no se ha de creer que abrir tales espacios se dará sin confrontación entre el dogma político del centralismo democrático y el carácter emancipador de la democracia socialista.

Asumir el debate político abierto sobre los problemas del socialismo en Cuba exige liberar la acepción de la batalla de ideas de cualquier encorsetamiento político utilitarista para acendrarlo como una cultura transgresora en el acrisolamiento de la participación social directa.

Para ello será necesario aceptar que la dialéctica marxista constituye, más acá de su utilidad como material propio para citas académicas, un real instrumento para la transformación y la renovación socialista que necesita el proceso sociopolítico cubano.

No podrá existir espacio para la democracia ciudadana mientras no se transforme la naturaleza de la base económica que hoy sigue condicionando el funcionamiento verticalista de la estructura socio-política. Este planteamiento exige la negación de la creencia de la viabilidad del socialismo en Cuba en términos de eficiencia económica de su modo de producción, aún cuando la eficiencia económica sea, como lo es, una de las condiciones sin la cual no.

La libertad del ser social no se dará bajo cualquier forma de propiedad sobre los medios de producción que no niegue el fetiche de la propiedad. La propiedad estatal siendo una forma de propiedad no-privada sobre los medios de producción no rompe con el carácter fetichista burgués de la propiedad. Es decir, con el principio capitalista que le atribuye al sujeto de la propiedad el derecho a la apropiación del producto del trabajo. Y, por tal motivo, el derecho a la enajenación de su beneficio. Puesto que la condición imprescindible para que así sea radica en que el trabajador se convierta en mano de obra asalariada. El carácter de mercancía que de esta forma adquiere la fuerza de trabajo constituirá el fundamento de la alienación social del trabajador (incluido el "trabajador de la cultura").

La renovación socialista en Cuba apunta en primera instancia a la definitiva superación de la naturaleza del trabajo asalariado. Ello sólo puede darse mediante la transformación del sistema de propiedad estatal sobre los medios de producción.

Dejar de ser fuerza de trabajo asalariada, es decir, mano de obra empleada por el capital estatal, implica pasar a ser fuerza de trabajo auto retribuida. El principio de la auto remuneración comporta la esencia de la democracia económica. La auto remuneración significa la participación democrática de los trabajadores en la distribución del beneficio de su trabajo.Para lo cual tendrán primero los trabajadores que organizar el modo de producción según el principio de auto gestión de los procesos productivos y de distribución mercantil. Los instrumentos de producción de bienes materiales e inmateriales no podrán ser, por consiguiente, objeto de propiedad exclusiva ni individual ni colectiva. El concepto de la socialización de los medios de producción viene a negar todo fetiche de su propiedad, sean cuales fueren sus formas como propiedad privada o estatal.

El cuadro esbozado plantea la cuestión del poder económico. ¿A quién ha de pertenecer el poder económico en Cuba para que el proyecto socialista se sitúe en una trayectoria de viabilidad inequívoca?, ha sido el objeto de análisis que en un artículo de reciente publicación (Kaos en la Red) he intentado desarrollar con mayor detenimiento. Las respuestas a esta interrogante, formulada recientemente por el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, conciernen a la reformulación del sistema de propiedad estatal sobre los medios de producción. Del centro de este debate mayor en Cuba no podrá apartarse el problema de la transformación del patrón de acumulación estatal de capital hacia un patrón socializado de acumulación.

La soberanía ciudadana, en consecuencia, puede darse sólo en condiciones de libertad ante el capital y el trabajo. Es éste el momento que define el rumbo de las transformaciones estructurales ante las que se encuentra el proyecto socialista cubano. El reto de la renovación socialista es, como puede observarse, de naturaleza cultural.

Tengo la completa convicción que el pueblo en Cuba alimenta una profunda avidez por debatir y analizar, en cuantos espacios políticos pueda conquistar,acerca de los problemas trascendentales de la construcción del socialismo que protagoniza y que se desdoblan a pie de calle. Las múltiples manifestaciones fenoménicas de las contradicciones del proceso de transformaciones socioeconómicas en que se envuelve así lo hacen explícito.

Por la obvia imposibilidad de extender en una misiva el universo de problemas objeto de análisis, cuyas pautas y proyecciones le compete al debate mayor abierto de toda la sociedad cubana, de insoslayable importancia resulta que el reconocido trabajo de comunicación editorial de una revista como Criterios por Usted auspiciada, constituya un impulso para que revistas como Temas y otros muchos vehículos de comunicación dejen de ser, por voluntad o in-voluntad propia, sólo trincheras de ideas y asuman la ofensiva del reto de la palabra como verdadero jinete del pensamiento revolucionario y humanista que anida en el pueblo de Cuba, ejecutor y único garante del proyecto socialista.

España, enero del 2007
Kaos en la Red


PD: en el sitio Kaos en la Red aparecen algunos de los trabajos en que reflexiono acerca de los problemas de la construcción del socialismo en Cuba. En la revista cubana Cuba Siglo XXI http://www.nodo50.org/cubasigloXXI/politica2.htm, en la Revista Cubana de Filosofía http://www.filosofiacuba.org/Revista.htm (sección a debate), así como otras accesibles en la Red, podrá encontrar publicaciones que complementan el ámbito de pensamiento que a este respecto expongo.

 

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